Los peores incendios forestales de Espa?a: c¨®mo se est¨¢n intensificando los monstruos de fuego
Las estad¨ªsticas oficiales desde 1968 muestran que hoy se apagan antes las llamas en los montes, pero estas mejoras en extinci¨®n est¨¢n tapando la aparici¨®n de fuegos m¨¢s peligrosos
El incendio de la sierra de la Culebra (Zamora) no entrar¨¢ en las estad¨ªsticas como el m¨¢s devastador de la historia de Espa?a. Aunque los primeros c¨¢lculos realizados a vista de helic¨®ptero hablaban de m¨¢s de 30.000 hect¨¢reas calcinadas, mediciones posteriores del programa europeo Copernicus a partir de im¨¢genes de sat¨¦lite reducen esta cifra a 22.760 hect¨¢reas de superficie forestal (25.216 si se incluyen tierras agr¨ªcolas). En cualquier caso, s¨ª est¨¢ entre los peores monstruos de fuego desde que comenz¨® la serie hist¨®rica oficial en 1968. Seg¨²n la base de datos estatal, con los cerca de 2.000 grandes incendios de estos ¨²ltimos m¨¢s de 50 a?os, a la que ha tenido acceso EL PA?S, se trata de la d¨¦cima vez que un fuego supera las 20.000 hect¨¢reas forestales calcinadas y en la mitad de los casos esto ha sucedido en lo que llevamos de siglo XXI. Entre esos fuegos modernos, est¨¢n tambi¨¦n los m¨¢s devastadores.
Hasta ahora, los peores de estos superincendios registrados en Espa?a fueron los de Minas de Riotinto/Berrocal (Huelva y Sevilla) del a?o 2004, con 29.867 hect¨¢reas calcinadas, y el de Cortes de Pall¨¢s (Valencia) de 2012, con 28.879 hect¨¢reas (estas cifras se refieren solo a la superficie forestal, no consideran los da?os a cultivos agr¨ªcolas). Los otros ocurrieron en un caso en 1979, cuatro de ellos en 1994, y el resto en 2012, 2021 y ahora, en 2022. ?Destruyen m¨¢s hoy en d¨ªa los fuegos que en el pasado?
De acuerdo a la terminolog¨ªa empleada en las estad¨ªsticas estatales, que considera grandes incendios forestales (GIF) a todos aquellos que hayan quemado m¨¢s de 500 hect¨¢reas, lo que dicen las cifras oficiales es que en la actualidad se registran menos de estos fuegos, seg¨²n esta base de datos coordinada por el Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica a partir de la informaci¨®n remitida por las comunidades aut¨®nomas. Comparado con el m¨¢ximo pico de la serie hist¨®rica, que se dio en 1985, cuando se produjeron 160 de estos incendios de m¨¢s de 500 hect¨¢reas, en 2018 tuvieron lugar tres, en 2019 fueron 14, en 2020 llegaron a 19 y el a?o pasado se quedaron en 18. Esto prueba los importantes avances en los servicios de extinci¨®n del pa¨ªs, que en la mayor¨ªa de los casos acaban hoy con las llamas en los montes de forma r¨¢pida, antes de que lleguen ni siquiera a quemar una hect¨¢rea. Sin embargo, esta solo es una parte de la realidad, pues a la vez que bajan los fuegos grandes aumenta la proporci¨®n de los monstruos m¨¢s peligrosos, los superincendios de tama?o excepcional que superan los medios de extinci¨®n.
Para Ferran Dalmau-Rovira, ingeniero forestal y director de la consultora ambiental Medi XXI GSA, precisamente esta alta eficacia de los servicios de extinci¨®n de las ¨²ltimas d¨¦cadas es uno de los factores que alimentan estos descomunales incendios, pues el fuego ha dejado de limpiar los bosques de forma natural. ¡°Es la paradoja de la extinci¨®n: a medida que nos volvemos m¨¢s eficaces apagando fuegos forestales, favorecemos la existencia de grandes incendios porque se acumula m¨¢s material combustible¡±, asegura. ¡°A esto hay que a?adir que hemos excluido a los herb¨ªvoros y a los humanos de estos ecosistemas, que consum¨ªan parte de esa biomasa. Antes estos grandes incendios eran imposibles porque la gente usaba la le?a para cocinar y calentarse, pero hemos pasado de una sobrexplotaci¨®n de muchas zonas forestales a principios de siglo XX, a un exceso de abandono en la actualidad¡±.
