C¨®mo Copenhague arrincon¨® el coche: la bici es la manera m¨¢s r¨¢pida y segura de moverse en la ciudad
Alcaldes y concejales de todo el mundo viajan a la capital danesa para copiar su modelo, en el que una red de carriles y autopistas ciclables permite todas las actividades sobre dos ruedas: desde ir al colegio a ser enterrado
¡°Nac¨ª pr¨¢cticamente con una bici entre mis piernas: mis padres no ten¨ªan coche y aprend¨ª a montar muy peque?o. Y a los 66 a?os nunca he tenido carn¨¦ de conducir¡±. Erik Hjulmand, presidente de la Federaci¨®n Ciclista Danesa ¡ªla mayor del pa¨ªs¡ª, proclama su amor por las dos ruedas en un ic¨®nico puente de Copenhague por el que no dejan de pasar ciclistas. Sus palabras definen el esp¨ªritu de una ciudad con m¨¢s bicicletas (...
¡°Nac¨ª pr¨¢cticamente con una bici entre mis piernas: mis padres no ten¨ªan coche y aprend¨ª a montar muy peque?o. Y a los 66 a?os nunca he tenido carn¨¦ de conducir¡±. Erik Hjulmand, presidente de la Federaci¨®n Ciclista Danesa ¡ªla mayor del pa¨ªs¡ª, proclama su amor por las dos ruedas en un ic¨®nico puente de Copenhague por el que no dejan de pasar ciclistas. Sus palabras definen el esp¨ªritu de una ciudad con m¨¢s bicicletas (745.000) que habitantes (600.000) repleta de carriles protegidos donde todo se hace en bici, desde llevar a los ni?os al colegio hasta pedir un men¨² sobre dos ruedas. ?Incluso se puede encargar un funeral en bicicleta! La urbe, visitada cada a?o por alcaldes y concejales de todo el mundo para intentar copiar su modelo, da nombre a la clasificaci¨®n de ciudades ciclables m¨¢s popular y este a?o ha sido el punto de salida del Tour de Francia, que refuerza as¨ª el mensaje de que es la capital mundial ciclista, con permiso de ?msterdam.
Seg¨²n datos municipales, el 62% de los habitantes pedalea varias veces a la semana. Y eso se comprueba en cualquier calle de la ciudad: montan en bici mujeres, hombres, ni?os, abuelos¡ Con ropa de calle y tambi¨¦n con vestimenta elegante. Una imagen muy diferente de las urbes sin carriles bici, donde solo suele verse a hombres j¨®venes con ropa deportiva. M¨¢s cifras: en 2021, el 35% de los ciudadanos fue a diario al trabajo o al centro educativo en bicicleta, aunque antes de la pandemia eran muchos m¨¢s: en 2019 superaron el 44%. Algo similar ha ocurrido con los desplazamientos totales (que incluyen compras, paseos y dem¨¢s): en 2021, el 21% fueron en bicicleta, 10 puntos menos que en el a?o prepandemia. Un portavoz municipal achaca esta bajada al teletrabajo y la educaci¨®n a distancia, que han hecho despegar los desplazamientos caminando. Esperan que este 2022, ya sin restricciones, la bici retome su papel preponderante.
?En qu¨¦ consiste el secreto? ¡°Lo principal es hacer carriles bici en las calles importantes, algo que la urbe empez¨® a hacer en serio desde los a?os ochenta, y a partir de ah¨ª desarrollar una red coherente en toda la ciudad. No puedes convertir el ciclismo en algo para todo el mundo sin construir espacios separados donde todo el mundo se sienta seguro¡±, dice Andreas Rohl, encargado de la pol¨ªtica ciclista municipal durante ocho a?os (2006-2014). ¡°Para ello no hace falta mucho dinero, porque estas infraestructuras son baratas, pero s¨ª voluntad pol¨ªtica para quitar espacio al coche¡±. En su mandato, se encarg¨® de que no se redise?ara un palmo de ciudad sin pensar en la bicicleta. ¡°Adem¨¢s, cuando nieva, los carriles bici son lo primero que se limpia. Y los sem¨¢foros se regulan para que quienes pedalean a una velocidad constante se los encuentren siempre en verde¡±, asegura. Ahora trabaja como experto en movilidad en el estudio de Jan Gehl, el gran urbanista dan¨¦s que defiende ciudades con escala humana.
