"Esa voluntad de construir una Espa?a mejor hizo posible una hist¨®rica reconciliaci¨®n"
Discurso del Pr¨ªncipe de Asturias
En el a?o en el que celebramos, con la brillantez que anhel¨¢bamos, el XXV Aniversario de nuestros Premios, regreso lleno de felicidad y de esperanza, a esta querida tierra de Asturias de la que podr¨ªamos decir los espa?oles, evocando a un gran poeta, que "mucho de lo que tenemos, lo tenemos aqu¨ª plantado".
Antes de continuar, quiero trasladaros el recuerdo m¨¢s cari?oso de la Princesa de Asturias que, como sab¨¦is, no ha podido acompa?arnos en este acto, pero que est¨¢ aqu¨ª con todo su coraz¨®n y su pensamiento.
Han pasado veinticinco a?os desde aquella ceremonia inolvidable en la que hicimos por primera vez entrega de nuestros Premios. Desde entonces, no ha habido un solo d¨ªa para la quietud ni un momento para el des¨¢nimo. Hemos andado un largo camino que apenas adivin¨¢bamos en el horizonte en aquellos comienzos llenos de esperanza.
Queremos continuar esta tarea con la tenacidad, el entusiasmo y el rigor que nos han guiado siempre, pues nuestras ilusiones iniciales est¨¢n intactas y nuestros sue?os no han dejado de ser, como dice un precioso verso de Cernuda, m¨¢s altos que las nubes. Somos conscientes de que en estos albores inciertos y extraordinariamente complejos del siglo XXI, la vida de toda instituci¨®n depende m¨¢s que nunca de su capacidad de anticipar imaginativamente sin perder por ello sus ra¨ªces y sus valores fundacionales.
Doy las gracias a todos los que han hecho posible esta hermosa realidad, a aquellos que tuvieron fe en este proyecto, y que hoy ven revalorizados su cr¨¦dito y confianza en el. A quienes superaron las fatigas, los desalientos, todos los d¨ªas dif¨ªciles, y cuya entrega, esfuerzo e inteligencia han dado frutos tan extraordinarios.
En el camino hacia el futuro, sabemos que no estamos solos, pues hoy podemos decir con emoci¨®n que contamos con el apoyo y el est¨ªmulo de la inmensa mayor¨ªa de los espa?oles y, de forma destacada, del Gobierno de Espa?a y del de Asturias, del Ayuntamiento de esta ciudad, de los patronos de la Fundaci¨®n, de los jurados de los Premios, de nuestros protectores y, en creciente n¨²mero, de otras instituciones y entidades p¨²blicas y privadas que se est¨¢n sumando a la tarea de engrandecer esta gran obra de los espa?oles unidos ante el mundo.
Agradecemos a la UNESCO su declaraci¨®n en la que reconoce la extraordinaria aportaci¨®n de nuestros Premios al patrimonio cultural de la humanidad y su decisi¨®n de auspiciar los actos conmemorativos de nuestro XXV Aniversario.
Queremos proclamar tambi¨¦n nuestra gratitud de una manera muy especial a los medios de comunicaci¨®n que est¨¢n contribuyendo, de manera extraordinaria, a que los Premios sean reconocidos -como es nuestro sue?o- por aspirar a contribuir a la concordia entre los pueblos, por alentar la creaci¨®n cultural en sus m¨¢s altos y nobles valores, por ser como una inextinguible llamada a la ilusi¨®n, una luz vertida sobre la oscuridad y el abatimiento, una voz que nos recuerde estos antiguos e imperecederos versos:
No te creas nacido s¨®lo para ti mismo sino para el mundo entero.
Un a?o m¨¢s, nuestros galardones han sido concedidos a personas e instituciones que hacen su ejemplar trabajo inspiradas en estos principios. A todas ellas, a sus familias y amigos que les acompa?an y a las destacadas representaciones que han querido compartir hoy con nosotros estas horas inolvidables, les damos la bienvenida m¨¢s cordial y les agradecemos su presencia en este acto que encierra tantas promesas y esperanzas. Ensalzar los m¨¦ritos de los galardonados, recompensar su esfuerzo y reflexionar sobre su vida y su obra es para m¨ª una tarea especialmente grata y enriquecedora.
