Espa?a-Perejil y la isla de Calipso
De este de que el islote del Perejil sea, seg¨²n B¨¦rard, la isla de Calipso, es de lo que di¨® cuenta el se?or Baquero; pero queda otra cosa m¨¢s sorprendente a¨²n y es que, seg¨²n el mismo ingenioso investigador, la tal isla es la que ha dado a Espa?a su nombre. No quiere decirse que Espa?a haya de llamarse Perejil, sino que el nombre de Hispania o Spania fue aplicado en un principio a ese islote y de ¨¦l se corri¨® a la pen¨ªnsula toda.
Tal es, seg¨²n B¨¦rard, la isla de Calipso, es decir, del "escondrijo", derivando Calipso del verbo griego Kalypto ocultar o esconder. Seg¨²n la Odisea hab¨ªa en ella perejil, de donde procede su nombre actual. Veamos ahora c¨®mo este islote ha dado nombre a Espa?a, seg¨²n B¨¦rard siempre.
Dice ¨¦ste: "He aqu¨ª, pues, la Isla del Escondrijo, la Isla de Kalypso, la isla de arbustos, sembrada de perejil y de violetas, alz¨¢ndose sobre las ondas como un 'ombligo' sobre el escudo hom¨¦rico y conteniendo dos mesetas, dos planicies, cubiertas de monte y de yerba. Que hayan conocido y frecuentado este refugio los primeros navegantes del Estrecho; que hayan adoptado esta maravillosa estaci¨®n de pesca, de comercio y de pirater¨ªa los tirios o cartagineses en su cabotaje por la costa africana, es cosa que podemos afirmar a priori. Con la rada al abrigo de todos los vientos que deja entre s¨ª y la costa; con su caverna accesible a los marinos e inaccesible a los terrestres, f¨¢cil de descubrir cuando se viene del Este, imposible de ver de todos los dem¨¢s tuntos, con su alta atalaya que domina el mar de Levante y de Poniente; a la entrada del Estrecho, he aqu¨ª la mejor emboscada y el mejor dep¨®sito, la verdadera escala de las barcas primitivas. S¨®lo la topograf¨ªa nos permite imaginar c¨®mo tuvieron en este punto los primeros exploradores de las Columnas de H¨¦rcules unas de sus etapas y despu¨¦s uno de sus puntos de apoyo para el descubrimiento y explotaci¨®n del mar occidental. Perejil fue la Isla, el Algeciras de los primeros marinos. Pero adem¨¢s de los datos topogr¨¢ficos tenemos, seg¨²n creo, un nombre de lugar o m¨¢s bien un doblete".
Y entra luego el erudito franc¨¦s en lo m¨¢s sorprendente y curioso de su trabajo, esto es, en establecer que el nombre Calipso -nombre del islote personificado en la encantadora- es la traducci¨®n del nombre primitivo de Perejil, que debi¨® de ser I-spania. "Un doblete greco-sem¨ªtico que va a llevarnos a la comprensi¨®n m¨¢s exacta de este vocablo que empleamos sin comprenderlo, porque aplicamos al presente a toda la pen¨ªnsula ib¨¦rica o espa?ola el antiguo nombre que los primeros navegantes sem¨ªticos dieron a Perejil: Espa?a, I-spania, la Isla del Escondrijo".
No es cosa de ponderar el descubrimiento de M. B¨¦rard, que se pondera por s¨ª solo. No faltar¨¢ lector descontentadizo y dif¨ªcil que no vea claro c¨®mo pudo extenderse el antiguo nombre de la Isla del Perejil a toda Espa?a, pero con s¨®lo reflexionar en que aquel nombre significaba Isla del Escondrijo, se le resolver¨¢n las dudas. Por mi parte la ¨²nica dificultad que encuentro para admitir el brillante invento M. Ber¨¢rd es que, seg¨²n algunos paisanos m¨ªos, el nombre Espa?a deriva del vascuence ezpa?a, labio, aludiendo a la posici¨®n que tiene nuestra pen¨ªnsula en Europa, etimolog¨ªa muy racional y justa, ya que saca el actual nombre de Espa?a (no Hispania) del actual nombre del labio en vascuence, pues siempre debe uno atenerse a actualidades, que es lo real, sin ir a buscar la forma antigua de nombre Espa?a y del nombre vasco ezpa?a, y por otra parte es sabido que los que dieron nombre a la pen¨ªnsula ten¨ªan a la vista constantemente un mapa de Europa. M¨¢s una vez salvado este escr¨²pulo, no tengo inconveniente en aceptar la brillante explicaci¨®n de M. B¨¦rard. Y ?qu¨¦ prestigio no adquiere Perejil! ?Cu¨¢n insondables son las v¨ªas de la Providencia y qu¨¦ inescrutables sus designios! En ese hasta hoy humild¨ªsimo y casi olvidado islote del Estrecho, frente al ominoso y agorero Gibraltar, tenemos al padre putativo de Espa?a, al que le dio nombre y con ¨¦l individualidad entre las naciones. Bien podemos llamar a nuestra Isla del Escondrijo, a nuestra emperejilada Ispania, a nuestro gran Calipso, la Pen¨ªnsula del Perejil.
Art¨ªculo publicado el 27 de junio de 1902 en la revista Alrededor del Mundo.
Babelia
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