En la barber¨ªa de Sweeney Todd
Mario Gas ensaya en el Teatro Espa?ol el musical de Sondheim que estrenar¨¢ en el Festival de Oto?o
Fuera atardece en el centro de Madrid, dentro cae la noche un suburbio de Londres. Mientras las terrazas de la madrile?a plaza de Santa Ana se llenan, el lumpen londinense se arremolina en el escenario del Teatro Espa?ol. Son las seis de la tarde y el ensayo est¨¢ a punto de comenzar. Los m¨²sicos y los actores calientan y la sala es un batiburrillo de voces y notas que se hacen un denso silencio a la voz de "Ya vamos, silencio por favor".
"No veo a todos, ?est¨¢ Joan [Crossas, que interpreta el papel protagonista] por ah¨ª?" Mario Gas llama a la compa?¨ªa al escenario. "No, est¨¢ abajo, en los infiernos", bromean los que se encuentran sobre el escenario. "Vale, vale, que se quede all¨ª" dice el director pero la figura desgarbada del barbero ya se recorta en una de las puertas laterales. Entonces Gas les anima "a trabajar unos con otros. Eso es lo m¨¢s importante", afirma rotundo. Sobre su mesa, un mont¨®n de peri¨®dicos atrasados, varias botellas de agua y folios emborronados muestran el tiempo transcurrido desde que comenzaron a ensayar en la sala donde se representa la funci¨®n desde el d¨ªa 16.
Es la primera vez que van a pasar la obra entera, a¨²n sin m¨¢s p¨²blico que la "gente de la casa" dispersa por las butacas con cuadernos y walkie-talkies para tomar nota de los ¨²ltimos detalles que hay que modificar. Quedan cinco d¨ªas. En un mes y tres semanas de ensayos los actores han tenido que familiarizarse con el texto y el espacio, el poco espacio, por el que deben moverse a oscuras como si estuvieran en su casa. "Vamos a empezar a soltarnos un poco", anima el director a su compa?¨ªa.
La niebla llena el escenario hasta el punto de que la boca se ve completamente blanca. "As¨ª, as¨ª es como tiene que estar, pero yo de vosotros lo cortaba ya", bromea Mario Gas. Es Londres, un Londres oscuro y pobre en el que el s¨¢lvese quien pueda es la ley. Las primeras notas comienzan a sonar y los hermanos Gas (Mario se encarga de la direcci¨®n esc¨¦nica mientras que Manuel hace lo propio con la musical) se acomodan junto al ayudante de direcci¨®n. Desde el escenario surge una advertencia: "Sabed qui¨¦n era Sweeney Todd".
De la leyenda al musical
La historia del sangriento barbero de Fleet Street parte, como muchas otras historias de terror, de una leyenda urbana. La primera aparici¨®n literaria del personaje fue en 1846 en The string of pearls: a romance, cuyo autor se desconoce, en el peri¨®dico The people's periodical. En ¨¦l el barbero era a¨²n un personaje secundario. En la edici¨®n de 1850 de la misma historia, Peter Haining afirma que se trata de un personaje real que asesin¨® a varios de sus clientes en torno a 1800, aunque no hay ninguna prueba de que Todd existiera fuera de la imaginaci¨®n.
El asesino que transformaba a sus v¨ªctimas en comida era un t¨®pico frecuente en la ¨¦poca. Dickens public¨® en 1846 una historia en la que Tom Pinch "evit¨® acabar en las despensas de los que preparaban pasteles para can¨ªbales, que muchas leyendas del campo afirman que hacen su trabajo en las ciudades". Una historia similar apareci¨® en 1824 en The tell tale. En ella se contaba c¨®mo un barbero de la Rue de la Harpe en Par¨ªs cortaba las gargantas de sus clientes, les robaba y usaba sus cuerpos para hacer pasteles de carne en colaboraci¨®n con una pastelera que ten¨ªa el despacho en su misma calle. Despu¨¦s se convirti¨® en una obra teatral y Stephen Sondheim la rescat¨® para convertirla en el musical que se representa en el Teatro Espa?ol.
