Discurso de Avner Shalev, presidente del Museo del Holocausto, Premio Pr¨ªncipe de Asturias de la Concordia
Oviedo, 26 de octubre de 2007
Majestad,
Altezas,
Miembros del Jurado,
Se?oras y se?ores,
Nuestro viaje hacia aqu¨ª, a Oviedo, capital de Asturias, Espa?a, lo iniciamos mis compa?eros de Yad Vashem y yo en Jerusal¨¦n, capital de Israel, santa para las tres religiones.
All¨ª declamaron nuestros profetas y establecieron valores eternos para la existencia del hombre, valores que se convirtieron en la columna vertebral de la moral en la civilizaci¨®n occidental. Valores que se derrumbaron en el transcurso del Holocausto.
Pronuncio estas palabras ante ustedes hoy, precisamente en la lengua de los profetas, la lengua hebrea. En esta lengua rezaron nuestros padres y nuestras madres. En esta lengua clamaron multitud de ellos "Shema Israel" ("Escucha Israel"), antes de ser asesinados en las c¨¢maras de gas, en las fosas de fusilamiento y en los guetos.
Nuestra responsabilidad es trascendental y compleja: volver a restituir los valores sublimes de la santidad de la vida, el amor al pr¨®jimo y la aspiraci¨®n a la justicia y a la paz, frente al escalofriante sufrimiento de millones de v¨ªctimas.
Durante nuestro viaje de Jerusal¨¦n a Oviedo, sobrevol¨® nuestro avi¨®n Europa, en la que fueron asesinados sistem¨¢ticamente seis millones de mis hermanos y hermanas. Sus vidas fueron sesgadas, la totalidad de su legado, sus obras y su cultura destruidos.
Ello, principalmente por una ideolog¨ªa racista destructiva basada en el odio hacia los jud¨ªos y el antisemitismo. Se cre¨® una nueva realidad sin precedentes en la historia de la humanidad. El estudio del curso del Holocausto da sentido a las palabras de Eli Wiesel:
"No todas las v¨ªctimas eran jud¨ªas, pero todo jud¨ªo era v¨ªctima".
Seis millones asesinados. Una cifra inconcebible. Sin embargo, nuestra obligaci¨®n humana es intentar concebirla. Cuando desgrano esa cifra de "seis millones" convirti¨¦ndola en mi abuelo y mi abuela de Polonia, mis t¨ªos y mis t¨ªas y sus hijos peque?os, personas de verdad, de carne y hueso, que nunca conoc¨ª y que nunca conocer¨¦ ya, entonces empiezo a concebir la magnitud de la p¨¦rdida.
Nahum Fridovitch, hombre de negocios jud¨ªo, de la ciudad de Grodno en Polonia, fue expulsado con su familia a un gueto. En 1943 se encontr¨® frente a un dilema existencial:
sus familiares hab¨ªan preparado un escondite a salvo de las acciones asesinas de los alemanes. Pero la posible salvaci¨®n de todos ellos corr¨ªa peligro por el llanto de tres ni?os peque?os, dos de ellos nietos suyos. ?Qui¨¦n se iba a sacrificar para quedarse con los beb¨¦s? El abuelo Nahum decidi¨® quedarse. Quedarse expuesto y acompa?ar a los ni?os en su inevitable camino hacia la muerte.
La mayor parte de sus parientes fueron descubiertos por los alemanes m¨¢s tarde, y fueron asesinados tambi¨¦n. S¨®lo uno de los nietos de Nahum, un joven de 15 a?os, consigui¨® sobrevivir. Durante a?o y medio aproximadamente, aquel joven, F¨¦lix Zandman de nombre, encontr¨® refugio en un peque?o agujero bajo la casa de Yan y Yanova Pujalsky, una familia polaca cristiana. Al finalizar la guerra, no busc¨® venganza ni desesper¨® de este mundo. En cambio, decidi¨® F¨¦lix Zandman... construir: curs¨® estudios superiores, fund¨® una familia, invent¨® tecnolog¨ªas y emprendi¨® actividades econ¨®micas fecundas en tres continentes. Pero no hay d¨ªa en que no sienta dolor por el asesinato de sus familiares. F¨¦lix Zandman, nieto de Nahum Fridovitch, en paz descanse, est¨¢ aqu¨ª con nosotros hoy.
Nos acompa?an tambi¨¦n otros supervivientes. Todos ellos son se han unido a nosotros con toda lealtad para conservar de la memoria del Holocausto e interiorizar su significado. Cada uno de ellos vivi¨® en el transcurso del Holocausto tramas existenciales terribles y desgarradoras. No obstante, tras la liberaci¨®n decidieron escoger la vida.
En nombre de los aqu¨ª presentes, en nombre del pueblo jud¨ªo, y si se me permite, en nombre de los hombres civilizados de todas las naciones, valga mi saludo a vosotros, los supervivientes, y mi reconocimiento por vuestra elecci¨®n. Sois testigos de la brecha del pasado y gui¨¢is el camino hacia el futuro.
