¡°Tenemos un problema radical, las empresas tienen derechos y la naturaleza no¡±
Teresa Vicente, la profesora detr¨¢s de la iniciativa que ha conseguido m¨¢s de medio mill¨®n de firmas para dar personalidad jur¨ªdica al mar Menor, considera que esta nueva corriente es imparable


Cuenta la abogada Teresa Vicente (59 a?os, Lorca) que hace unos d¨ªas se subi¨® a un taxi y el conductor le pregunt¨® si quer¨ªa respaldar con su firma una propuesta para crear una ley que otorgue derechos propios al mar Menor y poder as¨ª defender en los tribunales esta laguna murciana en estado cr¨ªtico. El taxista no sab¨ªa que la pasajera que llevaba en el coche era justamente la profesora de Filosof¨ªa del Derecho de la Universidad de Murcia que ha impulsado esta iniciativa legislativa popular (ILP). Y la an¨¦cdota muestra hasta qu¨¦ punto se han implicado ciudadanos en esta regi¨®n para llegar al objetivo alcanzado: m¨¢s de medio mill¨®n de firmas para que la proposici¨®n de ley pueda ser debatida en el Congreso.
Pregunta. ?C¨®mo surge la idea de dar derechos al mar Menor?
Respuesta. Fue en 2019, despu¨¦s de venir de la Universidad de Reading [en Reino Unido], del Centro de Justicia y Clima, donde estuve becada para estudiar los casos en todo el planeta que ya hab¨ªan reconocido personalidad jur¨ªdica y derechos propios a ecosistemas con gran valor ecol¨®gico y en peligro. Cuando yo vuelvo se lo cuento a mis alumnos y ellos proponen hacerlo para el mar Menor, porque ya hab¨ªa ocurrido el episodio de los peces muertos por la DANA de octubre de ese a?o.
P. ?Cu¨¢les son esos ecosistemas a los que han dado ya derechos en otras partes del mundo?
R. Hay muchos casos, pero yo estudi¨¦ tres: el del r¨ªo Atrato (en Colombia), que se hizo por v¨ªa del Tribunal Constitucional; el del r¨ªo Whanganui (en Nueva Zelanda), que fue en el Parlamento; y el del lago Erie (entre Estados Unidos y Canad¨¢), que surgi¨® con un refer¨¦ndum apoyado por el municipio de Toledo. En Nueva Zelanda, una ley dio la raz¨®n al pueblo Whanganui, que llevaba desde el siglo XIX reivindicando los derechos del r¨ªo. La Corona brit¨¢nica hab¨ªa reconocido los derechos de los ind¨ªgenas, pero estos no entend¨ªan por qu¨¦ no pod¨ªa tenerlos tambi¨¦n un r¨ªo. Ellos dec¨ªan: ¡®Yo soy el r¨ªo, el r¨ªo soy yo¡¯.
P. Al mismo tiempo que se otorgan derechos a la naturaleza en distintos puntos del mundo, tambi¨¦n hay juristas que tratan de incorporar el ecocidio, como delito contra el medio ambiente, en la Corte Penal Internacional. ?Qu¨¦ est¨¢ pasando con el Derecho y el medio ambiente?
R. El ecocidio y los derechos de la naturaleza tienen un gran paralelismo con lo que ocurri¨® en el siglo pasado con el genocidio y la carta de los derechos universales de las personas. Hay una novela preciosa de Philippe Sands, La calle Este-Oeste, que cuenta las discusiones entre los juristas con el delito del genocidio, despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial. No era algo que estuviera en la mente de nadie. Y justo Sands est¨¢ ahora metido con el nuevo delito del ecocidio. Si en el siglo XX, despu¨¦s de vivir la cat¨¢strofe de las guerras mundiales, nos damos cuentan que las personas tenemos derechos b¨¢sicos, que no pueden ser exclusivos de una minor¨ªa y que cuando se violan de forma colectiva es un grave delito, ahora nos est¨¢ pasando lo mismo con la naturaleza. Los derechos se reconocen y se lucha por ellos cuando se violan. Este movimiento es imparable.
P. Algunas personas piensan que estos planteamientos son muy radicales.
R. Las cr¨ªticas que nos hacen a nosotros son las mismas que se hac¨ªan cuando se intentaba pasar del modelo liberal al modelo social. Los del modelo liberal dec¨ªan que lo que propon¨ªan los otros se cargaba el estado de Derecho. Siempre que se avanza en un modelo m¨¢s justo, el grupo que mantiene el statu quo intenta que la otra corriente no salga adelante. Esta es la historia del pensamiento jur¨ªdico. Esto es algo radical porque tenemos un problema radical, las empresas tienen derechos y la naturaleza no.
