Un centenar de depuradoras sepultadas bajo el lodo: las aguas residuales amenazan con causar un desastre ambiental en Valencia
Mientras el abastecimiento de agua potable se recupera, los destrozos en las infraestructuras de saneamiento ponen en jaque espacios naturales como la Albufera
A lo lejos, desde una estrecha senda agr¨ªcola que parte de Catarroja, se avistan las garzas de la Albufera de Valencia picotear entre coches plantados en campos de arroz. El camino no tardar¨¢ en desaparecer bajo el lodo. Doscientos metros de fango despu¨¦s, un contenedor con el logo municipal del Ayuntamiento de Paiporta (a m¨¢s de 10 kil¨®metros en l¨ªnea recta) emerge del fango. Diez metros m¨¢s all¨¢, dos neveras y un microondas. En otros diez, cuando el barro ya llega hasta las rodillas, sobresale una se?al de stop. Es solo una muestra ¨ªnfima de los residuos que se acumulan en una peque?a parcela de un parque natural conformado por 22.000 hect¨¢reas. Mientras prosiguen las tareas de b¨²squeda de m¨¢s cuerpos en la zona, y en paralelo a la crisis humanitaria tras la dana, en la laguna emerge una cat¨¢strofe ambiental de unas dimensiones todav¨ªa muy dif¨ªciles de calcular. El horizonte se agrava m¨¢s si se tiene en cuenta que la mitad de los sistemas de depuraci¨®n de la provincia est¨¢n inutilizados. Sin esas depuradoras, las aguas fecales, las urbanas, se verter¨¢n a los r¨ªos J¨²car y Turia, hasta el resto de ecosistemas, tambi¨¦n en la Albufera, s¨ªmbolo de la biodiversidad en Espa?a.
Seg¨²n los datos facilitados esta semana por la Generalitat al Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica, hay 107 sistemas de depuraci¨®n inutilizados por la dana, lo que supone el 50% de todas las depuradoras de la provincia de Valencia. Hugo Mor¨¢n, secretario de Estado de Medio Ambiente, ha explicado este mi¨¦rcoles en el Congreso que este asunto, el del saneamiento, es el que m¨¢s preocupa a su departamento cuando se analizan los impactos en el ¨¢rea de gesti¨®n del agua provocados por la hist¨®rica dana. El secretario de Estado ha detallado que, normalmente, los sistemas clave para el abastecimiento, como los embalses, se sit¨²an aguas arriba, para aprovechar la fuerza de gravedad. Los de saneamiento, es decir, las depuradoras, aguas abajo, hasta su desembocadura en las playas. Por eso est¨¢n mucho m¨¢s afectadas esas infraestructuras. Y como ha detallado en el Congreso, muchas de las depuradoras han quedado ¡°literalmente sepultadas¡±.
La cat¨¢strofe ambiental es inabarcable y no solo ha devastado la Albufera. Cuando a¨²n se desconoce el n¨²mero exacto de vidas humanas que se ha cobrado, la visi¨®n de miles de toneladas de escombros acumulados a lo largo de la l¨ªnea de playa que va desde Pinedo (Valencia) hasta D¨¦nia (Alicante), cerca de 75 kil¨®metros, permite hacerse una idea de la furia devastadora del agua que arrambl¨® con todo lo que encontraba a su paso. Hay ¨¢rboles arrancados, contenedores de basura, juguetes, muchas ca?as y palos, que conforman una impactante barrera en la que se pueden ver tambi¨¦n animales muertos, informa Ferr¨¢n Bono.
Una semana despu¨¦s del desastre, el problema ya no es tanto garantizar el suministro a las 69 poblaciones afectadas, sino la gesti¨®n de los millones de litros diarios de aguas grises que se est¨¢n vertiendo en r¨ªos como el Turia, convertido en su tramo final a la altura de la ciudad en una larga lengua marr¨®n donde la basura flota entre alg¨²n caballo muerto.
Seg¨²n Mor¨¢n, el abastecimiento del servicio del agua en los domicilios est¨¢ pr¨¢cticamente restablecido, aunque hay problemas de poca presi¨®n en los grifos, por lo que en algunos municipios apenas sale un hilillo de agua. Fuentes de la Diputaci¨®n de Valencia corroboran que, a d¨ªa de hoy, en torno al 90% de los m¨¢s de 850.000 habitantes que viven en los 69 municipios afectados ya cuentan con suministro de agua potable en casa. Aunque s¨ª aconsejan hervirla antes de consumirla, pese a que su potabilidad est¨¢ garantizada a trav¨¦s de anal¨ªticas diarias. ¡°En algunas zonas, todav¨ªa sale algo turbia¡±, a?aden.
