"Escher apela directamente a la inteligencia pura"
Escher fascina a los cient¨ªficos. El f¨ªsico Jorge Wagensberg y el pensador Jes¨²s Moster¨ªn explican por qu¨¦.
Los dibujos de Escher lo hipnotizan a uno hasta que acaba atrapado en su acertijo l¨®gico. El observador sabe por sentido com¨²n que una figura que sube por una escalera vertical no puede coexistir con otra que, pelda?o a pelda?o, avanza por una escalera horizontal. Y, sin embargo, ah¨ª est¨¢n. La vista percibe algo que contradice la l¨®gica. Los sentidos discuten con el sentido com¨²n. Es un callej¨®n sin salida. Un bucle. Un dibujo de Escher.
Maurits Cornelis Escher (1898-1972), dibujante y grabador holand¨¦s, traz¨® arquitecturas imposibles y juegos geom¨¦tricos obsesivos. En Autorretrato, proyecta su efigie sobre una esfera de cristal: la mirada fija, el rostro enjuto, las cejas luciferinas y las orejas puntiagudas; la viva imagen de un hechicero aritm¨¦tico.
Escher sosten¨ªa que era capaz de ver una belleza infinita en un cubo. Seducido por la geometr¨ªa, construy¨® centenares de repeticiones pautadas y distorsiones visuales. En Aire y agua, una bandada de p¨¢jaros se transforma sutilmente en un banco de peces, o viceversa. En Balc¨®n, el centro de un pueblo costero se proyecta esferizado hacia el espectador. Arriba y abajo es el ensamblaje de dos perspectivas opuestas. S¨ª, es fr¨ªo y repetitivo. Escher no pretende conmover. Sus dibujos son un desaf¨ªo el¨¦ctrico lanzado directamente al cerebro.
“Probablemente, de todos los artistas es el que m¨¢s directamente apela a la inteligencia pura del espectador”, resume Jes¨²s Moster¨ªn, fil¨®sofo y miembro del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas. “No despierta sentimientos ni emociones. Su obra constituye un reto permanente a la inteligencia del espectador. No emociona; fascina, deja perplejo”.
Escher lleva m¨¢s de medio siglo asombrando a matem¨¢ticos, f¨ªsicos, fil¨®sofos y, claro, a espectadores comunes; s¨®lo hace falta echar un vistazo a c¨®mo acercan la nariz a sus peque?as composiciones los visitantes de la muestra Escher. El arte de lo imposible (en el Centro de Arte Canal, en Madrid, hasta el 4 de marzo). Todos quieren aproximarse para desentra?ar el enigma del espejo autorreferencial de Tres esferas II, las escaleras entrecruzadas de Relatividad o el caudal de agua de tres pisos en un s¨®lo nivel de Cascada.
El bucle l¨®gico, visual y musical
En G?del, Escher, Bach (premio Pulitzer 1980 y best seller de literatura cient¨ªfica), un monumental estudio sobre la consciencia, el matem¨¢tico norteamericano Douglas Hofstadter, se adentra en los paralelismos entre el dibujante holand¨¦s, el matem¨¢tico Kurt G?del y el compositor Johann Sebastian Bach. “G?del determina que hay un l¨ªmite en cualquier sistema formal: podemos comprenderlo pero no demostrarlo sin salir de ¨¦l”, explica Jorge Wagensberg, f¨ªsico y director del ¨¢rea de ciencia de la Fundaci¨®n La Caixa. (Un ejemplo de sistema cerrado es la paradoja del cretense Epim¨¦nides “Todos los cretenses son mentirosos”.) Esta idea de circuito cerrado, de solipsismo, es la que Escher ilustra magistralmente en piezas como Cascada y Subiendo y bajando.
Quiz¨¢ el propio Escher no ten¨ªa la intenci¨®n de dar cuerpo a f¨®rmulas abstractas, sino, sencillamente, de recrear paradojas geom¨¦tricas por puro placer intelectual. “No son investigaciones matem¨¢ticas. Lo que hace es materia prima que se presta para que los matem¨¢ticos la interpreten”, observa el fil¨®sofo. “Las matem¨¢ticas son la creaci¨®n m¨¢s pura de la inteligencia. Es un mundo donde no hay emociones, s¨®lo construcciones mentales. Que se pueden ilustrar bien con un dibujo”, a?ade Wagensberg.
La intuici¨®n que fascina al cient¨ªfico
El divulgador sostiene que el artista puede abrir una ventana a una realidad a la que el cient¨ªfico le cuesta llegar: “la ciencia puede comprender sin intuir, y el arte puede intuir sin necesidad de comprender. As¨ª, el artista puede darle intuiciones al cient¨ªfico”. Como la del desfile sin fin de hormigas por la Cinta de Moebio, un concepto clave de la topolog¨ªa, la rama de las matem¨¢ticas que estudia la continuidad, o la de los lagartos multiplicados de Divisi¨®n regular del plano VI, una descripci¨®n tentativa de un fractal (una forma geom¨¦trica que se repite a escala).
La obsesi¨®n de Escher con la repetici¨®n se consolid¨® en una visita a la Alhambra, en Granada, y la Mezquita de C¨®rdoba en 1936. En las intrincadas cenefas ar¨¢bigas descubri¨® una estrategia compositiva que consider¨® eterna. “Las recurrencias de Escher son una ilustraci¨®n de lo que es comprender; de la inteligibilidad. La ciencia es buscar la regularidad de las cosas, la repetici¨®n; hallar la norma en la naturaleza, all¨ª donde parece que no la hay”, se?ala Wagensberg.
“Todas sus piezas son representaciones matem¨¢ticas. Y, claro, que sea posible en matem¨¢ticas no quiere decir que sea posible en la realidad”, a?ade. Sus composiciones s¨®lo son posibles sobre el papel pero siguen atrayendo como una espiral poli¨¦drica que se repite hasta el infinito.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.