Marc Castellnou, jefe de Grupo de Actuaciones Forestales (GRAF) de los bomberos de Catalu?a, est¨¢ de acuerdo en que el mayor ¨¦xito en la eliminaci¨®n de incendios ¡°m¨¢s d¨®ciles¡± contribuye a fabricar otros ¡°m¨¢s extremos¡±, al favorecer no solo que haya mayor carga de material combustible sino tambi¨¦n un paisaje forestal m¨¢s continuo por donde pueden avanzar las llamas. Pero, adem¨¢s, este bombero cree que la mejora de los servicios de extinci¨®n est¨¢ justamente tapando en las estad¨ªsticas la intensificaci¨®n de los incendios, pues defiende que un fuego grande actual no es igual que otro que quemara las mismas hect¨¢reas hace 40 a?os. ¡°Nosotros tenemos una capacidad de extinci¨®n ahora que es casi tres veces la de los a?os ochenta¡±, se?ala el bombero. ¡°Los pol¨ªticos dicen: seg¨²n las estad¨ªsticas vamos mejor. Pero no, no vamos mejor, ni de co?a¡±.
El jefe del GRAF de los bomberos de Catalu?a considera que la superficie ardida no es un buen indicador de c¨®mo quema un incendio y aporta otras mediciones que dan una visi¨®n muy diferente, como la velocidad de las llamas o su intensidad. ¡°Estos grandes incendios actuales son casi un 200% m¨¢s r¨¢pidos de lo que eran, su velocidad media ha pasado de 0,8-1,2 kil¨®metros por hora a los 2,3 kil¨®metros por hora de hoy en d¨ªa. Y la media de intensidad de los incendios de copa antes era de unos 8.000-10.000 kilovatios metro, pero ahora est¨¢n superando los 60.000 kilovatios metro¡±, incide. ¡°Estas son medidas reales de comportamiento de incendios y van en aumento sin discusi¨®n¡±, subraya Castellnou, que recalca que ¡°en Portugal ha habido incendios de 140.000 kilovatios metro de intensidad y en la sierra de la Culebra se lleg¨® a 90.000 kilovatios metro¡±.
Al acumularse m¨¢s material combustible en zonas forestales, los fuegos pueden convertirse en un infierno incluso sin llegar a dimensiones extraordinarias. As¨ª lo asegura Dalmau-Rovira, que cuenta que en el Congreso Forestal Espa?ol celebrado esta semana en Lleida se puso como ejemplo el incendio de Castellv¨ª de Rosanes (Barcelona) de 2021, que ni aparece en la lista de grandes fuegos, dado que quem¨® 197 hect¨¢reas. Como explica este ingeniero forestal, los bomberos que acudieron a apagarlo el a?o pasado se quedaron perplejos al ver c¨®mo las llamas generaban dos piroc¨²mulos, una de las peores pesadillas en un fuego (nubes convectivas que disparan su virulencia). ¡°En 40 a?os se ha duplicado en el pa¨ªs la cantidad de energ¨ªa acumulada en los montes en forma de biomasa, por la reducci¨®n de herb¨ªvoros y el abandono de zonas rurales¡±, destaca.
Elsa Pastor, investigadora del Centro de Estudios del Riesgo Tecnol¨®gico (CERTEC), tambi¨¦n considera que se est¨¢ producido una intensificaci¨®n de los fuegos. Seg¨²n recalca, ¡°en Catalu?a se ha comprobado que hay m¨¢s incendios que sobrepasan los 10.000 kilovatios metro de intensidad¡±.
A pesar de ello, las estad¨ªsticas prueban que en la actualidad no se queman m¨¢s hect¨¢reas anuales que en el pasado, aunque s¨ª se ve un aumento de la superficie media calcinada en los incendios en las ¨²ltimas d¨¦cadas. En realidad, los m¨¢s de 50 a?os de la Estad¨ªstica General de Incendios Forestales (EGIF) muestran una gran variabilidad a?o a a?o por otro factor decisivo: el clima. El caso m¨¢s evidente es 1994. Este fue un a?o catastr¨®fico marcado por una ola de calor temprana a finales de junio, tras un duro periodo de sequ¨ªa en gran parte de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. El resultado fueron 88 grandes incendios que arrasaron m¨¢s de 335.749 hect¨¢reas, entre ellos, cuatro de los 10 peores incendios de la historia: en Millares (Valencia), Requena (Valencia), Villarluego/Olocau del Rey (Teruel y Castell¨®n) y Hell¨ªn/Moratalla (Albacete y Murcia).