La Diputaci¨®n de Valencia no se aventura a poner todav¨ªa cifras econ¨®micas ante la inmensidad de los da?os. ¡°Hay instalaciones en las que todav¨ªa ni hemos podido entrar. Est¨¢n bajo el lodo¡±, se resignan estas fuentes, que definen como ¡°un drama¡± los inevitables vertidos a los r¨ªos que se suceder¨¢n, previsiblemente, durante mucho tiempo. En paralelo a las depuradoras, el colapso de los recolectores auspicia una complicaci¨®n de la crisis. La ingente cantidad de barro acumulado en cualquier esquina de los municipios termina en el subsuelo, donde el lodo empieza a solidificarse y complica la capacidad de evacuaci¨®n de agua desde los pueblos. ¡°El problema es serio¡±, sintetizan desde la diputaci¨®n. En la devastada Catarroja, muy pr¨®xima a la albufera, no hay calle donde el barro que se empuja desde hace una semana por escobas no termine en la alcantarilla. Y as¨ª, en todas las poblaciones levantadas entre el r¨ªo Magro y el J¨²car.
Adem¨¢s, Mor¨¢n tambi¨¦n ha advertido de que no solo se trata de un problema de aguas residuales urbanas, sino tambi¨¦n de vertidos industriales. Muchas de estas instalaciones realizan vertidos a los r¨ªos, pero deben tener sus propios sistemas de depuraci¨®n. ¡°Algunos se han quedado sin sus sistemas¡±, ha se?alado. Y el Gobierno, a trav¨¦s de la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del J¨²car, ya contempla modificaciones legales para evitar que sean sancionadas esas empresas temporalmente.
Un ej¨¦rcito de fontaneros para arreglar las fugas
Garantizar el suministro potable a la poblaci¨®n fue uno de los principales retos desde el mismo mi¨¦rcoles de la crisis, pero a medida que han pasado los d¨ªas, las poblaciones han ido recuperando el servicio de manera escalonada, fundamentalmente porque las tuber¨ªas del subsuelo, que conectan la red a los hogares, est¨¢n en su mayor¨ªa en buen estado. Lo atestiguan los vecinos consultados durante estos d¨ªas en la zona cero. Aunque hay excepciones, como el municipio de Sot de Chera, donde, explican fuentes de la Diputaci¨®n, la conexi¨®n ¡°ha saltado por los aires¡± y los vecinos podr¨¢n estar meses sin suministro. O en algunos barrios de Catarroja (28.000 habitantes), donde tambi¨¦n todav¨ªa no han recuperado el servicio. Ante esos casos, la diputaci¨®n est¨¢ mandando cubas de agua.
Enrique Cabrera, vicepresidente de la International Water Association y catedr¨¢tico de la Polit¨¨cnica de Val¨¨ncia, universidad que est¨¢ colaborando con la diputaci¨®n en la gesti¨®n h¨ªdrica tras la cat¨¢strofe, explica por tel¨¦fono que ahora uno de los principales retos es acelerar la reparaci¨®n de las innumerables fugas que est¨¢n afectando a las zonas devastadas. ¡°Las tuber¨ªas bajo tierra est¨¢n bien, el problema son las exteriores, muchas de ellas arrancadas tras el paso de los coches¡±, dice. Cabrera pone en valor la rapidez con la que el servicio potable en los municipios m¨¢s arrasados se ha ido restableciendo. ¡°Se ha avanzado much¨ªsimo en ese sentido. El problema ahora es fundamentalmente que hay mucho agujero en la red (exterior), por lo que hay muchas fugas. La presi¨®n del agua en las casas no se eleva porque no se pueda, sino para evitar precisamente que se pierda m¨¢s agua por la red¡± dice.
Los trabajos de la UME, vecinos y voluntarios est¨¢ consiguiendo facilitar los accesos de servicios de fontaner¨ªa en la zona. El problema, admite la diputaci¨®n de Valencia, es que no hay suficientes fontaneros en la provincia para cubrir tantas fugas. ¡°Estamos reclutando un ej¨¦rcito de fontaneros de toda Espa?a¡±, explican estas fuentes.
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