Los secretos de 'Watchmen'
El volumen 'Watching the Watchmen' muestra la g¨¦nesis del c¨®mic que cambi¨® el g¨¦nero superheroico
El guionista Alan Moore (Northampton, Reino Unido, 1953) se propuso en 1985, con poco m¨¢s de treinta a?os, escribir algo completamente diferente. Algo que nunca antes se hubiese visto en los c¨®mics de superh¨¦roes. Se trataba de abordar c¨®mo ser¨ªan en la vida real esos tipos que se disfrazan para tomarse la justicia por la mano. Seguro que no ser¨ªan modelos de conducta, sino m¨¢s bien gente bastante marginal, con alg¨²n que otro desorden en la cabeza. Probablemente, esos autoproclamados justicieros crear¨ªan m¨¢s problemas de los que pretend¨ªan solucionar. ?Y, al final, qui¨¦n los vigilar¨ªa a ellos?
En esta pregunta ten¨ªa Moore el germen de lo que buscaba. Y partir de ah¨ª construy¨®, junto al dibujante Dave Gibbons, la rompedora miniserie Watchmen, doce n¨²meors publicados entre 1986 y 1987 que supusieron un hito (y cuya versi¨®n cinematogr¨¢fica, dirigida por el estadounidense Zack Snyder (300), se estrena ma?ana). Dio un repaso radical a las convenciones del g¨¦nero superheroico y mostr¨® todo lo que se pod¨ªa hacer con el arte secuencial. Aquella idea inicial, resumida en una cita de la s¨¢tira VI del poeta Juvenal (?Qui¨¦n vigila al vigilante?), figura en uno de los primeros esbozos del gui¨®n de la serie, recogidos en el volumen Watching the Watchmen (Norma Editorial), que repasa la g¨¦nesis de la obra a partir de notas, bocetos y p¨¢ginas originales. En ellos, guionista y dibujante fueron desarrollando poco a poco la historia que cambiar¨ªa el modo de leer las aventuras de superh¨¦roes. Es un recorrido que permite analizar algunos de sus ingredientes m¨¢s innovadores.
LA IDEA: El objetivo, tal como indica el propio Moore en la edici¨®n absolute de Watchmen, era ubicar a los enmascarados en el mundo real. Ello le proporcion¨® un punto de partida muy fecundo. No s¨®lo se adentrar¨ªa en la personalidad distorsionada de los aventureros enmascarados, sino que podr¨ªa analizar c¨®mo la aparici¨®n de un superh¨¦roe de verdad (el Dr. Manhattan, una especie de semidi¨®s que controla la energ¨ªa at¨®mica) alterar¨ªa el curso de la historia. Lo que, en 1985, en plena Guerra Fr¨ªa, significaba que Moore tendr¨ªa que reflexionar sobre la relaci¨®n estrat¨¦gica entre las superpotencias estadounidense y sovi¨¦tica. Tambi¨¦n reflejar¨ªa la reacci¨®n psicol¨®gica de la poblaci¨®n ante la presencia de un ser muy parecido a Dios y el vertiginoso desarrollo tecnol¨®gico que podr¨ªa conllevar.
De hecho, es el nacimiento de ese ser, en los a?os 60, lo que da lugar al cambio de la historia mundial y a la realidad alternativa en la que se sit¨²a Watchmen. Los Estados Unidos han ganado la guerra de Vietnam y su presidente, Richard Nixon, ha sido reelegido tras cambiar la Constituci¨®n. En 1977, cansados de disturbios sociales contra los superh¨¦roes (?Placas, no m¨¢scaras!, protesta la polic¨ªa), el Gobierno ilegaliza a los "aventureros enmascarados".
El c¨®mic arranca en 1985 con el misterioso asesinato de un vigilante retirado, el Comediante. Otro justiciero, Rorschach emprende una investigaci¨®n para descubrir al culpable y determinar si se trata de un complot para acabar con todos los encapuchados. La trama detectivesca, sin embargo, es casi tan s¨®lo una excusa para atraer al lector al mundo de Moore, como sugiere Gibbons en Watching the Watchmen.
LOS PERSONAJES: La idea inicial de Moore era construir su historia a partir de unos viejos personajes de la editorial Charlton Comics, que acababa de ser adquirida por DC, el sello que iba a publicar Watchmen. Estos eran Atom, Blue Beetle, Peacemaker, Thunderbolt, Nightshade y Question. Pero al final no pudo usarlos y tuvo que crear unos nuevos. Eso s¨ª, con plena libertad. As¨ª, ide¨® a Rorschach, una especie de Taxi driver desequilibrado y con un sentido de la justicia maniqueo; el Comediante, un supersoldado brutal; B¨²ho Nocturno, un fetichista que s¨®lo se excita cuando se calza el disfraz de justiciero; y Ozymandias, un megal¨®mano capaz de sacrificar millones de vidas para salvar el planeta. Y, por ¨²ltimo, el Dr. Manhattan, el ¨²nico personaje con superpoderes. Convertido en un ser semidivino debido a un accidente cient¨ªfico, que le hace capaz de controlar los ¨¢tomos y el tiempo, su omnipotencia lo aleja poco a poco de las emociones humanas. La destreza de Moore se hace patente en el retrato ambiguo de semejante elenco; de igual modo que es ambigua su aproximaci¨®n al g¨¦nero superheroico, nost¨¢lgica y crepuscular a un tiempo.