Hjulmand muestra infraestructuras que hacen que moverse en bici sea sencillo: ¡°En los ¨²ltimos a?os se han construido varios puentes para ciclistas y peatones y todos han sido un ¨¦xito¡±. Uno de ellos, que enlaza la isla de Amager ¡ªuna antigua ¨¢rea industrial donde ahora hay viviendas¡ª con la zona principal de la capital, contin¨²a luego hacia el puente de la Serpiente, un sorprendente y sinuoso recorrido solo para veloc¨ªpedos que se ha convertido ya en un emblema ciclista. Mientras, el puente de la Reina Luisa, que hace tiempo contaba con cuatro carriles para coches, se remodel¨® dejando solo dos carriles para el tr¨¢fico y construyendo a cambio una autopista ciclista por la que ahora circulan 50.000 ciclistas al d¨ªa.
?Autopistas ciclistas? ¡°Son carriles bici muy anchos que enlazan el centro con la periferia y por los cuales la gente puede pedalear sin obst¨¢culos y con intersecciones seguras¡±, responde Thomas Krag, de la Embajada Ciclista Danesa, una organizaci¨®n que trata de exportar el modelo de Copenhague al resto del mundo. Se?ala el recorrido de una de estas autopistas: es amplia, tiene marcada una enorme C roja (de cycle superhighways) en el suelo, y una plataforma para que, cuando el sem¨¢foro est¨¢ en rojo, los ciclistas puedan apoyarse sin pisar el suelo. Hay 60 kil¨®metros de estas rutas por la capital, adem¨¢s de unos 420 kil¨®metros de carriles bici y otros 65 de rutas por parques (por comparar, Madrid tiene unos 260 en total para una poblaci¨®n casi cinco veces mayor).
Tambi¨¦n hay aparcamientos para veloc¨ªpedos por todas partes, desde peque?os en las esquinas a gigantes junto a las estaciones de tren o paradas de transporte p¨²blico. All¨ª se ven miles de bicis danesas ¡ªque suelen tener solo tres marchas y en las que se pedalea recto¡ª ancladas solo por la rueda trasera, donde traen un candado incorporado. Si alguna se abandona, el personal municipal le pone una pegatina azul; si el propietario no retira ese adhesivo en dos semanas, el Ayuntamiento manda una gr¨²a de bicis y se la lleva.
¡°Todo esto se traduce en que la bicicleta es la manera m¨¢s r¨¢pida de llegar de un punto a otro en la ciudad, as¨ª que la gente simplemente la usa porque es lo m¨¢s pr¨¢ctico¡±, resume Mikael Colville-Andersen, experto en movilidad ciclista. ¡°Los ingenieros de transporte han pasado muchos a?os pensando en cu¨¢ntos coches pueden circular por una calle. Pero la pregunta es cu¨¢nta gente puede moverse, no cu¨¢ntos coches. Y en ese sentido, los carriles bici son tremendamente efectivos, porque pueden mover a mucha m¨¢s gente en mucho menos espacio¡±, prosigue. Y apunta que el Gobierno municipal ha invertido 286 millones de euros en una d¨¦cada (2006-2017) para construir carriles bici, puentes y otras infraestructuras ciclistas. ¡°Es lo mismo que nos ha costado una ampliaci¨®n de tan solo tres kil¨®metros de una autopista¡±.
Colville-Andersen se hizo conocido tras crear Copenhagenize (algo as¨ª como copenhaguizar), una consultora de movilidad que busca impulsar el urbanismo ciclista. La web publica cada dos a?os la clasificaci¨®n m¨¢s reconocida sobre urbes ciclables en el mundo, que eval¨²a infraestructuras, condiciones de las rutas, propuestas en dise?o y otros factores. Por supuesto, la capital danesa siempre ocupa los primeros puestos (en la ¨²ltima, de 2019, qued¨® primera). El experto se desvincul¨® de la iniciativa justo antes de la pandemia, pero el proyecto contin¨²a.