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En la sierra de la Culebra, este mes de junio, tambi¨¦n se sab¨ªa que el calor iba a ser extremo, por eso sorprende que no se ampliara la alerta. Como incide Lourdes Hern¨¢ndez, experta en incendios forestales de la organizaci¨®n ecologista WWF, all¨ª hubo 40 grados de temperatura y una sequedad excepcional, junto a vientos racheados. ¡°En estas situaciones es imposible apagar el fuego, pues se vuelve demasiado peligroso para los bomberos¡±, se?ala la ecologista, que recuerda que estas olas de calor ser¨¢n m¨¢s frecuentes con el cambio clim¨¢tico.
Seg¨²n Jos¨¦ Ram¨®n Gonz¨¢lez Pan, vocal del Colegio de Ingenieros T¨¦cnicos Forestales, con gran experiencia en la lucha contra incendios, ¡°en el Mediterr¨¢neo cada vez las condiciones son peores¡±. Como recalca, ¡°la estad¨ªstica dice que ha bajado en el n¨²mero de siniestros y la superficie quemada, pero cuando ocurre un incendio grande se ve que hay mucha vegetaci¨®n seca por el abandono rural y la falta de actuaci¨®n en el territorio¡±. Lo mismo opina Javier Madrigal, profesor de la Escuela T¨¦cnica Superior de Ingenieros de Montes de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid: ¡°Desde el punto de vista de extinci¨®n tenemos buenos medios en el ¨¢mbito auton¨®mico y estatal, pero nos falla el paisaje, que no est¨¢ preparado para estos incendios, y eso es consecuencia de una cuesti¨®n sociocultural y la falta de inversi¨®n en zonas rurales¡±, incide. ¡°Al abandono rural se une la falta de gesti¨®n forestal, si esto coincide con una ola de calor fuerte, cualquier punto de ignici¨®n puede ser inabordable desde el principio, como ha pasado en Zamora¡±, se?ala Madrigal, que llama la atenci¨®n en que este incendio comenz¨® de forma natural, por la ca¨ªda de rayos.
?Se pueden frenar los superincendios aumentando todav¨ªa m¨¢s los medios de extinci¨®n? Para Pastor, ¡°los que nos dedicamos al an¨¢lisis de los incendios estamos de acuerdo en que la soluci¨®n no son m¨¢s medios a¨¦reos o m¨¢s mangueras, sino hacer una pol¨ªtica de prevenci¨®n m¨¢s intensa, gestionar el monte, tratar los espacios naturales¡±. ¡°Es necesario convertir el paisaje en un mosaico¡±, recalca. ¡°Si un fuego est¨¢ en una masa forestal y llega a una zona agr¨ªcola, o a una zona de extensivo, no va a progresar y los servicios de extinci¨®n van a poder abordarlo sin problemas¡±. Por su parte, H¨¦rnandez, de WWF, considera necesaria una estrategia para el fomento de la ganader¨ªa extensiva sostenible y la mejora de las condiciones de trabajo de las personas que se dedican al pastoreo en los montes espa?oles.
Las comunidades aut¨®nomas, diputaciones y cabildos disponen en verano de unos 27.000 profesionales dedicados a la extinci¨®n de incendios, seg¨²n un recuento de EL PA?S, que sumados a los 1.000 profesionales del Ministerio de Transici¨®n Ecol¨®gica y a los 1.400 de la Unidad Militar de Emergencias dan una cifra cercana a las 30.000 personas. ¡°Espa?a tiene uno de los mejores dispositivos contra incendios de toda Europa, y adem¨¢s la campa?a se ha ampliado a mayo y octubre¡±, dice Gonz¨¢lez Pan, que no comparte que los fuegos sean ahora peores, pero s¨ª m¨¢s peligrosos, por estar hoy el bosque m¨¢s cerca de asentamientos humanos.
En cuanto al n¨²mero de helic¨®pteros, hidroaviones y aviones para apagar fuegos, seg¨²n incide Dalmau-Rovira, Espa?a tiene m¨¢s aeronaves por cada mill¨®n de hect¨¢reas de superficie forestal (9,7) que pa¨ªses como EE UU (2,7), seg¨²n datos de 2017. Sin embargo, tambi¨¦n insiste en que ese no es hoy el problema. ¡°Somos muy buenos apagando fuegos, no es una cuesti¨®n de m¨¢s medios, sino de invertir en gesti¨®n de los bosques, en el sector primario, en la ganader¨ªa y en educaci¨®n forestal, para que la gente entienda que cortar un ¨¢rbol no es ning¨²n delito¡±, destaca.
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