Juan Pablo Colmenarejo, un comunicador escrupuloso

Hay personas que te marcan en la vida y otras que lo hacen en la profesi¨®n. Pero es raro encontrar a alguien que lo haga en ambos campos y Juan Pablo Colmenarejo fue, al menos en mi caso, uno de ellos. Como profesional fue brillante. A pesar de haber muerto con 54 a?os, le dio tiempo a hacer muchas cosas. A licenciarse en Ciencias de la Informaci¨®n por la Universidad de Navarra en 1990; a trabajar en Radio Nacional de Espa?a en Pamplona; a dirigir y presentar el Informativo de mediod¨ªa en Cope entre 1995 y 1998; a ser Director de Informativos de Televisi¨®n Espa?ola. En 2002 se incorpor¨® a Onda Cero para dirigir los informativos de fin de semana, las noticias de mediod¨ªa y, finalmente, La Br¨²jula, el informativo nocturno. En 2009 volvi¨® a la Cope, a dirigir La Linterna, ¡°el programa bajo cuya direcci¨®n ¡ªson palabras de Carlos Alsina¡ª vivi¨® una etapa de enorme crecimiento, no solo en n¨²mero de oyentes, tambi¨¦n en reputaci¨®n y en influencia¡±. Fue entonces cuando le conoc¨ª. Me fich¨® para la tertulia econ¨®mica, luego para la pol¨ªtica y, finalmente, me ofreci¨® hacer la revista de prensa en el ¨²ltimo tramo del programa.

Recuerdo bien aquella conversaci¨®n. Empez¨® pidi¨¦ndome perd¨®n por ofrecerme un trabajo tan mec¨¢nico. Respond¨ª que era la ilusi¨®n de mi vida. Le cont¨¦ que desde joven me dorm¨ªa escuchando los res¨²menes de prensa del d¨ªa siguiente¡­ Si cuento esta historia personal es por algo que viene a cuento. Salir a las 0.15 o 0.30 juntos ¡ªentonces viv¨ªamos en el mismo barrio¡ª me fue descubriendo la persona que hab¨ªa detr¨¢s de aquel comunicador meticuloso hasta la extenuaci¨®n. Juan Pablo era una persona extraordinaria: sobrio, educado tirando a serio, pero con un sentido del humor y una carcajada que, como dice Pedro ?gueda, eran parte consustancial de los programas que hac¨ªa. Odiaba las peleas de tertulianos y exig¨ªa ¡ªy lo hac¨ªa de verdad¡ª informaci¨®n y criterio a los que trabajaban a su lado. En aquellas conversaciones pas¨¢bamos de las portadas del d¨ªa siguiente al ¨²ltimo viaje de Gloria, su mujer, azafata de Iberia, a los estudios de sus hijos Juan y Cecilia; a mis problemas, o a los de Javier Redondo, que de vez en cuando se un¨ªa al equipo.

Era el periodista premiado con todos los premios que dan las ondas, pero tambi¨¦n la persona. No me extra?¨® que, cuando dej¨® la Cope para irse a su nueva casa, Onda Madrid, para hacer las ma?anas, no solo le siguiera un servidor sino que todos los que participaban en sus tertulias se marcharan con ¨¦l. Como tampoco me sorprendi¨® que se empe?ara en una laboriosa tesis doctoral como antesala de su docencia en la universidad. Se preparaba a conciencia las clases. As¨ª era ¨¦l. Y as¨ª muri¨®: con un derrame cerebral mientras acompa?aba a Victoria Prego en una clase sobre la Transici¨®n pol¨ªtica para j¨®venes.

¡°Claro, sencillo, clarividente, con un gran sentido en la construcci¨®n de los programas¡±, ha dicho Carlos Herrera. Un rigor en el trabajo que solo se permit¨ªa una v¨¢lvula de escape: ser del Atleti. Casi una religi¨®n si no fuera porque tambi¨¦n era un buen creyente y porque sus principios eran m¨¢s que s¨®lidos.