Jardines en los tejados, ¨¢rboles africanos y calles pintadas de blanco: c¨®mo adaptar la ciudad al calor extremo
Las urbes son m¨¢s vulnerables a los efectos negativos de las altas temperaturas, que cada vez son m¨¢s frecuentes por el cambio clim¨¢tico
La extraordinaria ola de calor que la semana pasada golpe¨® la pen¨ªnsula Ib¨¦rica y las Baleares ha dejado un reguero de temperaturas r¨¦cord y d¨ªas sofocantes. Pero tambi¨¦n es otro recordatorio de lo que ocurrir¨¢ con m¨¢s frecuencia a partir de ahora debido a un cambio clim¨¢tico que en estos momentos no se puede revertir, aunque s¨ª mitigar. La enorme cantidad de gases de efecto invernadero que ha emitido el ser humano ya permanecer¨¢ durante d¨¦cadas en la atm¨®sfera, con lo que el calentamiento no ceder¨¢ de momento. ¡°Tenemos que adaptarnos¡±, recordaba el viernes la Organizaci¨®n Meteorol¨®gica Mundial (OMM) al referirse a la ¡°inusualmente temprana e intensa¡± ola de calor que ha golpeado a Europa.
Esta agencia vinculada a la ONU puso el acento en la peligrosidad de las olas de calor en las ciudades, cuyos habitantes ¡°son particularmente susceptibles debido al llamado efecto de isla de calor urbano que magnifica los impactos en comparaci¨®n con el campo, donde hay m¨¢s vegetaci¨®n¡±. Un reciente estudio del servicio suizo de meteorolog¨ªa cifraba en seis grados Celsius la diferencia de temperatura entre una ciudad y los entornos rurales. Otros an¨¢lisis apuntan a diferencias incluso de 10 grados.
Muchas ciudades del mundo est¨¢n tomando medidas ya frente a las temperaturas extremas. ¡°Las Administraciones han de tener claro qu¨¦ tipo de ciudades quieren, un modelo de ciudad¡±, se?ala ?ngela Baldellou, directora del Observatorio 2030 del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de Espa?a. Baldellou apuesta por una ¡°visi¨®n integral¡± para evitar casos como el de Madrid, donde la planificaci¨®n municipal conviven proyectos como el de la reforma de la Puerta del Sol ¡ªque no contempla vegetaci¨®n ni sombra alguna¡ª y el proyecto del Parque Central, que pretende crear una gran ¨¢rea verde en la zona norte.
Estas son algunas de las medidas que los expertos recomiendan para hacer las ciudades y sus habitantes m¨¢s resistentes a las temperaturas extremas.
Refugios clim¨¢ticos
Cuando hace un a?o una tremenda ola de calor golpe¨® la costa oeste de Norteam¨¦rica, las im¨¢genes de los centros de refrigeraci¨®n en EE UU y Canad¨¢ dieron la vuelta al mundo. Contar con planes de respuesta ante este tipo de eventos es una de las recomendaciones del grupo C40, una red de grandes urbes del mundo que colaboran frente a la crisis clim¨¢tica. Esos planes deben incluir sistemas de alerta para la poblaci¨®n y los llamados refugios clim¨¢ticos, ¡°espacios p¨²blicos o privados, como bibliotecas, museos o parques, que las ciudades instalan temporalmente para ofrecer un refugio de refrigeraci¨®n a los ciudadanos¡±. ¡°Las ciudades deben dar a conocer la ubicaci¨®n de estos centros antes y durante una ola de calor, por ejemplo, mediante vallas publicitarias, aplicaciones telef¨®nicas o mensajes de texto¡±, explica la red C40. Toronto, Nueva York y Washington D. C. disponen de aplicaciones digitales para informar a la poblaci¨®n de la ubicaci¨®n de estos refugios cuando se produce una ola de calor.
