¡°Nos enfrentamos al colonialismo clim¨¢tico: compa?¨ªas ricas y contaminantes se lucran de nuestra destrucci¨®n¡±
Discurso de la activista clim¨¢tica en la apertura de la Cumbre del Clima en representaci¨®n de Samoa, uno de los archipi¨¦lagos m¨¢s amenazados por el calentamiento del planeta
Mientras viajaba en el tren a Glasgow para asistir a la cumbre del clima de la ONU hace unos d¨ªas, sent¨ª el enorme poder de mi pueblo y mis antepasados a mi alrededor. Soy de Samoa, una de las regiones que menos contribuye y, sin embargo, una de las m¨¢s amenazadas por el colapso clim¨¢tico. Me convert¨ª en activista del clima a los 11 a?os, y he liderado movimientos ciudadanos de justicia clim¨¢tica durante la mayor parte de mi vida.
Estoy aqu¨ª para traer conmigo las voces de nuestras comunidades, de quienes no pudieron venir por la covid y la injusta desigualdad en la distribuci¨®n de las vacunas. Traigo conmigo las voces de un Pac¨ªfico que se niega a rendirse. El tiempo se agota para mis islas y no admitiremos m¨¢s fallos de los l¨ªderes mundiales. Sabemos, tal y como nos muestra el reciente informe cient¨ªfico del IPCC, que no est¨¢n haciendo lo suficiente. La COP26 debe resultar en soluciones concretas de forma urgente, y estamos aqu¨ª para obligarles a actuar.
El lunes, al comienzo de la cumbre, record¨¦ a los l¨ªderes mundiales que ¡°sus salas de reuniones y sus borradores no son solo objetos en blanco y negro; que en sus palabras empu?an las armas que pueden salvarnos o vendernos por lucro y poder¡±. S¨ª, la cumbre del clima es un gigantesco monstruo burocr¨¢tico, pero todas esas palabras podr¨ªan tener consecuencias. ?Tendr¨¢n la voluntad pol¨ªtica de hacer lo correcto, de blandir las palabras correctas y, a continuaci¨®n, ejecutar esas acciones tan esperadas como retrasadas?
Si no es as¨ª tendremos que seguir luchando. Una parte importante de mi historia como nativa de las islas del Pac¨ªfico es la canoa, y uno puede imaginarse que las negociaciones clim¨¢ticas son una br¨²jula que gu¨ªe nuestra canoa a un puerto seguro. Pero no dependemos de ella. Mis antepasados no ten¨ªan br¨²julas que les ayudasen a navegar por el oc¨¦ano, y, si la Cumbre de Glasgow nos falla, nosotras y nosotros, el pueblo, guiaremos la canoa obligando a actuar a quienes ostentan el poder.
Durante cientos de a?os, mi pueblo ha mostrado gran resiliencia. Hemos luchado contra nuestros colonizadores y los hemos hecho cambiar. Ahora que el resto del mundo empieza a sufrir los efectos del cambio clim¨¢tico tal y como ya lo hacemos en las islas del Pac¨ªfico, podemos ense?aros a luchar como nosotros.
Desde el mismo momento en el que los Estados Unidos, Alemania y Gran Breta?a comenzaron a intentar colonizar Samoa, intentaron despojarnos de nuestra cultura. En cierto sentido los colonizadores reconocieron que nuestro conocimiento, nuestras creencias y nuestra forma de hacer las cosas eran nuestra fuente de man¨¢, nuestro poder. Por eso, uno de nuestros mensajes principales en la declaraci¨®n Youth 4 Pacific que hemos tra¨ªdo a la COP es que la sabidur¨ªa ind¨ªgena debe ser respetada como forma de ciencia del clima.
Luchamos contra los colonizadores que quer¨ªan acabar con nuestra cultura y conseguimos la independencia, pero ahora vivimos una revoluci¨®n distinta. Ahora nos enfrentamos al colonialismo clim¨¢tico: compa?¨ªas ricas y contaminantes se lucran de nuestra destrucci¨®n.
Todas estas luchas est¨¢n conectadas. La crisis clim¨¢tica y las desigualdades sociales son s¨ªntomas de un mundo moldeado por el colonialismo y el capitalismo, siendo ambas formas de organizaci¨®n social que sit¨²an el confort de un grupo sobre las vidas de otro.
Por eso ya hace una d¨¦cada que las tormentas en el Pac¨ªfico se vuelven m¨¢s violentas, las sequ¨ªas son m¨¢s largas y las inundaciones m¨¢s profundas. Los pescadores no pueden alimentar a sus familias, y las tiendas de barrio devastadas por los ciclones se reconstruyen solo para ser, de nuevo, destruidas por las crecidas.
Si una parte de la canoa se rompe, toda la canoa se hunde. Lo que ahora pasa en las islas del Pac¨ªfico es un aviso al resto del mundo.
Podemos mostraros lo que viene, pero tambi¨¦n ense?aros a sobrevivir. Nuestra resiliencia significa que nos adaptamos. Cuando casi no queda pescado, nuestros barcos se arriesgan a ir m¨¢s lejos. Cuando los vientos destruyen nuestros hogares y nuestros negocios, el pueblo se detiene y se une para repararlos.
Sin embargo, no podemos seguir as¨ª. No podemos seguir permitiendo que la crisis clim¨¢tica haga inhabitables nuestras islas. La declaraci¨®n que traemos a la COP tambi¨¦n dice que nos negamos a dejarlas. Forzar a todo un pueblo a emigrar para que los superricos del mundo puedan seguir quemando petr¨®leo y carb¨®n no es una soluci¨®n. Y si los l¨ªderes mundiales permiten que esto ocurra en el Pac¨ªfico, el resto del mundo nos seguir¨¢.
Todas y todos sabemos que debemos castigar a los pol¨ªticos que nos fallen. Por supuesto que tendr¨ªamos que elegir otras papeletas la pr¨®xima vez. Pero podemos hacer mucho m¨¢s. ?nete a una organizaci¨®n ecologista de base, a una asociaci¨®n estudiantil por el clima o a un programa de voluntariado. Este es el tipo de organizaci¨®n que puede pedir cuentas a quienes est¨¢n en el poder una vez acabe la COP.
Una de las guerreras clim¨¢ticas del Pac¨ªfico de nuestra delegaci¨®n en Glasgow es bailarina, es su manera de comunicar el mensaje. Otro es educador, y trabaja a trav¨¦s de sus estudiantes. Otra se present¨® a un concurso de belleza para usarlo como plataforma para hablar de justicia clim¨¢tica. Tu manera de proteger el mundo depende de qui¨¦n seas.
No somos solamente v¨ªctimas de esta crisis. No nos ahogamos, sino que luchamos. Y ahora el mundo tiene que escucharnos y seguir nuestros pasos.
Brianna Fruean es activista clim¨¢tica samoana y miembro de la delegaci¨®n de Pacific Climate Warriors en la COP26
Puedes seguir a CLIMA Y MEDIO AMBIENTE en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.