Los actores y el director se conocen bien y en los momentos de descanso son frecuentes las bromas. Muchos de ellos ya estuvieron en el montaje de hace 13 a?os y para el director eran imprescindibles. "Tengo un reparto muy potente y sin algunas de las personas que est¨¢n no lo hubiera vuelto a hacer. La se?ora Lovett es fundamental, ten¨ªamos que conseguir un buen Todd, el juez Turpin... Hay mucha gente con la que me siento c¨®modo y tranquilo y con ganas de volver a hacer la funci¨®n. Si no, no la hubi¨¦ramos hecho". S¨ª ha tenido que cambiar a los tres actores m¨¢s j¨®venes, para los que Gas estuvo un mes realizando audiciones en las que tambi¨¦n escogi¨® diez personas nuevas para el coro, all¨ª s¨®lo repiten dos.
El trabajo ya est¨¢ pr¨¢cticamente listo, por lo que las indicaciones son pocas y precisas. En parte se debe a que el director busca siempre crear un equipo que funcione bien. "Es fundamental para poder conseguir cosas importantes esc¨¦nicamente y que no sea una supremac¨ªa del director que pase por encima del actor, o que el actor se imponga al director, sino que sepamos todos qu¨¦ queremos ofrecer y c¨®mo nos respetamos y trabajamos conjuntamente para que salga lo mejor de cada uno".
Mario Gas y su ayudante de direcci¨®n conversan en voz baja sobre lo que ha mejorado en los ¨²ltimos ensayos y lo que todav¨ªa est¨¢ por pulir. Gas gesticula imitando los movimientos del escenario y sigue la melod¨ªa de Sondheim entre dientes. El ensayo transcurre sin problemas y s¨®lo se interrumpe en el entreacto y al finalizar el pase de la obra completa, momento que unos aprovechan para tomar algo en la cafeter¨ªa mientras que para otros comienza el momento de ajustar los detalles.
Durante ese tiempo, el equipo t¨¦cnico revisa los peque?os fallos que se han observado en el pase. Un hueco que deja demasiada luz, un momento en el que se ve demasiado movimiento entre cajas, ya que todos los decorados se mueven a mano... Para comprobar que todo est¨¦ bien, se reparte gente en las diversas plantas del teatro que, adem¨¢s, controlan que las voces se escuchen perfectamente desde cualquier butaca. Tambi¨¦n es el momento de grabar las entrevistas que luego se utilizar¨¢n para la promoci¨®n de la obra.
Vuelta al trabajo
"Esperad, esperad, que os doy el pie" dice entre risas Vicky Pe?a, que alarga una pierna de pl¨¢stico de atrezzo a Joan Crossas y Pedro Pomares, preparados sobre el escenario para revisar uno de los momentos de la funci¨®n. El ensayo se reanuda despu¨¦s de la cena con el repaso de alguna escena. El ambiente, a pesar de que todos llevan ya, al menos, cinco horas all¨ª encerrados, sigue siendo distendido. Es el momento de asegurar las posiciones cuando todo el coro se coloca frente a los espectadores. Las indicaciones son breves y precisas y Mario Gas parte de que sean los propios int¨¦rpretes los que se vean mal colocados y luego busquen la referencia para ocupar cada uno su posici¨®n.
A las doce el ensayo est¨¢ terminado. Mientras la plaza de Santa Ana se llena de la gente que busca una copa en una noche de s¨¢bado, los actores que dar¨¢n vida al musical de Sondheim se cambian de ropa y se desmaquillan. A¨²n les queda un rato antes de poder volver a sus casas y descansar. Es el momento de las notas, cuando el equipo de direcci¨®n les comenta aquellas cosas que a¨²n deben perfilar antes del siguiente ensayo, para que las interioricen.
Y al final del d¨ªa de trabajo queda la satisfacci¨®n de ver c¨®mo el proyecto que empez¨® hace meses va tomando forma y va quedando listo para que los espectadores disfruten de ¨¦l. O, como concluye Mario Gas: "el reparto est¨¢ absolutamente ajustado y los coros tambi¨¦n. Hemos hecho la producci¨®n de una forma muy meticulosa y el resultado se asemeja bastante al Sweeney Todd que yo quiero".
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