El Premio de Cooperaci¨®n Internacional ha sido concedido a la magistrada francesa Simone Veil. Adem¨¢s de Presidenta del primer Parlamento Europeo elegido por sufragio universal, ha desempe?ado en ¨¦l importantes misiones.
Es tambi¨¦n miembro del Consejo Constitucional de Francia y Presidenta de la Fundaci¨®n para la Memoria del Holocausto. Como tal, trabaja para conseguir que no se olviden las atrocidades cometidas contra tantos millones de personas y que ella sufri¨® al ser deportada con su familia al campo de exterminio de Auschwitz. Porque informar al mundo de esos horrores es la mejor manera de combatirlos; porque, como se ha escrito, cuando los acontecimientos vividos por una persona son de tan profundo y dram¨¢tico alcance, el recuerdo y el testimonio se convierten en un deber, pues si la vida ha sucumbido ante la muerte, resulta imperioso que la memoria salga victoriosa en su combate contra el olvido.
Simone Veil est¨¢ convencida de que el futuro pertenece a quienes saben recordar y evitan, de ese modo, repetir los errores del pasado. Afirma que la educaci¨®n en la tolerancia, ense?ar a los ni?os de distintas culturas a vivir juntos, y a los pueblos a cooperar entre s¨ª, con sus diferentes religiones y or¨ªgenes, son fundamentales para crear nuevas generaciones de mujeres y hombres que se nieguen a reproducir el horror.
De estas nuevas generaciones depende alcanzar el ideal, seg¨²n sus palabras, de que Europa sea "un lugar de libertad, de paz y de respeto a la dignidad humana". En una Uni¨®n Europea concebida como modelo de convivencia y de integraci¨®n, la actitud esperanzada y el europe¨ªsmo lleno de fe de Simone Veil son un alentador ejemplo para todos.
Tambi¨¦n Europa tiene mucho que ver en la concepci¨®n de la realidad del profesor, polit¨®logo y escritor italiano Giovanni Sartori, Premio de Ciencias Sociales, que ha sabido responder con una mirada abierta y l¨²cida a los problemas y a los retos ¨²ltimos que se le est¨¢n planteando a la sociedad occidental. Giovanni Sartori ha tenido la fortuna de nacer en Florencia, en ese peque?o para¨ªso toscano de la belleza y de la inteligencia, a cuya tradici¨®n de pensadores pertenece por pleno derecho.
Nuestro mundo se ha vuelto cada vez m¨¢s complejo y diverso hasta hacerse a veces incomprensible a nuestro entendimiento. Necesitamos la ayuda de personas que, como Sartori, sean capaces de guiarnos entre tantas dudas y sombras hacia su comprensi¨®n, personas que pongan en nuestras manos el hilo de Ariadna que nos redima del desamparo en que las contradicciones y las limitaciones humanas, la diversidad cultural y los acuciantes problemas de un tiempo convulso nos han colocado. Pues, como ¨¦l mismo ha dicho, "nadie se interesa por las cosas que no comprende".
Giovanni Sartori es un pensador que explora el mundo con clarividencia, y a quien, como dec¨ªa el cl¨¢sico, nada de lo humano le es ajeno. Temas tan controvertidos como la superpoblaci¨®n mundial, la inmigraci¨®n, el multiculturalismo, las nuevas pol¨ªticas, la democracia, los medios tecnol¨®gicos, el homo videns -algunas de sus preocupaciones m¨¢s sobresalientes- han sido iluminados por su inteligencia y sus reflexiones.
Las lenguas han sido y seguir¨¢n siendo un factor primordial de convivencia y de aproximaci¨®n entre los seres humanos, un veh¨ªculo de comunicaci¨®n y de difusi¨®n cultural entre los distintos pueblos del planeta. Se comprende as¨ª la excelencia de la obra de los seis Institutos Culturales Europeos a los que este a?o se les ha concedido el Premio de Comunicaci¨®n y Humanidades: la Alliance Fran?aise, el British Council, el Goethe-Institut, el Instituto Cam?es, el Instituto Cervantes y la Societ¨¤ Dante Alighieri.