P. Tambi¨¦n ha comparado lo que supone otorgar personalidad jur¨ªdica al mar Menor con los avances en los derechos de las mujeres en Espa?a.
R. Cuando yo era peque?ica, ve¨ªa a mujeres que ven¨ªan a casa donde mi padre ten¨ªa el despacho de abogado. Se quejaban de maltrato familiar o de violaciones, pero no pod¨ªan ir ellas mismas a los juzgados. Yo preguntaba a mi padre por qu¨¦ no pod¨ªan y ¨¦l me dec¨ªa: no tienen personalidad jur¨ªdica, no tienen capacidad jur¨ªdica, no tienen capacidad de obrar. A m¨ª eso se me qued¨® grabado. He discutido muchas veces con profesores de Civil que me dicen que las mujeres s¨ª ten¨ªan personalidad jur¨ªdica, pero qu¨¦ es una personalidad jur¨ªdica si t¨² no tienes derechos. Eso no vale para nada.
P. ?Qu¨¦ vinculaci¨®n tiene con el mar Menor?
R. Para todas las murcianas y murcianos, el mar Menor es una se?a de identidad. Para todos, para los ricos, para los pobres, para los de izquierdas, para los de derechas¡ es nuestra identidad cultural. Mi adolescencia la pas¨¦ en el mar Menor, es donde ¨ªbamos a navegar y donde hac¨ªamos las fiestas. Es algo que nos toca el coraz¨®n.
P. ?C¨®mo ha influido en la campa?a de firmas para dar derechos a este ecosistema la aparici¨®n de toneladas de peces muertos el pasado mes de agosto?
R. Para nosotros, el mar Menor habl¨®. Lo que pas¨® en el mes de agosto fue un grito: esa semana recogimos 100.000 firmas.
P. ?Se sorprende de haber conseguido tanto apoyo ciudadano?
R. Lo hemos conseguido sin tener ninguna estructura, ni ninguna organizaci¨®n detr¨¢s. No ha habido ning¨²n partido pol¨ªtico, ninguna ONG, ni siquiera Greenpeace, nadie, no hemos tenido ninguna estructura que nos haya apoyado, hemos sido nosotros solos. Somos como un equipo de f¨²tbol de un pa¨ªs pobre sin recursos que de pronto se pone el primero. Y en el camino, nos han pasado cosas preciosas. Los reclusos de las dos c¨¢rceles y del centro de internamiento de la Regi¨®n de Murcia solicitaron que fu¨¦ramos a explicarles qu¨¦ era esta iniciativa legislativa popular y quisieron firmar para dar derechos al mar Menor. Los presos firmaron. Esto es algo que te emociona.
P. ?En qu¨¦ consiste de forma espec¨ªfica su propuesta para el mar Menor?
R. Lo que proponemos es que el mar Menor tenga una carta de derechos y esos derechos deben garantizar el derecho a vivir, el derecho a desarrollarse seg¨²n sus propias estructuras internas, el derecho a respetar su ley ecol¨®gica, el derecho a reparar el da?o y el derecho a la resiliencia, es decir, a recuperarse. El mar Menor est¨¢ en la UVI, pero no est¨¢ muerto.
P. ?Y c¨®mo se van a defender esos derechos?
R. Pues como una organizaci¨®n independiente, que est¨¢ formada por tres patas: cient¨ªficos independientes de reconocido prestigio; los que se llaman guardianes o guardianas del ecosistema, que son personas ribere?as que viven del ecosistema; y los tutores legales, donde estar¨ªa la Administraci¨®n y representantes de la ciudadan¨ªa. La administraci¨®n va a estar, pero ya no va a ser la voz del mar Menor.
P. ?Cree que se puede realmente detener la degradaci¨®n de la laguna en los tribunales?
R. Podemos ver qu¨¦ est¨¢ pasando en pa¨ªses m¨¢s avanzados en este modelo, como en Ecuador, en cuya Constituci¨®n se dice ya que la naturaleza tiene derechos propios. Y no pueden violarse esos derechos. As¨ª queda patente en una sentencia contra una empresa en defensa del r¨ªo Vilcabamba.
Puedes seguir a CLIMA Y MEDIO AMBIENTE en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
