Eli 'Paperboy' Reed, el nuevo predicador de un excitante soul
El m¨²sico estadounidense ofrece un concierto apabullante en Madrid dentro del Festival Primavera Sound
Si Otis Redding levantara la cabeza, aplaudir¨ªa a rabiar de felicidad con el concierto ofrecido ayer por Eli Paperboy Reed, un muchacho estadounidense de 24 a?os que parece destinado a recoger el relevo de los grandes maestros del soul, en su concepci¨®n genuina. Pero el destino de este joven de voz portentosa a¨²n parece alcanzar un desaf¨ªo m¨¢s grande: predicar un g¨¦nero excitante y vital en la historia de la m¨²sica popular pero que desde hace d¨¦cadas sobrevive no m¨¢s all¨¢ de un campo marginal.
Cuando el negocio impone su estilo, es como si se borraran las huellas del pasado. Las grandes campa?as de publicidad hablan de artistas soul para vender a gente de todo pelaje: m¨²sicos sin capacidad de sorpresa, empalagosos en su propia concepci¨®n art¨ªstica o cantantes faltos de esp¨ªritu. Bajo el nombre de una etiqueta, el rhythm & blues termina por ser un sonido plano, asentado en tristes bases, sin un solo sobresalto y, lo que es peor, absolutamente carente de credibilidad. Es un chiste malo dentro de un empaquetado.
Sin embargo, la gracia de la m¨²sica, de la buena m¨²sica, reside en su poder evocador. De la osad¨ªa de Jackie Wilson, la belleza de Sam Cooke o la ferocidad de James Brown tendr¨ªa que salir m¨²sica energ¨¦tica, sin ataduras ni estrecheces, repleta de vida. Parece mentira que, de unos a?os a esta parte, se tenga que leer sobre representantes del R&B contempor¨¢neo como Mariah Carey y similares mientras en rincones y locales de segunda se mantienen vivos artistas de raza como Solomon Burke, Bettye LaVette, James Hunter, Sam Moore o Sharon Jones. Pero m¨¢s cuesta creer que tal y como est¨¢ el panorama aparezca un fen¨®meno como Eli Paperboy Reed. Y lo haga de una forma tan fulminante.
Paperboy ha nacido para romper moldes: un blanco de Massachussets que en el siglo XXI suena al micr¨®fono como un negro de Alabama hace 50 a?os. Impensable, pero cierto. El soul de este chico se puede tocar casi con las manos. Es visceral y absorbente. De la escuela de Stax Records, donde las grabaciones guardaron el ¨¦xito de la entrega al mismo tiempo que se acoplaban instrumento y voz dentro una misma emoci¨®n. Y, a diferencia de ese torbellino medi¨¢tico llamado Amy Winehouse, Paperboy es una esperanza, un revisionista que tal vez peca de retro pero ya es de agradecer en un terreno abonado al olvido como es la m¨²sica negra de ra¨ªces.
Y en ese sentido, su concierto en Madrid fue una invitaci¨®n al ¨¦xtasis colectivo. Todos los asistentes terminaron aplaudiendo, bailando e incluso gimiendo en alaridos compartidos con el m¨²sico durante la hora que dur¨® la actuaci¨®n. Con su delicada camisa y su pulcro traje, Paperboy ten¨ªa pinta de fichaje de empresa, como un ingeniero que cuadra n¨²meros y resuelve f¨®rmulas sin mediar palabra. Pero es el verbo lo que le convierte en un m¨²sico diferente. Enamora. Y lo hace con el a?adido de llegar hasta el entusiasmo. Lo suyo es pura efervescencia musical. Sin miramientos, con atributos, con el soplo de una secci¨®n de viento que parece de otra ¨¦poca y el dinamismo s¨®nico que conjuga a la perfecci¨®n con una voz exuberante. As¨ª fue como se present¨® Paperboy acompa?ado de los True Loves, una compacta y atronadora banda con la que consigue superar en directo los temas de su magn¨ªfico disco Roll With You.
Eli Paperboy Reed, tambi¨¦n llamado Mr. Boom Boom por el espectacular tema que cierra su disco, un joven como sacado de una m¨¢quina del tiempo. El soulman que, hoy por hoy, se come a bocados eso que llaman soul, como zarpazos dan sus alaridos y revolcones ofrecen sus apasionantes canciones.
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