Una c¨¢tedra del 'cortaypega'
DJ Shadow y Cut Chemist imparten una clase magistral de hip hop experimental en la Sala La Riviera de Madrid
No son alquimistas ni animistas: son electricistas. Buscadores de tesoros sin atender a modas. Un soplo de aire fresco entre tanta pose advenediza. DJ Shadow y Cut Chemist irrumpieron anoche en la sala La Riviera de Madrid subidos a lomos de un peque?o disco de vinilo y exprimiendo sus habilidades sobre ocho platos. Pisando el acelerador progresivamente, cuatro manos sujetaron las riendas de un concierto en el que ambos, amigos, compa?eros y profesores improvisados, presentaron su gira The Hard Sell (l¨ªmite de existencias). Una hora y media de viaje conceptual que revindic¨® la vigencia de los vinilos de 45 pulgadas con una sesi¨®n en la que brill¨®, aunque no entusiasm¨®, el cut & paste anal¨®gico gracias a un impresionante espect¨¢culo audiovisual. Mucho m¨¢s que magos del corta&pega, mucho m¨¢s que iconos cool, los dos discjockeys's se reivindicaron anoche como dos exploradores geeks a a?os luz de modas y etiquetas.
La velada comenz¨® con un v¨ªdeo a modo de homenaje chicloso al sonido anal¨®gico. Un manual de instrucciones para reci¨¦n llegados que se encarg¨® de calentar el ambiente al tiempo que postulaba dos detalles matrices en el universo de la pareja: su gusto, casi obsesi¨®n, por lo audiovisual y la necesidad de revindicar un formato, el single anal¨®gico, que en el siglo XXI conserva todas sus posibilidades sonoras. Los vinilos de 45 pulgadas se siguen produciendo y encontrando en comercios especializados, aunque la difusi¨®n de los archivos digitales ha provocado que 'la experiencia musical se haya enfriado sustancialmente' (Shadow dixit), por no hablar de la progresiva desaparici¨®n de formatos que dif¨ªcilmente, salvo casos como el de The Hard Sell, encuentran justificaci¨®n comercial.
Experimentos contra el monopolio digital
Cuatro micro-c¨¢maras de v¨ªdeo al estilo National Geographic, atadas a las mu?ecas de los artistas, dejaron entrever las claves den su lecci¨®n magistral: mezclar m¨²sica sin software inform¨¢tico en la era del port¨¢til y del MP3 y entrelazar trallazos de hip-hop con ritmos caribe?os, retales de himnos atemporales de Queen o Led Zeppelin o peque?as p¨ªldoras de m¨²sica de videojuegos vintage.
Si la legi¨®n de gorras, camisetas y pantalones anchos que contemplaba a Shadow y Chemist esperaba ver una sesi¨®n festiva y desenfadada, brincos from the ghetto y gritos y saltos de por medio, nada que ver. La reacci¨®n ante las sacudidas sonoras roz¨® lo fr¨ªo si no llega a ser por algunos samplers que ambos dj's se reservaron para los momentos de mayor confusi¨®n. M¨¢s cerca de un proyecto subvencionado por alg¨²n museo de arte contempor¨¢neo que de una sesi¨®n al uso, el concierto abund¨® en la seriedad e impostura que postulan estos dos empollones de la experimentaci¨®n electr¨®nica. Estaba en juego, ni m¨¢s ni menos, la continuidad del vinilo frente al fascismo digital.
El postre y degustaci¨®n final salvaron al d¨²o ante un p¨²blico sediento de latitudes musicales m¨¢s previsibles. Cuando apuraban los ¨²ltimos compases, Shadow y Chemist se colgaron al cuello una tabla de mezclas y un plato dise?ado para ser utilizado en vertical y dieron rienda suelta un versi¨®n de One, de Metallica, rebosante de scracthes y loops que puso el punto y final a una noche que, por momentos, pareci¨® la clase magistral de alguna universidad hippie perdida en el tiempo y el espacio.
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