Las 100 horas que quemaron el coraz¨®n de la sierra de la Culebra
La escasez de medios de Castilla y Le¨®n y el calor extremo agravaron un incendio que ha arrasado 30.000 hect¨¢reas en Zamora
El tiempo se detuvo a las ocho de la tarde del mi¨¦rcoles 15 de junio en la sierra de la Culebra. Varios rayos desataron una pesadilla de fuego, destrucci¨®n y miedo que atrap¨® a Zamora durante 100 horas, cuatro d¨ªas, una eternidad que ha te?ido de negro 30.800 hect¨¢reas de reserva de la biosfera, el mayor incendio de la historia de Espa?a. Este es el relato de esos d¨ªas que unieron a vecinos y bomberos en jornadas extenuantes contra el fuego en una provincia escasa en inversiones, empleo y esperanza, y cuyo patrimonio natural ha quedado arrasado.
El incendio viene de lejos. El fuego empez¨® en el paraje boscoso de la Pedrizosa, en Ferreras de Abajo, el mi¨¦rcoles 15. Los brigadistas y los habitantes, hartos de dejadez institucional y desolados por el dolor, aseguran que todo viene de lejos. Viene de los bosques no desbrozados convertidos en yesca, con matorral seco y sin cortafuegos cuidados que impidan la expansi¨®n de las llamas. Pero viene tambi¨¦n de los despachos: la Junta solo declara riesgo alto de incendio a partir del 1 de julio, como si estos siguieran un calendario, algo que otras comunidades anticipan a junio. Tampoco atendi¨® los avisos de riesgo extremo de la Agencia Estatal de Meteorolog¨ªa. Aquella tarde solo trabajaba un t¨¦cnico de guardia, frente a los cinco que est¨¢n previstos con una alerta m¨¢s alta; solo hab¨ªa tres camiones de incendios y no los 14 propios del nivel m¨¢ximo, y las torres de vigilancia apenas ten¨ªan operarios.
El nivel medio conlleva menos efectivos, pues reduce el personal disponible, sus turnos o los despliegues nocturnos, y dificulta apagar las primeras llamas, momentos cruciales para que no se descontrolen, seg¨²n afirman los 15 bomberos contactados por EL PA?S, que no quieren que aparezca su nombre por miedo a represalias: ¡°La falta de medios fue el d¨ªa de la tormenta, con todas las cuadrillas activas podr¨ªan haber apagado todos los focos¡±. Ellos cifran en un 35% los efectivos disponibles el primer d¨ªa. La Junta lo niega y responde que se reaccion¨® bien ante la ¡°simultaneidad y complejidad¡± del desaf¨ªo.
Sequ¨ªa, fuertes vientos e impotencia. Las alt¨ªsimas temperaturas de la noche del mi¨¦rcoles, azuzadas por fuertes vientos e inflamadas por la sequ¨ªa pertinaz, ti?eron de naranja el entorno de Ferreras de Arriba, que con 370 vecinos es una de las localidades m¨¢s pobladas de la sierra de la Culebra. Victoria Remesal, de 80 a?os, recuerda con pavor la impotencia que la embargaba y evoca su juventud, cuando no se hablaba del cambio clim¨¢tico: ¡°Hace a?os, en la sierra llov¨ªa; ahora solo ca¨ªan rayos y rayos, y seg¨²n est¨¢ todo de seco¡¡±.
El nivel de alerta sube. El nivel 1 de alerta, sobre un m¨¢ximo de 3, se torn¨® en nivel 2 a la 1.40 del jueves. Dos horas y media despu¨¦s, aparecieron 117 miembros de la Unidad militar de emergencias (UME) para reforzar el dispositivo, superado en una noche calurosa que agrav¨® la situaci¨®n en esos 120 kil¨®metros de per¨ªmetro y que amenazaba Ferreras de Arriba, Ferreras de Abajo, Villardeciervos y Riofr¨ªo de Aliste.
Mi¨¦rcoles noche. 26 poblaciones evacuadas. La Consejer¨ªa de Medio Ambiente argumenta que, desde la noche del mi¨¦rcoles 15, el frente ¡°estaba fuera de capacidad de extinci¨®n¡±, algo que niegan los operarios apoyados en datos de la propia Junta: entre el mi¨¦rcoles y el jueves el incendio consum¨ªa unas 50 hect¨¢reas por hora. Ese ritmo es ¡°asequible¡± si hay manos suficientes, se?alan los bomberos. Cuando la velocidad asciende, como el jueves por la noche y el viernes por la ma?ana, a 515 hect¨¢reas por hora, ¡°no hay nada que hacer¡±.
Varias cuadrillas trabajaron en turnos de hasta 14 horas ante la intensidad de los focos, con apenas tiempo para descansar antes de reincorporase, afirman los bomberos. Pero la resistencia ante el fuego fracasaba: en algo m¨¢s de 24 horas hab¨ªa ya 10.000 hect¨¢reas perdidas. En total, fueron evacuadas 2.690 personas de 26 poblaciones, seg¨²n la Guardia Civil.