En pocas ocasiones los m¨¦ritos de comunicar y de humanizar se funden de una manera tan certera y, a la vez, tan pr¨¢ctica. Las lenguas que hablamos los seres humanos est¨¢n hechas, como se ha repetido tantas veces, para unirnos y no para separarnos o marginarnos, para facilitar la comprensi¨®n mutua y para fomentar el conocimiento, para ampliar nuestra cultura y, en definitiva, para enriquecer nuestro esp¨ªritu.
M¨¢s all¨¢ de las lenguas que los Institutos premiados representan, aman, ense?an y propagan, se encuentra esa misi¨®n profundamente cultural que nos enriquece, pues transmiten tambi¨¦n valores, ideas, costumbres, experiencias colectivas, formas de vida, perspectivas diversas sobre el mundo y la sociedad. Es esta otra forma de hacer Europa: la que sabiamente se va conformando por medio de la educaci¨®n y de la cultura, de la palabra.
Este Premio de Comunicaci¨®n y Humanidades se funde de manera maravillosa con el Premio de las Letras, que este a?o se ha concedido a la escritora brasile?a N¨¦lida Pi?on, hija de emigrantes gallegos, que, como tantos otros espa?oles, buscaron nuevos horizontes para sus vidas en los pa¨ªses hermanos de Am¨¦rica a trav¨¦s de la dignidad del trabajo y la humildad orgullosa de su identidad.
Su obra resume muchos de los valores que nuestros Premios, y en particular, este acto de hoy, desea subrayar y que tan bien representa: la convivencia entre pueblos distintos que se aman, el continuo aprendizaje no en una cultura sino en varias culturas, el fulgor de una literatura que es rica y que enriquece a los dem¨¢s porque tambi¨¦n es m¨²ltiple, porque tiene muchas caras y ofrece muchos mensajes.
Se entrega hoy este Premio a una mujer que es consciente de todos estos valores y que sabe muy bien d¨®nde est¨¢n sus or¨ªgenes, que jam¨¢s ha olvidado; pero que a la vez ha levantado el vuelo intelectual y ha abierto su generosa humanidad para enriquecerse sobre todo con su pa¨ªs natal, Brasil, tambi¨¦n un excelente ejemplo de ese mestizaje social y cultural que ella filtra y decanta en cada uno de sus libros.
Nos alegra hoy decir que premiando a N¨¦lida Pi?on premiamos a su pa¨ªs y a toda Iberoam¨¦rica, sin la cual no se explicar¨ªa la vida y la obra de esta escritora. Su lengua portuguesa entra hoy por la puerta grande de nuestros Premios, junto al Instituto Cam?es y el neur¨®logo portugu¨¦s Antonio Damasio, que ha sido galardonado con el Premio de Investigaci¨®n Cient¨ªfica y T¨¦cnica.
Los descubrimientos del profesor Damasio est¨¢n contribuyendo de manera determinante al progreso de la Neurociencia, una disciplina s¨®lidamente fundamentada en sus or¨ªgenes gracias al trabajo genial de nuestro Santiago Ram¨®n y Cajal. Desde que Cajal sentara las bases de la teor¨ªa neuronal, el fascinante mundo de la investigaci¨®n sobre el sistema nervioso nos adentra en los procesos de comunicaci¨®n en el organismo y nos ayuda, incluso, a comprender la compleja convivencia de la raz¨®n y los sentimientos.
Como sucede con la ciencia de mayor prestigio, los estudios de Damasio tienen tambi¨¦n consecuencias en el campo de las ideas abstractas, porque ha contribuido, y lo sigue haciendo, a una tarea ineludible para la aventura humana: saber c¨®mo funciona el cerebro, con el que regimos nuestras vidas, y c¨®mo el pensamiento es capaz de pensarse a s¨ª mismo. Un objetivo que ha fascinado a lo largo de la historia a fil¨®sofos, cient¨ªficos y pensadores.
Muchos conflictos se agravan precisamente porque los seres humanos actuamos a menudo en contra de la raz¨®n y de las ideas. Por ello, llegar a entender mejor las motivaciones humanas debe ayudarnos a mejorar el mundo, buscando una necesaria, aunque dif¨ªcil, s¨ªntesis entre la raz¨®n y los sentimientos, desde el entendimiento cient¨ªfico de su problem¨¢tica relaci¨®n. Los trabajos de Damasio sobre esa relaci¨®n cobran as¨ª una importancia fundamental y sus investigaciones sobre el cerebro humano son imprescindibles para conocer su influjo sobre enfermedades como la demencia, la depresi¨®n, el Parkinson o el Alzheimer.
La concesi¨®n de este Premio nos trae a la memoria la figura inolvidable del asturiano y espa?ol universal Severo Ochoa, de quien estamos celebrando el centenario de su nacimiento. El profesor Ochoa presidi¨® este Jurado desde el primer d¨ªa hasta la misma frontera de su muerte, contribuyendo a prestigiarlo en todo el mundo. Por ello, y por sus aportaciones esenciales para el conocimiento de las bases moleculares de la vida, as¨ª como por su compromiso con el avance cient¨ªfico de nuestro pa¨ªs, le recordaremos siempre con inmensa gratitud y admiraci¨®n.
Es precisamente uno de los hallazgos en torno al cerebro humano del profesor Damasio el que nos hace pensar en el Premio de las Artes. El Arte -ha dicho- conduce a desencadenar "un estado neurofisiol¨®gico de una gran coherencia y armon¨ªa".
Resulta as¨ª el Arte un medio para transformar y humanizar el mundo que nos rodea y, a un tiempo, un medio para equilibrar la vida interior de las personas. La danza es, en este sentido, una disciplina que une de manera ideal el cuerpo y el esp¨ªritu, el dominio t¨¦cnico con la sensibilidad, la raz¨®n con el coraz¨®n, siendo, adem¨¢s, un goce incomparable para el espectador. Celebramos, por ello, que por vez primera el Premio de las Artes haya sido concedido este a?o a dos bailarinas excepcionales: Maya Plisetskaya y Tamara Rojo.
Sus biograf¨ªas -Plisetskaya desde la madurez y el magisterio absolutos, Tamara Rojo desde la juventud deslumbradora y llena ya de resultados excelentes- nos hablan de una misma lucha, de unos grandes deseos de perfecci¨®n, de la genialidad, del arte hecho movimiento y vida sublimes.
Maya Plisetskaya es una leyenda, un mito de la danza del siglo XX. Nacida en Rusia, un pa¨ªs en el que la m¨²sica y el ballet han logrado cimas muy altas. M¨¢s all¨¢ de las sacudidas ideol¨®gicas y de los padecimientos familiares, a los que la propia Maya no ha sido ajena, su arte ha permanecido inalterable gracias a una voluntad indomable y unas cualidades profesionales extraordinarias.
En Tamara Rojo, en la actualidad primera bailarina del Royal Ballet de Londres, se hace realidad lo que en su d¨ªa tambi¨¦n se hizo en Maya: la ilusi¨®n de seguir una vocaci¨®n sin vacilaciones, la voluntad de perfecci¨®n y de trabajo. Este premio que le concedemos, la resonancia que el mismo ha tenido y la figura internacional y triunfadora de Tamara son un est¨ªmulo para los espa?oles y, sin duda, la mejor base para que se preste m¨¢s atenci¨®n a la danza en Espa?a.
El gran arte -y la danza lo es- no tiene fronteras, es verdad, pero a¨²n as¨ª es hermoso verlo florecer y alcanzar su plenitud en el propio pa¨ªs del artista.
Todos hemos visto con emoci¨®n, en los m¨¢s importantes circuitos de automovilismo del mundo, c¨®mo en los ¨²ltimos tiempos un joven deportista nacido aqu¨ª, en Oviedo, no s¨®lo se situaba en los niveles m¨¢s altos de este deporte, sino que adem¨¢s, con cada triunfo, enarbolaba con orgullo las banderas de Espa?a y de esta tierra. Quien as¨ª se comporta es hoy, para alegr¨ªa de todos, el campe¨®n del mundo de F¨®rmula 1 m¨¢s joven de la historia, Fernando Alonso, Premio de los Deportes.