¡°Esta bici es nuestro coche¡±
Jes¨²s del Pozo (41 a?os) y Laura Priisholm (35), espa?ol ¨¦l, danesa ella, muestran en qu¨¦ se traduce la cultura ciclista de la urbe. ¡°Esta bici es nuestro coche¡±, dice Jes¨²s mientras monta a sus dos hijos, Hugo (tres a?os) y Luis (un a?o), en la parte delantera de un triciclo. Este tipo de veloc¨ªpedos de carga son muy populares (hay unos 50.000 por toda la ciudad) y muchos padres optan por llevar as¨ª a sus hijos al colegio. ¡°Aqu¨ª es muy normal dejar a los ni?os en la bici mientras entras a una tienda o haces un tr¨¢mite breve¡±, se?ala el madrile?o. Despu¨¦s, llega a la escuela infantil donde se queda Hugo. En ocasiones deja all¨ª aparcado el triciclo y coge su bici para llegar hasta su puesto de trabajo en el Ayuntamiento, y otras veces contin¨²a directamente con este triciclo el¨¦ctrico. ¡°Y cuando hacemos la compra, el asiento de los ni?os se puede usar como maletero. Sirve para todo¡±, a?ade.
Las calles de la capital est¨¢n llenas de triciclos el¨¦ctricos. Se usan, adem¨¢s, para toda clase de negocios: electricistas, pintores, alba?iles, mec¨¢nicos¡ Incluso las bolsas de sangre para an¨¢lisis se mueven en estos veh¨ªculos. ¡°Vendemos cada vez m¨¢s bicis de este tipo, porque no gastan gasolina y nunca pillan atasco. Sabes exactamente a qu¨¦ hora llegas y puedes aparcar en la puerta¡±, resume Pelle Kikerby en Ladcyklen, una enorme tienda que solo vende bicis de carga. ¡°La mayor¨ªa las compran familias para llevar a sus hijos al colegio, adem¨¢s los ni?os se divierten mucho yendo en ellas y maman la bicicleta desde peque?os¡±, contin¨²a.
Con este esp¨ªritu, Morten Kryger mont¨® hace dos d¨¦cadas Cykelkokken (chef en bici), un restaurante m¨®vil que realiza un recorrido por la capital de unas cuatro horas y media en el que para en diferentes lugares, cocina y sirve varios platos de gastronom¨ªa local y ecol¨®gica (con pescados y verduras). ¡°La gente que se apunta prueba una comida exquisita, pero adem¨¢s cambia de sitio seis o siete veces, y prueba otros tantos platos. Cuando se sirve comida en un lugar de la ciudad sucede algo m¨¢gico, otra manera de explorar la urbe. Para m¨ª, es una experiencia disruptiva¡±, se?ala Kryger mientras muestra la bici, dise?ada por ¨¦l y que pesa unos 100 kilos cuando est¨¢ cargada de comida. Al detenerse, destapa un gran hornillo y una nevera, adem¨¢s de diferentes cajones, y los laterales se abren para formar una mesa.
Todav¨ªa m¨¢s sorprendente es Bededamerne (una forma forzada y curiosa de formar la palabra enterradoras), una funeraria de la capital que permite cumplir la ¨²ltima voluntad de los m¨¢s apasionados ciclistas: que su ata¨²d enfile hacia el cementerio sobre una bicicleta. Las im¨¢genes de los entierros que ya han realizado demuestran que no hay nada que no se pueda llevar en bici en esta ciudad.