Jueves. 21.30. Fuera de la capacidad de extinci¨®n. Ante la cat¨¢strofe en ciernes, la UME recurri¨® a una secci¨®n que estaba descansando: a las 21.30 del jueves se produjo un ¡°avance de manera extremadamente r¨¢pida, descontrolada y fuera de capacidad de extinci¨®n¡±. Los m¨¢s de 35 grados, la escasa humedad y el fuerte viento se aliaban con las lenguas de fuego, salvajes, ante dispositivos desbordados. Esa noche, Zamora asumi¨® que la cosa iba en serio. El fuego crec¨ªa y forzaba evacuaciones, con ancianos desplazados y alojados en polideportivos sin saber qu¨¦ ser¨ªa de sus casas.
3.00. La guardia Civil tocaba timbres en Caba?as de Aliste. A las tres de la ma?ana la Guardia Civil tocaba timbres en Caba?as de Aliste. A las cuatro, en Pobladura de Aliste, Las Torres de Aliste, Palazuelo de las Cuevas y Mah¨ªde; y a las cinco, en San Pedro de las Herrer¨ªas: hab¨ªa que irse de all¨ª. Ocho pueblos m¨¢s corrieron la misma suerte durante un viernes extremadamente duro que llev¨® la tensi¨®n a Villar de Farf¨®n, donde la Guardia Civil se apresur¨® a rescatar vecinos cercados por frentes ardientes.
Javier Taleg¨®n, bi¨®logoSomos los grandes olvidados, esto es la Espa?a vaciada. Pagamos impuestos como en la ciudad, para la mitad de servicios¡±
La noche del viernes fue catastr¨®fica. La noche del viernes al s¨¢bado, destaca el bi¨®logo Javier Taleg¨®n, fue catastr¨®fica: ¡°En pocas horas quem¨® 10.000 hect¨¢reas, se comi¨® el coraz¨®n de la sierra de la Culebra¡±. Taleg¨®n, que teme por el futuro de la fauna y los lobos de la reserva, censura que ante cat¨¢strofes como la erupci¨®n en La Palma se env¨ªan recursos y atenci¨®n que Zamora no recibe: ¡°Somos los grandes olvidados, esto es la Espa?a vaciada. Pagamos impuestos como en la ciudad, para la mitad de servicios¡±.
En Otero de Bodas, un pelot¨®n de la UME protegi¨® los surtidores de las inminentes llamaradas que se desataron el s¨¢bado y consigui¨® salvar la gasolinera. La empleada Marta Pereira solo sent¨ªa humo y miedo: ¡°Recogimos el butano para evitar males mayores¡±. Los frentes no entend¨ªan de carreteras o embalses y saltaban de copa en copa en su carrera destructiva.
Zamora se ennegrece y su gente empieza a moverse. Zamora se ennegrec¨ªa y su gente empez¨® a moverse. Miguel Alonso, de 26 a?os, condujo el s¨¢bado temprano desde la ciudad de Zamora para colaborar en el peque?o pueblo de Codesal, cuyo alcalde faenaba con el tractor para ¡°contener el caos¡±. Los dispositivos de Portugal, Cantabria, Galicia, Madrid, Extremadura y Castilla-La Mancha y hasta 383 agentes de la UME segu¨ªan luchando contra el fuego junto a los medios auton¨®micos.
Uno de los bomberos auton¨®micos asegura que, a ratos, apenas el 20% del dispositivo era de Castilla y Le¨®n y que su ¡°obsoleto¡± sistema de comunicaciones les obligaba a recurrir a sus m¨®viles personales, pese a que no siempre hay cobertura.
La escasez de medios convirti¨® en imprescindibles a los mejores conocedores del territorio: sus habitantes. Tres miembros de la autoproclamada ¡°cuadrilla de salvar nuestra casa¡± observan el manto negro. Los hermanos ?liver e Iv¨¢n Castedo y Mar¨ªa Ballesteros, todos entre 36 y 37 a?os, suspiran.
El s¨¢bado, el fuego engulle la sierra. El s¨¢bado, el fuego engull¨ªa la sierra y ellos reaccionaron por WhatsApp: aquellos que burlaron los controles de la Guardia Civil, que imped¨ªa pasar para evitar da?os humanos, acudieron a los montes. Los tractoristas desbrozaban y abr¨ªan sendas para las brigadas. Otros j¨®venes portaban humildes mochilas de sulfatar que llenaban de agua en los dep¨®sitos donde abrevan las vacas. ¡°Es tu casa y tu forma de vida¡±, suspiran los voluntarios, que convencieron a operarios desbordados que intentaban echarlos: ¡°No estaban para elegir, nosotros intent¨¢bamos que lo peque?o no se hiciera grande¡±. Estos tres amigos piden incidir sobre la labor de los bomberos portugueses que durmieron al raso o en las cunetas de las carreteras tras demasiadas horas de esfuerzo sin tregua.
