"Nuestra sociedad anhela vivamente un mundo sin barreras"
Discurso del Sor Evelyne Franc, Premio Pr¨ªncipe de Asturias de la Concordia
Majestad, Alteza, Se?or presidente de la Fundaci¨®n Pr¨ªncipe de Asturias, dign¨ªsimas autoridades eclesi¨¢sticas, civiles y militares, se?oras y se?ores.
"El Amor y la fidelidad se encuentran
La justicia y la paz se besan" (Salmo 84)
Con gran emoci¨®n, tengo la alegria de dirigirme a Ustedes, en este foro de la Fundaci¨®n "Pr¨ªncipe de Asturias", en el contexto de una sociedad cada vez m¨¢s sensible, sedienta de concordia y de paz, de respeto a la dignidad humana, de verdad, de justicia y de libertad.
He comenzado esta breve y sencilla intervenci¨®n, evocando las palabras del Salmo 84, que tan bellamente enlaza la justicia y la paz. La justicia y la paz se buscan, son inseparables.
Perm¨ªtanme que, en nombre de todas las Hijas de la Caridad, exprese nuestra felicitaci¨®n a la Fundaci¨®n por la promoci¨®n de los grandes valores culturales, cient¨ªficos, humanos y sociales que contribuyen a hacer la vida m¨¢s humana, que favorecen la justicia y la paz en nuestro mundo.
Perm¨ªtanme tambi¨¦n expresar nuestro agradecimiento por este reconocimiento de la Fundaci¨®n, hacia el servicio humanitario y social realizado por la Compa?¨ªa de las Hijas de la Caridad en Espa?a y en todo el mundo, a lo largo de 372 a?os de entrega y compromiso al lado de quienes necesitan pan, consuelo, esperanza.
Este es tambi¨¦n un reconocimiento a toda la Iglesia y a cuantos comparten tiempo, esfuerzos y medios en favor de los m¨¢s desfavorecidos, en favor de todos aquellos que en nuestro mundo, est¨¢n privados de justicia y buscan la paz.
Nuestra sociedad anhela vivamente un mundo sin fronteras, un mundo donde no existan barreras entre los que tienen y pueden y los que est¨¢n desprovistos de todo. Cada vez m¨¢s nuestros contempor¨¢neos, especialmente los j¨®venes, sienten la urgencia de edificar un mundo nuevo, m¨¢s solidario, fruto de la globalizaci¨®n del amor. Un mundo nuevo, una familia de pueblos que comparten equitativa y solidariamente los bienes de la tierra, destinados a todos los hombres. Un mundo que en el fondo, casi sin saberlo, tiene necesidad de fe y de esperanza, tiene hambre de Dios.
Vivir la solidaridad, compromete a ir m¨¢s all¨¢ y m¨¢s lejos en la defensa de la vida, a veces amenazada en su integridad a causa del ego¨ªsmo de unos pocos.
Vivir la solidaridad compromete a ir m¨¢s all¨¢ y m¨¢s lejos en la b¨²squeda de recursos suficientes que permitan mejorar las condiciones de vida de quienes est¨¢n condenados a sobrevivir, ya sea perdidos en el laberinto de la marginaci¨®n, o forzados a dejar su pa¨ªs en fr¨¢giles pateras, verg¨¹enza de nuestra sociedad.
Vivir la solidaridad es un desaf¨ªo para nosotras Hijas de la Caridad, llamadas a continuar en el mundo la misi¨®n de Jesucristo, evangelizador y liberador de los pobres, impulsadas por san Vicente de Pa¨²l y santa Luisa de Marillac, nuestros Fundadores, amigos de los peque?os y necesitados.
Nos sentimos felices, agraciadas de poder entregar nuestra vida al Se?or para gastarla en el servicio de nuestros hermanos y hermanas. Como un torrente de vida, la historia de la Iglesia est¨¢ repleta de bell¨ªsimas p¨¢ginas escritas con el lenguaje humilde y sencillo del servicio a los necesitados, con el lenguaje silencioso de una generosidad creativa. La Compa?¨ªa de las Hijas de la Caridad, intenta colaborar modestamente, en la construcci¨®n de la civilizaci¨®n del amor, donde la justicia y la paz brillen para siempre. Damos gloria a Dios por este premio Pr¨ªncipe de Asturias.
Muchas gracias, estimados amigos, por hacer posible que en este foro excepcional resuene la voz de los heridos de la vida y se acoja el mensaje que nos dirigen desde sus sufrimientos. Cada vez que nuestro coraz¨®n acoge al otro, se enciende en el mundo la luz de la esperanza, "la justicia y la paz se besan".
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