Cualquiera que visite Copenhague puede recorrerla en bicicleta. Abundan los tours tur¨ªsticos en bici, en ingl¨¦s y en espa?ol. Uno de los que puede hacerse en esta ¨²ltima lengua es el de Civitatis (40 euros, incluye la bici), que siguen Fernando, Silvia y su hija Samira, una familia argentina que ha optado por esta opci¨®n para ver muchos lugares en solo tres horas: la Torre Redonda, el pintoresco barrio de Nyboder, los palacios de Christiansborg y Amalienborg, el colorido canal Nyhavn ¡ªel m¨¢s fotografiado de la ciudad¡ª, el castillo de Rosenborg y, por supuesto, la ic¨®nica estatua de la Sirenita. ¡°Es la mejor manera de ver muchas cosas en poco tiempo¡±, apunta Fernando. Si el turista va en verano, es buena opci¨®n comer en mercados al aire libre como el de Broens Gadek?kken, con puestos de comida de todo el mundo; el Meatpacking District, donde no hay que perderse la carne asada en Warpigs, situada en el interior de la cervecer¨ªa Mikkeller; o en el de TorvehallerneKBH, donde se puede probar el muy dan¨¦s sm?rrebr?d, una tosta de pan de centeno cubierta de exquisiteces.
La urbe ha hecho bandera de su pol¨ªtica ciclista, y cada a?o la visitan centenares de alcaldes, concejales y t¨¦cnicos municipales para imbuirse de su esp¨ªritu y sacar ideas, como confirma Thomas Krag. ¡°La Embajada Ciclista de Dinamarca trata de exportar ideas y conocimiento sobre el urbanismo ciclista de Copenhague a todo el mundo¡±, apunta. Mar¨ªa Elisa Ojeda, consultora de movilidad en Barcelona, se?ala que est¨¢n preparando para septiembre un viaje a la urbe con una veintena de t¨¦cnicos municipales del ¨¢rea metropolitana de la capital catalana.
El Tour de Francia, la carrera ciclista m¨¢s relevante, ha reconocido la importancia de Copenhague en su reciente edici¨®n, que adem¨¢s ha ganado un dan¨¦s. ¡°Por supuesto que la salida del Tour desde Copenhague tiene mucho que ver con que la urbe ¡ªigual que toda Dinamarca¡ª sea una ciudad amigable para las bicis¡±, dice un portavoz de la carrera. ¡°Es el lugar ideal para impulsar el v¨ªnculo entre bicicletas para todos los d¨ªas y bicis deportivas. En Copenhague hay m¨¢s bicis que habitantes. Es la ciudad que da m¨¢s espacio a la bicicleta a diario¡±, prosigue.
Line Barfod, concejala de Medio Ambiente de la capital, reconoci¨® que la salida de la prueba francesa supon¨ªa ¡°celebrar con el resto del mundo la cultura ciclista ¨²nica de la ciudad¡±. La contrarreloj inicial parti¨® de Copenhague el 1 de julio con un recorrido urbano de 13 kil¨®metros, y el d¨ªa 2 el Ayuntamiento dej¨® el recorrido abierto y sin tr¨¢fico para que los residentes lo pudieran hacer en bici, uniendo as¨ª deporte y vida cotidiana. Al d¨ªa siguiente, acabados los fastos de la gran carrera, los decorados se desmontaron, pero los carriles bici siguieron ah¨ª. Porque en Copenhague la bici se celebra cada d¨ªa.
Cuando Copenhague tampoco era Copenhague
El romance de la capital danesa con la bicicleta comenzó a inicios del siglo XX, cuando se popularizó como medio de transporte. Hay imágenes de ciclistas por las calles de Copenhague allá por 1920. Sin embargo, después de la II Guerra Mundial los coches se extendieron por toda Europa y la urbe no fue una excepción: durante los años 50 y 60, los automóviles arrinconaron a los pedaleantes y su número bajó muchísimo. En esos años, Copenhague no parecía Copenhague. Pero la crisis del petróleo de 1973, el surgimiento del espíritu ecologista y la alta accidentalidad impulsaron grandes manifestaciones para pedir la vuelta a la bicicleta; la que se celebró en 1979 aglutinó a decenas de miles de personas. Las autoridades municipales escucharon aquel grito y, desde los 80, se tomaron en serio la construcción de carriles bici seguros y protegidos. Una política que no han abandonado hasta hoy.
Puedes seguir a CLIMA Y MEDIO AMBIENTE en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal