El Supremo confirma una condena contra el fallecido Pepe Rubianes
El actor calific¨® al alcalde de Salamanca de "idiota" y "desgraciado" por su postura sobre los llamados 'papeles' de la Guerra Civil
El Tribunal Supremo ha confirmado la condena impuesta al actor catal¨¢n Pepe Rubianes, fallecido en marzo de 2009, por vulnerar el derecho al honor del alcalde de Salamanca, Juli¨¢n Lanzarote (PP), seg¨²n la sentencia hecha p¨²blica hoy. La condena fue dictada en junio de 2007 por la Audiencia Provincial de Salamanca, que consider¨® probado que el actor catal¨¢n hab¨ªa escrito en un portal de noticias de Catalu?a respecto a los papeles de Salamanca del antiguo Archivo de la Guerra Civil, hoy Centro de la Memoria Hist¨®rica.
Pepe Rubianes calific¨® en el art¨ªculo al alcalde de Salamanca de "idiota" y un "desgraciado" por su postura respecto a la salida de los papeles del Archivo de la Guerra Civil, a?adi¨® la expresi¨®n "?qu¨¦ co?o va a leer!" y al mismo tiempo dijo que esperaba que Juli¨¢n Lanzarote "se ahogue en su propia mierda".
En primera instancia, el Juzgado n¨²mero 2 de Salamanca desestim¨® la petici¨®n de alcalde, aunque esta sentencia fue revocada por la Audiencia Provincial, que reconoci¨® la vulneraci¨®n del derecho denunciada y conden¨® al actor a publicar la sentencia en el citado portal durante dos d¨ªas.
Ahora, el Tribunal Supremo va en la misma l¨ªnea del ¨®rgano judicial salmantino, al considerar que las manifestaciones de Rubianes "redundan en el descr¨¦dito de la persona afectada, que por su proyecci¨®n p¨²blica y pol¨ªtica tiene trascendencia social, comportando en s¨ª mismas una descalficaci¨®n inadmisible de reputaci¨®n".
La sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado Xavier O'Callaghan, tambi¨¦n ha explicado que el actor catal¨¢n "no es una persona dedicada al mundo de la pol¨ªtica, sino un tercero ajeno a este ¨¢mbito, no resultando de aplicaci¨®n en consecuencia la doctrina relativa a lo que se ha denominado contienda pol¨ªtica". En la justificaci¨®n de la sentencia, el Supremo a?ade que "se puede discrepar, censurar y criticar con toda la fuerza que se estime necesaria, pero no insultar".
Babelia
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