La burocracia para comprar dos ovejas que desbrozasen mi jard¨ªn
Cuando la profesora de Ecolog¨ªa Cristina Herrero decidi¨® prolongar su confinamiento rural e instalarse en un pueblo con sus tres hijos, poner Internet por sat¨¦lite para teletrabajar fue lo f¨¢cil
Cuando cerraron los colegios en marzo, tuve la suerte de irme con mis tres hijos a pasar la cuarentena en una finca familiar cerca de Cenicientos, provincia de Madrid. En cuanto la cosa se fue alargando pusimos Internet por sat¨¦lite y aquello se convirti¨® en el para¨ªso perfecto para teletrabajar mientras los ni?os constru¨ªan su herbario. Sin embargo, la primavera era lluviosa, la maleza crec¨ªa por doquier, las garrapatas hac¨ªan estragos entre los ni?os contagi¨¢ndoles la enfermedad del Tibola, y no d¨¢bamos abasto con las dos desbrozadoras que compramos; la primera online, para principiantes, y la segunda, de una marca conocida, con repuestos conocidos y servicio t¨¦cnico presencial, para profesionales. ?No ser¨ªa m¨¢s sencillo tener un par de ovejas que se comieran todo esto? Nos hicimos la pregunta obvia. Y ah¨ª empez¨® el periplo.
Tira de contactos, busca pastores, habla con ellos¡ Olv¨ªdate. ¡°?No tienes el c¨®digo REGA [Registro General de Explotaciones Ganaderas]? No puedo hacerte una gu¨ªa [un documento de transporte de animales]¡±. El Topo, hijo de resinero y pastor curtido de Sotillo de La Adrada, despu¨¦s de despotricar contra las m¨²ltiples normativas que debe cumplir para que pastoreen sus 1.000 ovejas, me dijo que sin gu¨ªa no me pod¨ªa vender ni un par, y que tampoco pod¨ªa prest¨¢rmelas: su reba?o est¨¢ en ?vila, no puede cruzar a Madrid. El Topo no quiere que su hijo adolescente siga sus pasos, los corderos se venden demasiado baratos, los tr¨¢mites para que puedan comer incluso en terrenos bald¨ªos son excesivos y, adem¨¢s, se deja un dineral en veterinarios para que marquen cada oveja con un bolo que les meten hasta el est¨®mago con el riesgo de herirlas (antes, ¨¦l mismo pod¨ªa ponerles el crotal en las orejas). El pastor me ofreci¨® venderme su burro, pero al no tener el c¨®digo REGA, no puedo comprarlo legalmente.
Mientras la maleza segu¨ªa creciendo, al igual que el riesgo de incendios y las garrapatas, tambi¨¦n lo hac¨ªa la incipiente granja: tras mucho averiguar (¡°?buscas gallinas por aqu¨ª?¡±, me preguntan con cara de sorpresa), al menos pude comprar 12 ponedoras rojas a Manolo, el de los piensos, no s¨¦ si legalmente, la verdad. En tugallinaonline.es, opci¨®n f¨¢cil si tienes conexi¨®n por sat¨¦lite, estaban sin stock.
Tanto tr¨¢mite para dos ovejas me pill¨® por sorpresa, yo solo quer¨ªa desbrozar el jard¨ªn, as¨ª que fui al Ayuntamiento de Cenicientos a corroborarlo. Una se?ora que esperaba delante de m¨ª me desincentiv¨® a pedir el REGA: lo llevaba esperando un a?o y me adelant¨® que adem¨¢s necesitar¨ªa un informe de impacto ambiental, otro de un veterinario y otro de un arquitecto que afirme que el terreno es r¨²stico. Cada vez ve¨ªa m¨¢s lejos a las ovejas pastando enfrente de casa, pero insist¨ª. El concejal muy amablemente me dio el tel¨¦fono de un par de pastores de la zona, sin ¨¦xito: sin REGA no me las vend¨ªan y les ven¨ªa muy mal traerlas de prestado.
Finalmente, Borja, un ganadero de Cenicientos, me hizo el favor de prestarme cuatro terneras que comenzaron a comer maleza. No eran ovejas y al principio costaba que no campasen a sus anchas y se comiesen las lechugas de la huerta, a lo que hay que sumar el espect¨¢culo sanferminesco de ver cuatro terneritas de 300 kilos correr jard¨ªn abajo.