El domingo empieza a llover. Las brigadas oficiales y el apoyo popular segu¨ªan batallando contra el incendio cuando la climatolog¨ªa, la misma que inici¨® el desastre, lo contuvo el domingo. Empez¨® a llover. La tierra se enfri¨®. El incendio empez¨® a detenerse. ¡°Dicen Ma?ueco y Qui?ones [Juan Carlos Su¨¢rez-Qui?ones, el consejero de Medio Ambiente, del PP] que nuestro dispositivo precario apag¨® el fuego, pero no se habr¨ªa apagado si no hubiera llovido y parado el viento. La falta de medios no fue el s¨¢bado o el domingo, sino el mi¨¦rcoles¡±, expone un bombero. La noche del domingo, 100 horas despu¨¦s del rayo fat¨ªdico que tardar¨¢ en olvidarse, naci¨® la nueva y extra?a normalidad de la sierra de la Culebra, con una parte importante carbonizada.
El protocolo de lucha contra incendios en Castilla y Le¨®n es de 1999. En 2018, Su¨¢rez-Qui?ones sosten¨ªa que mantener el operativo todo el a?o es ¡°absurdo y un despilfarro¡±. Seg¨²n los profesionales, salen mucho m¨¢s caras las extinciones y las compensaciones que prevenir y ampliar el contingente. Esta medida la rechazaron PP y Vox, que gobiernan en coalici¨®n, el mi¨¦rcoles en las Cortes.
El presidente de la asociaci¨®n de bomberos de Castilla y Le¨®n, Jos¨¦ Ignacio Garc¨ªa, lamenta que aparte de las ¡°malas circunstancias¡±, los pol¨ªticos fallaron: ¡°Hab¨ªa gente dispuesta para trabajar pero estaban en su casa¡±. ¡°Nos han matado en vida, nos han dado la puntilla¡±, lamenta emocionado este zamorano. Garc¨ªa alude al incendio de ?vila del pasado agosto, con 22.000 hect¨¢reas carbonizadas en lo que, hasta hace poco, era el peor incendio de la historia de la comunidad: ¡°No han aprendido nada¡±.
La Junta que preside Alfonso Fern¨¢ndez Ma?ueco, del PP, en coalici¨®n con Vox, ha destinado 35 millones de euros para un plan de recuperaci¨®n de la zona. El dispositivo anual completo cuesta 65 millones, 100 si se ampliara a todo el a?o y no solo al verano. Apagar la sierra de la Culebra ha costado unos 180.000 euros, seg¨²n la asociaci¨®n profesional sindical de agentes medioambientales.
La consejer¨ªa admite que los turnos no estaban a pleno rendimiento pero que enviaron ¡°recursos extraordinarios¡±. Tard¨ªos, matizan las brigadas, all¨ª donde hasta los carteles, ahora chamuscados, avisan: ¡°No tire colillas, peligro de incendio¡±.
La cat¨¢strofe trasciende lo medioambiental. La cat¨¢strofe, insisten los lugare?os, trasciende lo medioambiental. Las setas atraen a miles de personas cuyas licencias financian a peque?os ayuntamientos. Las casas rurales aprovechan la riqueza biol¨®gica, tambi¨¦n cotizada por los cazadores, donde el avistamiento de lobos es una fuente de ingresos para la zona. Ahora solo hay silencio. No queda fauna ni p¨¢jaros gorjeando. Estos gastos impulsan una zona donde lo m¨¢s parecido a una industria es la madera de pino¡ que tambi¨¦n ha agravado el desastre.
El bi¨®logo Javier Taleg¨®n, especialista en el lobo ib¨¦rico, critica que estos ¨¢rboles no aut¨®ctonos ahora abundan sobre los viejos casta?os y robles, que tardan m¨¢s en arder. Las ascuas a¨²n humeantes impedir¨¢n disfrutar de las flores que normalmente cubren los terrenos. Una l¨¢stima para la vista y el olfato; un horror para los apicultores que viven de miles de abejas abrasadas. Las l¨¢grimas surcan el rostro de Yolanda Cod¨®n. Miles de euros perdidos en miel e instalaciones, solo inc¨®gnitas sobre d¨®nde instalar a las supervivientes: ¡°Vamos a estar dos o tres a?os sin flores¡±.
Los profundos ojos azules y la sonrisa de Josefa Ferreras, de 80 a?os, se ensombrecen al mencionar c¨®mo la desalojaron de Ferreras de Arriba. ¡°El terreno es igual ya¡±, musita, con las manos tras el mandil, viendo tiznados esos casta?os que plantaron sus ancestros. Sus hijos, como tantos en la provincia m¨¢s envejecida de Espa?a y que en 2033 ser¨¢ la m¨¢s anciana de Europa, viven fuera: ¡°Aqu¨ª no hay trabajo¡±. Su marido, Manuel Villar, de 86, tiene cita m¨¦dica en T¨¢bara, pues el consultorio local solo funciona con cita previa. Dif¨ªcil sembrar futuro en lugares quemados por el abandono. Su esposa se despide de ¨¦l y se santigua, solemne, rezando para que el doctor d¨¦ las buenas noticias que el destino ha negado para Zamora.
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