Tejados fr¨ªos
Pero las medidas de adaptaci¨®n no solo deben ser coyunturales, tambi¨¦n deben ser estructurales. Y muchos expertos miran a los tejados y azoteas de los edificios. La arquitecta Baldellou explica que ¡°el 80% del parque residencial en Espa?a est¨¢ formado por bloques de edificios que, en su mayor¨ªa, acaban en cubiertas planas no transitables tipificadas como zonas comunes y sin uso espec¨ªfico¡±. ¡°Son la parte m¨¢s expuesta al sol en verano y al fr¨ªo en invierno¡±, a?ade. ¡°Los jardines en las terrazas o tejados de los edificios son muy beneficiosos, por una parte retienen CO? y por otra impiden que d¨¦ el sol, retienen el agua y bajan la temperatura¡±, se?ala por su parte Mariano S¨¢nchez, jefe de Jard¨ªn y Arbolado del Real Jard¨ªn Bot¨¢nico. ¡°Para ello se usan plantas suculentas, como los sempervivum y los sedum, que apenas necesitan agua¡±, prosigue este bot¨¢nico. En algunos pa¨ªses, como Dinamarca, la norma ya contempla instalar cubiertas verdes en los edificios nuevos, y tambi¨¦n hay planes de terrazas vegetales en R¨®terdam y Par¨ªs.
Pero, en ocasiones, simplemente basta con pintar de blanco los techos o cubrir los tejados con l¨¢minas, tejas o tablillas reflectantes, para que reflejen m¨¢s luz solar y absorban menos calor. Estas medidas no solo ayudan a bajar las temperaturas en el interior de los edificios, sino tambi¨¦n a reducir su consumo energ¨¦tico en hasta un 20%, seg¨²n recuerda la red C40.
Pintar las calles y reducir el asfalto
Alrededor del 40% de la superficie de las ciudades est¨¢ cubierta por pavimentos convencionales, como el asfalto, que ¡°alcanzan temperaturas m¨¢ximas en verano de hasta 65 grados Celsius y calientan el aire que hay sobre ellos¡±, seg¨²n los informes de C40. Son uno de los principales causantes del efecto isla de calor. Y entre las medidas que algunos expertos proponen para amortiguar este efecto est¨¢ emplear colores m¨¢s claros para crear superficies m¨¢s reflectantes. Hace unos a?os, la ciudad de Los ?ngeles realiz¨® una prueba piloto: pint¨® el asfalto de varios tramos de calles de color blanco. Y se registr¨® una reducci¨®n de hasta cinco grados Celsius de la temperatura en las ¨¢reas pintadas.
¡°La ciudad pavimentada es un horno¡±, resume Jos¨¦ Mar¨ªa Ezquiaga, Premio Nacional de Urbanismo. ¡°Hay que limitar el asfalto en la ciudad solo a las calles de mucho tr¨¢nsito. Los aparcamientos pueden hacerse con pavimento poroso que permita filtrar el agua. Los adoquines son una buena soluci¨®n para calles con poco tr¨¢fico. Y deber¨ªamos volver a dar protagonismo a la arena, la tierra y las praderas en muchos m¨¢s espacios¡±. Una opci¨®n, por ejemplo, ser¨ªa convertir los alcorques de los ¨¢rboles ¡ªlos huecos de tierra entre la acera¡ª en largos arriates, lo que aumentar¨ªa el espacio de tierra, que mejora el drenaje del suelo y permite que crezca la vegetaci¨®n baja, como hierbas y arbustos. Otra opci¨®n sencilla es recuperar los bulevares con grandes parterres verdes.
M¨¢s ¨¢rboles y de especies africanas
¡°Los ¨¢rboles tienen que ser lo m¨¢s grandes posible para dar sombra, pero si los plantas muy juntos se molestan, hay que podarlos y pasan uno o dos a?os sin dar sombra¡±, dice Mariano S¨¢nchez, del Real Jard¨ªn Bot¨¢nico. Por eso, su opci¨®n es plantar ¨¢rboles grandes a unos 10 o 12 metros unos de otros y, entre medias, especies m¨¢s peque?as de arbustos. Las especies dependen del lugar y el clima ¡ªno es lo mismo el norte que el sur¡ª, pero apuesta por el fresno, el pl¨¢tano, la encina, el araar, el pino, el alcornoque y la jacaranda. ¡°Tendremos que empezar a plantar tambi¨¦n ¨¢rboles africanos, como los cedros, porque nuestro clima cada vez se va pareciendo m¨¢s al del norte de ?frica. Y hay especies como los tilos, los casta?os de indias y los arces que no se van a adaptar a las nuevas temperaturas y desaparecer¨¢n¡±.
