El teatro flotante regresa a Venecia
La Bienal de Venecia dedica una muestra al teatro ef¨ªmero del arquitecto Aldo Rossi, construido hace 30 a?os
En un d¨ªa de niebla densa y escasa luz, apareci¨® delante de la Punta de la Aduna, el Teatro del Mundo. Quienes lo vieron no pod¨ªan creerlo: ?Un teatro flotante?. De la noche a la ma?ana un pedazo de Venecia se hab¨ªa desprendido y se negaba a hundirse. En realidad se trataba de un nuevo espacio escenogr¨¢fico, construido hace 30 a?os por el c¨¦lebre arquitecto Aldo Rossi (Mil¨¢n, 1931-1997), a quien la Bienal de Venecia dedica la exposici¨®n El Teatro del Mundo, edificio singular. Homenaje a Aldo Rossi, abierta al p¨²blico hasta el 21 de julio en la sede de la instituci¨®n cultural.
El Teatro del Mundo fue pensado para tener una vida corta y, sin embargo representa la permanencia de una arquitectura ef¨ªmera. Rossi proyect¨® una torre de madera, sobre una estructura met¨¢lica, con capacidad para 200 personas. El gran arquitecto postmoderno y racionalista ide¨® una torre, coronada con una esfera met¨¢lica, que dialogaba con la gran esfera de oro del Seicento de la Punta de la Aduana. "He pensado en inserir un teatro en una ciudad vieja, en Venecia, la capital del agua, donde el paisaje no s¨®lo lo forman el cielo y el agua. Tambi¨¦n el puente de Rialto es parte del paisaje, un mercado, un teatro", escribi¨® Rossi en uno de los apuntes que ha reunido la muestra. Adem¨¢s de un modelo del Teatro de Rossi, se exponen fotograf¨ªas, dibujos, documentales de la televisi¨®n italiana y reproducciones provenientes del Maxxi-museo nacional de las artes del siglo XXI, el Museo Correr y los archivos de la Rai.
La idea original del Teatro del Mundo no fue de Rossi, pues en la Seren¨ªsima se constru¨ªan teatros que se mov¨ªan por la antigua urbe con espect¨¢culos ambulantes. Naci¨® por encargo de Paolo Portoghesi, director de la Bienal de Arquitectura 1979-1980 y del director de la Bienal de Teatro de la ¨¦poca, Maurizio Scaparro, comisarios de la exposici¨®n Venecia y el espacio esc¨¦nico, realizada para el primer carnaval veneciano de 1980. Encargaron a Rossi un teatro ambulante, pero ¨¦l fue m¨¢s all¨¢ de la tradici¨®n. "Rossi no hizo lo que le pedimos. Ten¨ªa las ideas bien claras. Era una locura, carec¨ªamos de recursos financieros y adem¨¢s una estructura de 20 metros podr¨ªa desplomarse con los fuertes vientos que soplan en Venecia", recuerda Portoguesi.
?Qu¨¦ sentido tiene construir un teatro en la ciudad del teatro? La genialidad de Rossi, primer italiano ganador de un premio Pritzker, consiste en haber interpretado el esp¨ªritu de la ciudad, inspir¨¢ndose, entre otras cosas en la famosa veduta de Carpaccio del puente de Rialto, cuando ¨¦ste era de madera. El Teatro del Mundo existe s¨®lo en la menoria, pero su capacidad de inserirse el ambiente veneciano es de gran actualidad, sostiene Portoghesi, quien lanza fuertes cr¨ªticas a la arquitectura contempor¨¢nea. "No tiene sentido de pertenencia a ning¨²n lado y carece de identidad. Es pura invenci¨®n pl¨¢stica, se acerca m¨¢s a la escultura. Los arquistars trabajan demasiado con el ordenador. Falta el trabajo previo que se hace a mano: el dibujo. El resultado es una bella imagen que no tiene nada que ver con la construcci¨®n. Muchas cosas se sostienen porque los ingenieros, milagrosamente impiden que se desplomen. Pero este ciclo de arquitectura basada en la est¨¦tica est¨¢ punto de cerrarse. Zaha Hadid ha proyectado el Museo Nacional de las Artes del siglo XXI, cuyo metro c¨²bico cuesta 7.000 Euros, mientas que uno normal vale 1.500 Euros el metro c¨²bico. Es car¨ªsimo y adem¨¢s no es funcional".
El ¨²ltimo cap¨ªtulo del Teatro del Mundo concluy¨® tras un memorable viaje, v¨ªa mar al Festival Internacional de Dubrovnik, en agosto de 1980. De regreso a Venecia fue abandonado en una bodega, poco a poco empez¨® a deshuesarse. De la estructura ha sobrevivido parte de la esfera que coronaba la torre. Pero, el triunfo de lo ef¨ªmero no morir¨¢, como tampoco las emociones del primer espect¨¢culo, en Venecia, que Rossi escribi¨® aquella noche. "Delante de la Salute, mientras escuchaba la m¨²sica y miraba la gente acomodarse al interno, recog¨ª un efecto que hab¨ªa previsto. Al ser un teatro que flotaba, desde las ventanas se pod¨ªa ver el tr¨¢fico de los vaporettos y de los barcos, que entraban en la imagen del teatro, constituyendo la verdadera escena, fija y m¨®vil".
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