El escritor espa?ol Jorge Sempr¨²n, que fue detenido por la Gestapo como miembro de la resistencia, sobrevivi¨® a casi dos a?os de infierno en Buchenwald. Sempr¨²n encontr¨® una misi¨®n en el mundo de la posguerra precisamente en el propio campo..., en una pila de cad¨¢veres de v¨ªctimas asesinadas de la que brotaba el balbuceo de un jud¨ªo, m¨¢s muerto que vivo, empe?ado en pronunciar "?por qui¨¦n?, ?por s¨ª mismo?"; el Kadish, la inmemorial plegaria jud¨ªa por los difuntos.
En la agon¨ªa de ese jud¨ªo an¨®nimo encontr¨® Sempr¨²n, madrile?o, precisamente, sentido a la vida. En sus propias palabras: "Contar esta muerte hasta el final, tarea infinita".
En 1953, el Estado de Israel fund¨® Yad Vashem. Lo hizo para dejar constancia, documentar, investigar y hacer o¨ªr la historia del Holocausto. Una historia que comienza con una vida repleta de dinamismo para los jud¨ªos en Europa hasta la ocupaci¨®n nazi. Una historia que se va degradando hasta la aniquilaci¨®n masiva y sistem¨¢tica, pero que contiene tambi¨¦n la lucha por la supervivencia y por vivir de acuerdo con los valores del hombre jud¨ªo y su obra. Una historia que incluye tambi¨¦n cap¨ªtulos de combate y resistencia.
Y a pesar de todo, la resoluci¨®n... y la muerte. "La oscuridad del abismo". En la muerte de los ca¨ªdos no hay consuelo ni sentido... a menos que asumamos, temerosos de Dios, una responsabilidad hist¨®rica: recopilar del fondo de los armarios y los cajones las cartas, los objetos, la creaci¨®n intelectual, que expresan la identidad de las v¨ªctimas que fueron creados a imagen y semejanza. Recuperar las facciones de su rostro, anotar sus nombres. Formar a generaciones de educadores para que ense?en c¨®mo estudiar el Holocausto, y c¨®mo aprender de ¨¦l. Y con todo ello fundar YAD VASHEM, para proporcionar un escenario y dar forma a la historia de esta brecha y al eclipse de la luz en la que el asesino asesin¨®, la v¨ªctima luch¨® por la supervivencia con humanidad, el vecino vio y call¨® y s¨®lo unos pocos intentaron salvar.
Esos pocos bienhechores de las naciones del mundo pusieron su vida en peligro y a veces la de sus familias, para garantizar que en la m¨¢s profunda oscuridad brotaran algunos rayos de luz. Ellos son "los justos entre las naciones", valedores de la virtud por los que se ha acu?ado un nuevo concepto en la cultura de la humanidad, entre los que encontramos tambi¨¦n a espa?oles. Recordamos y conmemoramos sus actos y les saludamos.
Excelencias:
Al extender nuestra mano con humildad y agradecimiento para recibir el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de la Concordia, nos embarga la sensaci¨®n de una misi¨®n conjunta, expresi¨®n del creciente reconocimiento de que la memoria del Holocausto debe encontrar su justo lugar en la cultura de la humanidad.
En este premio hallamos la victoria de la tolerancia sobre el racismo, del amor sobre el odio, del bien sobre el mal. No s¨®lo la maldad nazi hist¨®rica, espec¨ªfica y ¨²nica, sino tambi¨¦n la maldad que sobrevive y se renueva en nuestros tiempos del antisemitismo, el racismo y la xenofobia, en todo el mundo.
Nuestro mundo no puede ya tolerar ni sufrir, a comienzos del siglo XXI, un genocidio como el que est¨¢ sucediendo estos d¨ªas en Darfur.
Al decidir conceder a Yad Vashem el Premio, la Fundaci¨®n Pr¨ªncipe de Asturias manifiesta y proclama que la lucha contra los que siguen el camino de los nazis no compete ¨²nicamente a un organismo, a un pueblo o a una religi¨®n. Se trata de una lucha conjunta de toda la humanidad, en la que Yad Vashem desempe?a una funci¨®n primordial de vanguardia.
Damas y caballeros:
Dentro de poco mis compa?eros y yo volveremos de Asturias a "nuestro" monte, el monte de la memoria, en Jerusal¨¦n. En nuestras manos ostentaremos y mostraremos ante todos el Premio que nos han otorgado.
Volveremos a Israel reforzados por la esperanza de que la memoria del Holocausto sigue calando, ahora con mayor vigor, en la conciencia internacional, y gracias a esto, estamos m¨¢s cerca de que se cumplan las palabras de los profetas:
"Y convertir¨¢n sus espadas en rejas de arado,
y sus lanzas en hoces;
naci¨®n contra naci¨®n no alzar¨¢ espada,
ni se adiestrar¨¢n m¨¢s para la guerra".
Babelia
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