Las brujas ya no dan miedo: el cine para ni?os no quiere villanos
Pel¨ªculas como ¡®Wicked¡¯, ¡®Mufasa¡¯ o ¡®Del rev¨¦s 2¡ä sustituyen a los tradicionales malhechores por conceptos abstractos como la ansiedad o el entorno social o indagan en los motivos que los convirtieron en malvados
Mal¨¦fica, Cruella de Vil, ?rsula, Jafar, Garfio, Scar¡ Los villanos cl¨¢sicos de los cuentos de hadas, y en particular de la factor¨ªa de animaci¨®n Disney, son casi tan ic¨®nicos como los h¨¦roes y princesas que habitan sus palacios. Pero desde hace un tiempo se ha vuelto infrecuente escuchar sus risas malvadas, ver a madrastras viudas que odian a las ni?as a su cuidado o a personajes que disfrutan viendo morir tiernos animalitos. Hoy es m¨¢s habitual que los enemigos que dominan la animaci¨®n sean conceptos abstractos como la inseguridad de una ni?a, las presiones de la familia (Mundo extra?o, Encanto), la menstruaci¨®n (Red), el ser diferente (Luca), el descubrimiento personal o el divorcio paternal. O que se indague en los motivos que los convirtieron en malhechores, como las recientes Wicked y Mufasa: El rey le¨®n. El mal que se muestra a los ni?os ha cambiado de rostro.
El villano de Vaiana 2, que acaba de convertirse en la cuarta pel¨ªcula m¨¢s taquillera de 2024 en el mundo, es un dios que nunca llega a aparecer en pantalla y, al final, resulta que solo es una tormenta que no deja avanzar a los h¨¦roes. En Hechizados, la pel¨ªcula de Netflix de estas Navidades que intenta recapturar la magia de las cl¨¢sicas princesas Disney, el antagonista de la protagonista es la separaci¨®n de sus padres. No parece casualidad que Skydance, la productora afincada en Madrid responsable del largometraje, la dirija John Lasseter, fundador de Pixar, la primera productora en romper en los noventa el arquetipo de malos mal¨ªsimos. Toy Story asent¨® ese modelo, y los cambios sociales lo han acompa?ado.
¡°Creo que somos sobreprotectores con los ni?os, pero de forma equivocada: ocultando, escamoteando¡ en cierto modo, censurando¡±, explica Pilar N¨²?ez Delgado, profesora del Departamento de Did¨¢ctica de Lengua y Literatura de la Universidad de Granada. ¡°Sabemos que consumen audiovisual sin control (violencia, sexo¡) y eso nadie parece que est¨¦ dispuesto a arreglarlo. En los cuentos hemos conseguido hablar de familias homoparentales, de la regla¡ no tiene sentido no tratar sentimientos negativos o comportamientos insolidarios, ego¨ªstas o crueles de algunos con los que se van a encontrar¡±, sostiene esta experta en literatura infantil, que recuerda adem¨¢s que los relatos populares de los que derivan muchas pel¨ªculas ya conten¨ªan ense?anzas para la vida en el mal. ¡°Las advertencias contra los lobos (l¨¦ase hombres mayores depredadores) son met¨¢foras en Caperucita. La evoluci¨®n de estos textos ha ido diluyendo su carga did¨¢ctica para transformarla en otra que se ha ido ajustando a lo que los tiempos determinan¡±, explica por correo electr¨®nico. Coincide con esta teor¨ªa Ana Garral¨®n, estudiosa de la literatura para ni?os: ¡°Hay una gran p¨¦rdida de los elementos simb¨®licos en la literatura infantil contempor¨¢nea y afecta a figuras que tradicionalmente han representado el mal. Se pierde la prosa ambivalente y la fuerza de im¨¢genes simb¨®licas¡±.
Los villanos sol¨ªan ser, adem¨¢s, estereotipos que obligaban al h¨¦roe a buscar en su interior y evolucionar hasta acabar su historia en lo alto, con un enfrentamiento. El alter ego puede ser una met¨¢fora de su peor cara o un torpe y exagerado personaje al que nos encanta ver caer. Sus canciones eran muchas veces las m¨¢s divertidas y la perfecci¨®n de su maldad hac¨ªa m¨¢s digerible un guion complicado. El documental Mucho m¨¢s all¨¢, que se cuela en los preparativos de Frozen II, detalla c¨®mo, por culpa de no tener un enfrentamiento claro en el guion, el tercer acto tuvo que ser reescrito durante semanas sin rumbo creativo. El p¨²blico de prueba apuntaba la falta de ¡°claridad¡± de que los elementos abstractos fueran el enemigo. En Frozen, su villano nunca fue popular, porque la trama principal suced¨ªa en paralelo: Elsa deb¨ªa independizarse y tener su propia voz.