Exorcizado el riesgo de incendios con el desbroce de las terneras, a¨²n quiero mis ovejas. Y un burro. Legal. Ya instalados, el sue?o de la granja es imparable as¨ª que hice la ¡°solicitud de licencia de c¨®digo REGA¡± para dos burros, cuatro ovejas, cuatro cabras, cinco ocas y 15 gallinas. Al tiempo, vino el arquitecto municipal y dio el visto bueno especificando que la finca est¨¢ vallada y tiene puertas accesibles. Cuatro meses despu¨¦s acabo de recibir la autorizaci¨®n oficial del Ayuntamiento de Cenicientos. Tras pagar la correspondiente tasa, debo ir a la delegaci¨®n de Agricultura y Ganader¨ªa de San Mart¨ªn de Valdeiglesias a solicitar formalmente el REGA. Junto al informe de un veterinario que indique los controles sanitarios (tambi¨¦n de pago), un plano de situaci¨®n que especifique lo que voy a tener y d¨®nde, el permiso del Ayuntamiento de Cenicientos ya concedido y el formulario de solicitud, lo enviar¨¢n al ¨¢rea de ganader¨ªa de Madrid, que ser¨¢ qui¨¦n me conceder¨¢ ¡ªo no¡ª el permiso, puede que previa visita a las instalaciones. Podr¨ªa hacer el registro de manera telem¨¢tica con mi firma electr¨®nica, pero la conexi¨®n sat¨¦lite a veces falla y a estas alturas casi mejor ir en persona, no sea que falte otro papel. Tambi¨¦n quer¨ªa poner colmenas, pero para eso necesito iniciar otro tr¨¢mite, as¨ª que mi propia miel tendr¨¢ que esperar.
Hasta aqu¨ª las an¨¦cdotas de una privilegiada urbanita confinada con sus hijos en el campo. Mi reflexi¨®n profesional como ec¨®loga: el control del ganado por motivos sanitarios es imprescindible, incluso para dos ovejas. Obviarlo ser¨ªa una irresponsabilidad. Dicho esto, a trav¨¦s de este periplo he podido charlar largo y tendido con varias personas dedicadas a la ganader¨ªa y la mayor¨ªa se queja de la legislaci¨®n vigente y las dificultades administrativas para poder vivir de su ganado. Todos dicen preferir que se eliminen las subvenciones y vender sus corderos o terneras al precio que valen, y no al mismo de hace 30 a?os. Evidentemente, para que todo esto sea as¨ª existen razones de peso, principalmente de mercado y una normativa europea que no siempre beneficia al campo castellano. Pero, para cuidar a la Espa?a vac¨ªa de la que tanto se habla, entre otras medidas quiz¨¢s habr¨ªa tambi¨¦n que facilitar la vida a agricultores y ganaderos, al menos a los de peque?a escala, simplificando requisitos administrativos. Y esto sin hablar de la normativa extra que existe cuando se encuentran dentro de los l¨ªmites de las ¨¢reas protegidas, como hemos demostrado con mi grupo de investigaci¨®n de la Universidad Complutense. Un ejemplo: un ganadero de Mataelpino, dentro del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, fue multado hace un tiempo por arreglar una valla que hab¨ªan tumbado sus vacas. Tanta normativa favorece un proceso de abandono rural que ya de por s¨ª es dif¨ªcil de frenar, o desincentiva la nueva ocupaci¨®n rural. Y en paisajes culturales multifuncionales como el nuestro, el abandono de la actividad agraria tradicional supone, entre otras cosas, la simplificaci¨®n de paisajes, p¨¦rdida de biodiversidad y de generaci¨®n de servicios ecosist¨¦micos de regulaci¨®n y abastecimiento. ?Ocurrir¨¢ lo mismo en otros pa¨ªses europeos? ?Har¨¢ falta un REGA, o similar, tan laborioso para que dos ovejas se coman el pasto? Mi marido, de un pa¨ªs con un medio rural vivo como es Argentina, no da cr¨¦dito. Estoy buscando recursos para investigarlo.
Cristina Herrero J¨¢uregui es investigadora del Departamento de Biodiversidad, Ecolog¨ªa y Evoluci¨®n de la Universidad Complutense de Madrid.
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