Ute Lemper, la plenitud de la decadencia
La cantante alemana ofrece un viaje musical por el siglo XX en el centro cultural Conde Duque de Madrid
A Ute Lemper le ocurre exactamente lo contrario que al ambiente de sus canciones: si su m¨²sica habla de la decadencia, ella est¨¢ cada d¨ªa m¨¢s cerca de la plenitud. Nacida en Alemania, criada en los escenarios de los musicales importados de Broadway, y dedicada en cuerpo y alma a dar rienda suelta a su olfato musical, el p¨²blico que atestaba a noche el patio del centro cultural Conde Duque de Madrid no puso ni una sola traba a caer seducido por su voz y teatralidad.
Lemper es una virtuosa de la voz: en la noche de ayer recorri¨® con extraordinaria soltura un buen pu?ado de estilos, desde el kabarett berlin¨¦s ("para ser cabar¨¦ hay que escribirlo con k y doble t", dijo) al pop de Elvis Costello pasando por el tango de Piazzolla o la chanson fran?aise de Brel y Piaf, sin olvidar nunca la comedia musical y sus propias composiciones. Pero si hizo gala de un ampl¨ªsimo registro musical, tambi¨¦n qued¨® patente su dominio de los idiomas: cant¨® y habl¨® en al menos siete lenguas (ingl¨¦s -con varios acentos-, franc¨¦s, alem¨¢n, castellano, h¨²ngaro, hebreo y ¨¢rabe).
Fue un viaje imaginario a diferentes momentos del siglo pasado en varios rincones del globo, pero todos con algo en com¨²n: el palpitar de un mundo en que se acaba. As¨ª, visit¨® el Berl¨ªn de la Rep¨²blica de Weimar, justo antes del ascenso de Hitler; la Rusia sovi¨¦tica; el Nueva York de la Gran Depresi¨®n; el Jerusal¨¦n hecho jirones por el odio y la incomprensi¨®n; y de nuevo Berl¨ªn, esta vez la ciudad que se dispon¨ªa a derribar el Muro y borrar la huella de la divisi¨®n a base de grandes edificios de cristal. Momentos de decadencia cuya memoria la cantante mantiene viva y sobre los que construye su esplendor.
De la docena larga de canciones con las que Ute jug¨® en el escenario, para el recuerdo queda su en¨¦sima versi¨®n de L'Arcord¨¦oniste, el Buenos Aires de Astor Piazzolla, el Amsterdam de Jacques Brel, el Milord de Edith Piaf y el Lili Marlene que reuni¨® por un momento a los enemigos de la Segunda Guerra Mundial. Y en el cl¨ªmax del viaje, una parada ¨ªntima en una calle de Jerusal¨¦n para cantar en hebreo y ¨¢rabe al entendimiento y a la libertad. Para rematar el viaje, la que quiz¨¢ sea su gran especialidad: Kurt Weil, con Bilbao Song y, bomb¨ªn en mano, Makie Messer, salpicada de gui?os a la comedia musical: Cabaret, Chicago y A Chorus Line.
Sin abandonar el teatro, ya en tiempo de bises, sorprendi¨® con una nueva incorporaci¨®n a su repertorio: el 'The ladies who lunch', que el maestro Stephen Sondheim escribi¨® para su obra Company. Y remate final con September Mourns, una canci¨®n que ella misma compuso en un aniversario del 11-S para hablar de la pena agarrada a las entra?as y con la que quiso unirse al dolor por los atentados del mes de marzo: un brindis, dijo, "por la vida, por el amor y por ustedes".
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