En su excepcional carrera deportiva sobresalen su juventud -es, tambi¨¦n, el galardonado m¨¢s joven de la historia de nuestros Premios- y sobre todo la atenci¨®n y la ayuda sacrificada de sus padres y de su familia m¨¢s cercana. La tenacidad y el deseo de triunfo con los que ha trabajado desde que era un ni?o le han llevado a la cima en una disciplina deportiva de enorme dificultad y complejo acceso. Fernando Alonso ha conjugado su inteligencia, su valor y su trabajo en perfecta sincron¨ªa con un equipo de especialistas de diferentes nacionalidades de Europa. Lo ha hecho, adem¨¢s, sin perder en el camino la serenidad y la sencillez.
El deporte se convierte en un gran ejemplo cuando se ejerce, como en el caso de Fernando Alonso, de manera sacrificada y valiente. Nuestro reciente campe¨®n pertenece a una nueva generaci¨®n de j¨®venes deportistas espa?oles que est¨¢n en vanguardia en sus respectivas especialidades, y que influyen de manera positiva en los h¨¢bitos de nuestra sociedad; una sociedad que vibra y vive con orgullo sus triunfos, que se contagia de su optimismo y su esperanza y que se reafirma en la idea de que los esfuerzos mantenidos en el tiempo y la entrega abnegada tienen la hermosa recompensa del aprecio admirado de sus rivales, de los aficionados y de sus compatriotas.
Como ha dicho el Papa Benedicto XVI, el amor, opuesto siempre al orgullo humano, nos ense?a que el aut¨¦ntico ascenso consiste en descender, que cuando nos inclinamos hacia los pobres, hacia los humildes, cuando somos m¨¢s sencillos, es cuando hemos llegado a lo m¨¢s alto. As¨ª viven y por eso recompensamos con el Premio de la Concordia a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Pa¨²l.
La pobreza, la enfermedad, la injusticia, la desigualdad, son algunos de los males m¨¢s terribles que atenazan a una gran parte de la Humanidad. Es precisa una determinaci¨®n firme de todos los que no estamos heridos por estas lacras para solucionarlos y especialmente la entrega y la caridad de los corazones m¨¢s nobles. Estos corazones son, en una grand¨ªsima medida, los de las Hijas de la Caridad, que en todo el mundo est¨¢n presentes all¨¢ donde la sociedad m¨¢s las necesita.
En los albergues para los m¨¢s pobres, junto a los enfermos terminales, con las madres maltratadas y los ni?os abandonados, en los sanatorios del sida, la lepra y la tuberculosis, cerca de los toxic¨®manos, proporcionando el alimento b¨¢sico en las cocinas econ¨®micas -por citar s¨®lo algunos de los ejemplos m¨¢s visibles- se encuentra siempre presente esta comunidad religiosa cuyo compromiso es tan hermoso y sublime como dif¨ªcil: trabajar por un mundo que haga posible la globalizaci¨®n del amor y despierte, al mismo tiempo, la esperanza, que con triste insistencia vemos alejarse de tantos corazones humanos.
Se?oras y Se?ores,
No puedo dejar de subrayar que tambi¨¦n este a?o se cumple el Trig¨¦simo Aniversario de la proclamaci¨®n de mi padre como Rey de Espa?a, que alent¨® el nacimiento de estos Premios y siempre ha respaldado su ulterior desarrollo. Quiero recordarle aqu¨ª y se muy bien que la Princesa siente lo mismo, con toda nuestra admiraci¨®n, respeto y afecto, los mismos sentimientos que expresamos a mi madre, la Reina, que ha distinguido esta ceremonia como nadie con su apoyo y presencia en todas sus ediciones.
Por ello, creo que es particularmente oportuno rendir un tributo de reconocimiento y gratitud a S.M. el Rey, al que junto a tantos otros espa?oles de muy diversas generaciones, debemos la construcci¨®n de la Espa?a democr¨¢tica de nuestros d¨ªas.