El psic¨®logo Jaime Burque, escritor de Filmoterapia, cree que la evoluci¨®n es positiva: ¡°La sociedad actual aporta matices, profundidad y reflexi¨®n en la educaci¨®n de los ni?os. El malo no se simplifica en una persona, el conflicto se traslada a elementos m¨¢s realistas y humanos como la inseguridad, el miedo, los prejuicios o los traumas¡±, apunta. Una de las primeras veces que lo percibi¨® fue en Shrek, donde se planteaba el cambio de roles, que le gust¨® ¡°como espectador cansado de las historias Disney aburridas y estereotipadas, y como terapeuta¡±.
Del rev¨¦s bas¨® su ¨¦xito, de hecho, en la personificaci¨®n de esos sentimientos abstractos. La mala en su taquillera secuela era Ansiedad, pero solo hab¨ªa que aprender a convivir con ella: ¡°Muchas depresiones, dependencias emocionales, prejuicios, rencores o conflictos personales vienen de una visi¨®n dicot¨®mica y r¨ªgida de la vida, de bueno/malo, ¨¦xito/fracaso¡ Estos cambios de paradigma en el cine te permiten una visi¨®n m¨¢s sana de lo que nos rodea. Casi parece que los guionistas de Pixar sean tambi¨¦n psic¨®logos¡±, apunta Burque, que destaca en ese campo tambi¨¦n Wall-E, sobre la tecnolog¨ªa, y Monstruos S.A., otro ejemplo de c¨®mo poner el foco en el villano, as¨ª como el cine de Miyazaki.
Esta evoluci¨®n ha impulsado tambi¨¦n un cine familiar que trata de explicar de d¨®nde viene el mal. Despu¨¦s de que Disney triunfara con los or¨ªgenes de villanas como Mal¨¦fica o Cruella (solo eran incomprendidas), y de Gru, mi villano favorito, Wicked est¨¢ arrasando en taquilla con la historia de la bruja de El mago de Oz, present¨¢ndola como un personaje perseguido por el discurso de odio y los bulos pol¨ªticos de un Estado represor. ¡°Si una bruja verde hace algo malo (podr¨ªa ser una mujer negra o un inmigrante marroqu¨ª) ya no vamos a pensar qu¨¦ ha ocurrido. Est¨¢ condenada y prejuzgada de por vida¡±, aporta Burque. Y a?ade: ¡°Si partimos de estereotipos sesgados, corremos el riesgo de no plantearnos de manera objetiva y anal¨ªtica la conducta. Comprender que en el comportamiento de las personas hay causas y circunstancias nos permite empatizar con los dem¨¢s, no caer en prejuicios y tomar acciones m¨¢s justas, asertivas y equitativas sobre esas personas¡±.
N¨²?ez alerta, sin embargo, de que tambi¨¦n hay peligro en esta transformaci¨®n que tambi¨¦n se da en el Scar de Mufasa: el rey le¨®n o en los villanos incomprendidos de Zootr¨®polis y Raya y el ¨²ltimo drag¨®n: ¡°Es como afirmar que un asesino se convierte en tal por las condiciones que vivi¨® en su infancia. No todas las personas que sufren en su infancia son delincuentes, y es darle importancia a una parte de nuestras experiencias y no a otras: la educaci¨®n o el afecto pueden evitar que una persona con una infancia violenta acabe siendo violenta¡±. Todos los villanos hoy deben tener un origen comprensible o poder ser redimidos. En esta limpieza del rostro, Disney+ ha hecho de Los descendientes, sobre la reinserci¨®n de los hijos de los villanos cl¨¢sicos, una de sus franquicias centrales.
La profesora cree que hay ¡°buenismo¡± en este cambio: ¡°Un poder oculto puede parecer menos agresivo (por poco concreto) que una persona que obra mal y es m¨¢s f¨¢cil de incorporar. Forma parte de lo pol¨ªticamente correcto. Pero con tacto y empat¨ªa se puede hablar de todo, y hay que hacerlo con naturalidad y sin manique¨ªsmos. No se trata de moralejas ni de adoctrinar, sino de ayudarles a pensar. La ciudadan¨ªa cr¨ªtica no nace en abstracto, sino en las situaciones y actuaciones de cada d¨ªa¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.