Nuevo urbanismo
Baldellou aboga tambi¨¦n por la ¡°regeneraci¨®n urbana de los barrios¡± ampliando ¡°las superficies peatonales, mejorando la movilidad y apostando por ciudades polic¨¦ntricas en las que la mayor parte de nuestros desplazamientos se realicen sin necesidad de veh¨ªculos¡±, las llamadas ciudades de 15 minutos, donde todas las necesidades b¨¢sicas deben satisfacerse a menos de un cuarto de hora a pie o en bicicleta desde el domicilio. Este dise?o urbano reduce el n¨²mero de veh¨ªculos y de asfalto en la ciudad, lo que contribuye de nuevo a rebajar el efecto isla de calor.
Pero la mayor¨ªa de las grandes zonas verdes se ubican en la periferia de las ciudades. Por ello, el urbanista Ezquiaga apunta a los llamados ¡°dedos verdes¡±: corredores naturales que conectan la ciudad con esos parque perif¨¦ricos. ¡°Copenhague creci¨® as¨ª, pero algunas ciudades lo est¨¢n haciendo a posteriori. En Espa?a, el ejemplo m¨¢s interesante es Vitoria¡±, dice. David Lois, investigador en Transyt-UPM, cree que estos espacios verdes deben llegar a todas las ¨¢reas de la ciudad, incluso a plazas peque?as de barrios perif¨¦ricos: ¡°Los microparques urbanos ayudan a adaptar la ciudad frente a los efectos de la emergencia clim¨¢tica, ayudan a retener humedad e incitan a caminar¡±. Lois pone como ejemplo Par¨ªs, que est¨¢ levantando calles enteras para quitar tr¨¢fico y poner ¨¢rboles, algo que va a hacer tambi¨¦n con su bulevar perif¨¦rico (una especie de M-30). Otra idea es cubrir de verde espacios que hasta ahora no se sol¨ªan aprovechar, como las losas para soterrar el ferrocarril: es lo que est¨¢ haciendo AldayJover en la nueva diagonal verde de Barcelona ¡ªque construir¨¢ un gran bosque urbano sobre el hormig¨®n en la Sagrera¡ª y lo que proyecta Madrid Nuevo Norte en su futuro Parque Central.
Recuperar los r¨ªos urbanos y las fuentes
I?aki Alday, decano de la escuela de arquitectura de Tulane, en Nueva Orleans, considera ¡°urgente¡± recuperar ¡°los r¨ªos urbanos como elementos vivos, con sus bosques de ribera y sus ecolog¨ªas¡±. Eso fue lo que hizo el estudio que codirige, AldayJover, en proyectos pioneros como el parque de Aranzadi de Pamplona. ¡°Era un meandro agr¨ªcola en decadencia que recuperamos como parque urbano con un gran r¨ªo interior, el bosque inundable. Cuando el r¨ªo crece se desborda de forma controlada y evita cat¨¢strofes. Una o dos veces al a?o se inunda, pero el resto del tiempo lo usa la gente como parque urbano¡±. Esas inundaciones empapan el terreno y recargan el nivel fre¨¢tico del subsuelo, un proceso con el que adem¨¢s se refresca la ciudad. Su estudio hizo lo mismo en el parque del Agua de Zaragoza.
¡°En los ¨²ltimos 100 a?os hemos sido muy poco respetuosos con el agua, pero hoy el planteamiento es el contrario, hay que hacerla presente en la ciudad¡±, apunta Ezquiaga. Esto supondr¨ªa llevar cursos de agua a parques y jardines, pero tambi¨¦n contar con las fuentes como elemento que refresca el ambiente y baja las temperaturas. ¡°Cualquier fuente ornamental ayuda frente al calor, pero hay otros modelos que incluso permiten refrescarse a los ciudadanos. En Medell¨ªn est¨¢ el jard¨ªn de los Pies Descalzos, que tiene unos chorritos de agua que salen del suelo y en verano es un para¨ªso para los ni?os, que van a ba?arse y jugar¡±, apunta.
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