Los espa?oles podemos estar leg¨ªtimamente orgullosos de este periodo de nuestra historia. La confianza que demostramos en nosotros mismos, al ser capaces de organizar nuestra convivencia en paz y libertad, y al mismo tiempo de ser sensibles a los cambios tan importantes que se han producido en el mundo, nos ha permitido vivir los a?os m¨¢s pr¨®speros de los que se tiene memoria. Una etapa que ha transformado a Espa?a en un pa¨ªs al fin protagonista de la modernidad, abierto y admirado en el mundo, con un bienestar creciente y convergente con los m¨¢s pr¨®speros de nuestro entorno. Un pa¨ªs, finalmente incorporado a la hoy Uni¨®n Europea, y que ha potenciado sus v¨ªnculos con todo el mundo, especialmente en el Mediterr¨¢neo y sobre todo con Iberoam¨¦rica.
En la construcci¨®n de nuestra democracia merecen un recuerdo emocionado todas aquellas personas que cayeron v¨ªctimas de la barbarie y sinraz¨®n terrorista, o que sufren sus persistentes amenazas y extorsiones. Con todas ellas y sus familias nos sentimos profundamente solidarios y les rendimos, una vez m¨¢s, nuestro homenaje lleno de afecto.
El indudable ¨¦xito colectivo que los espa?oles hemos alcanzado no ha sido, sin embargo, fruto de la improvisaci¨®n o del azar. Es el resultado de una admirable obra, de una decidida y sostenida voluntad de convivencia. Estos a?os tan trascendentales han transcurrido bajo la inspiraci¨®n, la gu¨ªa y el amparo de la Constituci¨®n de 1978, que, como nunca antes, tantos espa?oles se otorgaron ejerciendo decididamente su derecho y poder soberano. Una extraordinaria obra pol¨ªtica y jur¨ªdica edificada con ejemplar responsabilidad, profundo sentido de Estado y una ampl¨ªsima generosidad.
Esa voluntad tan firme de construir una Espa?a mejor, la Espa?a de todos y para todos, hizo posible una hist¨®rica reconciliaci¨®n, desterrando las disputas end¨¦micas de nuestra pasada historia constitucional y estableciendo la arquitectura pol¨ªtica de la Espa?a de hoy. Se construy¨® as¨ª, con el imprescindible entendimiento y concurso de voluntades de las fuerzas pol¨ªticas, el pacto constitucional que est¨¢ en la base de nuestra convivencia democr¨¢tica, de nuestra estabilidad pol¨ªtica e institucional y del progreso econ¨®mico y social que disfrutamos. Nada de esto hubiera sido posible sin la vigencia y el respeto a la Constituci¨®n y a los valores constitucionales.
Preservar y acrecentar ese inmenso e irrenunciable patrimonio constituye una responsabilidad hist¨®rica de las generaciones actuales y venideras, en definitiva, una responsabilidad de todos. Es, adem¨¢s, un patrimonio imprescindible para atender las necesidades y carencias que a¨²n perviven en nuestra sociedad, para aprovechar las nuevas oportunidades que nos abre este principio de siglo y as¨ª poder superar, unidos, los retos que nos plantea el mundo de hoy: desde los que nos impone la globalizaci¨®n y la seguridad colectiva, hasta los derivados de los flujos migratorios y de la necesaria protecci¨®n de nuestro entorno natural.
La Corona, desde la proclamaci¨®n de S.M. el Rey, promovi¨® la devoluci¨®n de la soberan¨ªa nacional al pueblo espa?ol y el pacto constitucional. Como Heredero de la Corona estoy firmemente comprometido con ese proyecto de convivencia al servicio de Espa?a. As¨ª, contando con el impulso integrador de la Corona, la Constituci¨®n nos ofrece el marco m¨¢s s¨®lido, as¨ª como los principios y valores para poder acometer con ¨¦xito el futuro de Espa?a, de forma unida, solidaria y respetuosa con la riqueza de nuestra pluralidad y diversidad territorial.
Todos estos principios, todos estos valores e ideas en que se asienta nuestra democracia y por tanto, nuestra Monarqu¨ªa parlamentaria, han sido y son tambi¨¦n fundamento y gu¨ªa de nuestros Premios. Ser¨¢n tambi¨¦n el norte que, como dicen estos preciosos versos, nos ayude a construir un futuro mejor:
Con la oraci¨®n del viento.
Con las voces sencillas y humildes de la hierba.
Con la larga palabra de la lluvia.
Con la constancia terca del mar contra la orilla.
Muchas gracias.
Babelia
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