LA NARRATIVA: Watchmen tendr¨ªa que ser rompedora no s¨®lo por su historia sino tambi¨¦n por la manera de contarla. Moore combin¨® varias subtramas (el c¨®mic dentro del c¨®mic Relatos de la fragata negra, la relaci¨®n entre un quiosquero y un lector gorr¨®n, los flashbacks sobre el pasado de cada personaje y sopre los Minutemen, uno grupo de enmascarados de los a?os cuarenta) para crear un relato muy complejo, eminentemente anticlim¨¢tico, dominado por una desaz¨®n nihilista.
Tambi¨¦n el aspecto visual deb¨ªa acomodarse a semejante proyecto. Y ah¨ª intervino Gibbons, que decidi¨® dividir las p¨¢ginas del c¨®mic en una pauta regular de nueve vi?etas. Toda la serie se desarrolla sobre adiciones y divisiones de ese patr¨®n original, como se aprecia en las planchas reunidas en Watching the watchmen. Esta disposici¨®n "permit¨ªa a Moore un control narrativo sobre el ritmo y la yuxtaposici¨®n de los elementos de la historia", escribe Gibbons. Y, las composiciones de p¨¢gina a menudo resultaban muy cinem¨¢ticas, con sutiles juegos de perspectiva (un solo plano dividido en tres escenas) y movimientos de c¨¢mara (como los travellings al principio y final del primer episodio). A ello se a?adi¨® un trazo detallado y n¨ªtido, af¨ªn a la l¨ªnea clara de la escuela francobelga, que contrastaba con el estilo de los c¨®mics de superh¨¦roes la ¨¦poca. El conjunto lo complet¨® la ins¨®lita paleta de colores secundarios del colorista John Higgins. El resultado deslumbr¨® a los colegas. "Es un puto diez", les espet¨® el historietista estadounidense Howard Chaykin tras ver el primer n¨²mero.
SUBTETXTOS: Otra de las innovaciones de Moore fue la documentaci¨®n a?adida al final de cada cap¨ªtulo, en la que se pod¨ªa profundizar en el desarrollo psicol¨®gico de un personaje o contextualizar alguna subtrama. Ah¨ª est¨¢n los cap¨ªtulos de la autobiograf¨ªa Bajo la m¨¢scara, en la que Hollis Mason, el primer B¨²ho Nocturno, ya retirado, descubre por qu¨¦ decidi¨® calzarse las mallas para repartir justicia. Y tambi¨¦n est¨¢n las entrevistas con Sally Jupiter, alias Espectro de seda, en las que confiesa que se hizo superh¨¦roe por el dinero y la fama, o los informes psicol¨®gicos sobre Walter Kovacs, alias Rorschach, hijo de una prostituta y v¨ªctima de maltrato infantil. Tambi¨¦n se adjunta una entrevista con el empresario Adrian Veidt, ex Ozymandias, due?o de un emporio empresarial construido a partir de sus derechos de imagen como justiciero, y un art¨ªculo de la revista conservadora New Frontiersman, que apoya a los enmascarados, titulado El honor es como el halc¨®n: a veces debe ir enmascarado". Se trata de un conjunto textual que completa la obra y multiplica sus lecturas.
REFERENCIAS: Watchmen es una mina de referencias culturales, literarias, cinematogr¨¢ficas y musicales. Ser¨ªa osado intentar una enumeraci¨®n, pero se pueden comentar algunas para dar una idea del alcance de la tupida red hipertextual tejida por Moore. El t¨ªtulo de cada episodio es una cita. Quiz¨¢ el m¨¢s popular sea el quinto, 'Aterradora simetr¨ªa' (Fearful symmetry), que remite al poema The Tyger, del poeta y pintor decimon¨®nico William Blake. El resto evocan el Antiguo Testamento, Friedrich Nietzsche, Carl Gustav Jung, Albert Einstein y Bob Dylan, entre otros. Luego est¨¢n el cine Utopia, en el que se proyecta Ultim¨¢tum a la tierra, el concierto del grupo Pale Horse (nombre extra¨ªdo del Antiguo Testamento) y su concierto Krystalnacht (que recuerda la noche de los cristales rotos, del 9 de noviembre de 1938, durante la que los nazis atacaron a la poblaci¨®n jud¨ªa, en un pogromo que dej¨® 90 muertos y miles de detenidos que luego ser¨ªan deportados)... Tampoco se quedan atr¨¢s las citas musicales: You're my thrill, de Billie Holliday, Walking on the moon, de The Police, The times they are a-changin', de Bob Dylan... Y todas tienen su sentido dentro de la trama.
CONCLUSI?N: Moore ha sido acusado de abrazar demasiados temas y de abrir demasiados frentes que luego no supo c¨®mo resolver. Algunos consideran el final, en el que se descubre una gran conspiraci¨®n, algo precipitado. Las opiniones son libres, pero el hecho es que Moore llev¨® el c¨®mic de superh¨¦roes un paso m¨¢s all¨¢ de lo que nadie lo hab¨ªa hecho nunca. Adem¨¢s, ?y si la leyenda del nudo gordiano (un nudo que nadie sab¨ªa desenredar y que Alejandro Magno solucion¨® de golpe: lo cort¨® de un espadazo), que aparece como motivo recurrente, fuera un gui?o a su propia manera de resolver Watchmen: con un tajo que deshiciera el embrollo narrativo? En cualquier caso, si lo que Moore se propuso fue mostrar las posibilidades inexploradas que ofrec¨ªa el c¨®mic, lo consigui¨® con creces.
Babelia
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