Laura Restrepo deconstruye ¡®Canci¨®n de antiguos amantes¡¯ en el Club de lectura de EL PA?S
La autora comparte, en un encuentro celebrado en Fnac L¡¯Illa de Barcelona, el ensamblaje de su ¨²ltimo libro, donde compromete la literatura con la acci¨®n social
Hace m¨¢s de una d¨¦cada la escritora Laura Restrepo hizo una serie de viajes por el cuerno de ?frica y Medio Oriente junto a la organizaci¨®n M¨¦dicos sin fronteras. En El Pa¨ªs Semanal comparti¨® parte de aquellas experiencias, pero hab¨ªa recogido tantas -propias y ajenas- que necesitaba contarlas en un libro. As¨ª naci¨® Canci¨®n de antiguas amantes, novela de ficci¨®n que public¨® el a?o pasado y que ya forma parte del listado de t¨ªtulos del Club de lectura de EL PA?S, organizado en colaboraci¨®n con Fnac. La narradora particip¨® en un encuentro con lectores en Barcelona para ahondar en la construcci¨®n de este trabajo en el que la literatura se compromete con la dur¨ªsima realidad de quienes huyen sin un destino.
Canci¨®n de antiguas amantes se vertebra a trav¨¦s de dos historias de amor: una m¨ªtica, la de la reina de Saba con el rey Salom¨®n; y otra creada por Restrepo, la de un estudioso obsesionado con este mito y una partera de M¨¦dicos sin Fronteras. La autora engarza en estas dos relaciones sus vivencias durante los viajes a Yemen o Somalia junto a la organizaci¨®n y se apoya adem¨¢s en ellos para mostrar la circularidad de la historia. ¡°Era tal la cantidad de informaci¨®n que ten¨ªa que quer¨ªa hacer paralelas las dos historias de amor para que guiaran al lector en ese mont¨®n de cosas que yo estaba metiendo¡±, explic¨® Restrepo. La migraci¨®n masiva, las sequ¨ªas, los conflictos armados, pero tambi¨¦n la solidaridad o la ayuda humanitaria caben en este complejo relato que recuerda que no es preciso esperar a la gran cat¨¢strofe medioambiental para ver el apocalipsis, pues el fin del mundo ya ha empezado en muchos lugares.
Restrepo necesitaba utilizar ¡°todos los mecanismos estil¨ªsticos que fuera posible para entregarle al lector la misma historia viva que estaba experimentando¡±. As¨ª, no solo se vali¨® de estas dos parejas, sino de un narrador ¡°un poco payaso¡± que, como le ocurri¨® a ella, no sabe bien d¨®nde se mete: Bos Mutas, ese investigador obsesionado con la reina de Saba. A trav¨¦s de ¨¦l introduce detalles de sus viajes, como las notas que portan las mujeres migrantes, en las que redactan biograf¨ªas m¨ªnimas que entregan a los extranjeros por si la fortuna quiere que estos puedan ejercer de carteros y lleguen a sus familiares. Zahra Bayda, la partera, inspirada en una mujer real de la que Restrepo nunca volvi¨® a saber, le permite introducirse donde Bos Mutas, como hombre, no llega, como en la despedida de una soltera obligada a casarse con un hombre al que ni conoce.
La novela est¨¢ salpicada de citas de autores, pues Restrepo recorri¨® el mito de la reina de Saba a trav¨¦s de la literatura, desde la primera aparici¨®n que se conoce, en el Cantar de los cantares, hasta una menci¨®n en un art¨ªculo de la revista Rolling Stone. As¨ª convierte en protagonistas del libro a los autores G¨¦rard de Nerval o Tom¨¢s de Aquino, pero tambi¨¦n a la artista Patti Smith. ¡°Le¨ª un art¨ªculo sobre ella que se titulaba La reina punk de Saba¡±, cont¨®. Le pareci¨® que ¡°llamaba a la puerta de su libro¡± porque era un ejemplo perfecto de una reina de Saba moderna. As¨ª que la incluy¨® a ella, a sus letras y ritmos en relato ubicado en un pa¨ªs donde la m¨²sica est¨¢ prohibida.
Pero Restrepo no se conforma con exponer parte de la tradici¨®n escrita sobre el mito de Saba, ella misma se une a la cadena de transmisi¨®n creando su propia interpretaci¨®n del relato. Es en esta construcci¨®n donde la ficci¨®n explota en una exuberante narraci¨®n que recuerda que en Yemen, a la vuelta de la esquina, puede estar esperando el arca de Noe.
La amplia documentaci¨®n de la autora, pero tambi¨¦n la casualidad, hicieron que surgieran personajes y an¨¦cdotas. Hasta el abuelo de la autora, Enrique Restrepo, tambi¨¦n escritor ya fallecido, se col¨® en la novela. Una humedad en el s¨®tano provoc¨® que Restrepo hurgase en unas viejas cajas. Al abrirlas descubri¨® un manuscrito de su abuelo que estaba ubicado en Yemen. ¡°No puede ser, mi abuelo nunca estuvo en Yemen, ?c¨®mo es posible?¡±, record¨® Restrepo su sorpresa. Su abuelo le regal¨® un vendedor ambulante para Canci¨®n de antiguos amantes.
Restrepo trabaj¨® en el libro movida por el ¡°compromiso¡± con las personas con las que se encontr¨® en esos viajes. Incidi¨® en que lo que ella hab¨ªa visto ¡°no eran cifras, sino personas que literalmente se juegan la vida¡±, migrando o ayudando, igual que las ha visto en el paso del Dari¨¦n en Latinoam¨¦rica o en el mar Mediterr¨¢neo en Europa. Sobre el encuentro con los lectores, al igual que en el propio libro, sobrevol¨® una pregunta de cierre: si el Apocalipsis ha llegado al reino de Saba, uno de los m¨¢s ricos del Antiguo Testamento, ?qu¨¦ podemos esperar el resto de mortales?
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