El furor de los 'chorizos' bibli¨®filos
Los ladrones de textos tienen sus preferencias en la Feria y las librer¨ªas. Hay 'best sellers' y sellos fetiche
El ladr¨®n de libros, ese tipo sobre el que es dif¨ªcil depositar sospecha, bien vestido, educado, culto y de buen gusto, se ha dejado caer por la Feria . Adem¨¢s hay bandas de manguis organizadas que compilan a petici¨®n: este a?o los t¨ªtulos m¨¢s robados son El asedio, de Arturo P¨¦rez-Reverte, El tiempo entre costuras, de Mar¨ªa Due?as o la saga de Stieg Larson. Pero tambi¨¦n hay editoriales fetiche, como El Acantilado, que causa furor entre los chorizos bibli¨®filos, y colecciones cl¨¢sicas como los t¨ªtulos de Tusquets y Anagrama.
Robar libros es una mala costumbre que va dejando su halo rom¨¢ntico para convertirse en un negocio. El ladr¨®n de obra literaria delinqu¨ªa por vicio propio, para puro disfrute personal. "Ahora les pagan para revenderlos en algunas librer¨ªas o en puestos", aseguran Boris y Luis, de la librer¨ªa Antonio Machado.
Todav¨ªa varios ejercen por vicio. "Como aquel hombre que volvi¨® un buen d¨ªa a la librer¨ªa a devolvernos una maleta con todo lo que nos hab¨ªa robado. Le encantaba la literatura er¨®tica. La devoluci¨®n se la impuso el m¨¦dico como terapia para su cleptoman¨ªa. Nos dio tanta pena que le dijimos: 'anda, qu¨¦date con ello", recuerda Boris.
Al ladr¨®n, los libreros, le tienen catalogado. "Alguno hasta ya te saluda", comenta Luis. El m¨¦todo m¨¢s habitual es cubrir el muestrario con un peri¨®dico y llev¨¢rselo de abajo. Otro es ech¨¢rselo a la mano y colocarle un separador. Algunos llegan a la firma y te salen con el t¨ªpico: "Lo tra¨ªa de casa", comenta Chus Visor. "Pero, ?qu¨¦ les vas a decir...?", a?ade.
Suelen caer los vol¨²menes m¨¢s esquinados. "En nuestro caso, las canciones de Radio Futura", comentan en la caseta de Pre-Textos. Tambi¨¦n ellos sufren ese vicio tan extendido de que la poes¨ªa no se compra: se roba. Y este a?o les ha tocado pagar el pato con Del amor, del olvido, del colombiano Dar¨ªo Jaramillo.
En esas malas artes no se empieza precoz. "Los ni?os no roban", comentan Bel¨¦n y David en el puesto de la infantil Kalandraka. "Aqu¨ª les dejamos cogerlos y se los llevan sin ser conscientes de que hay que pasar por caja. El problema son los padres. Algunos no vuelven...". O ese se?or mayor que con tembleque en la mano se los met¨ªa en el bolsillo. Era tan descarado que daba apuro afearle la conducta. Hasta que a la tercera, Bel¨¦n le advirti¨®: "Eso est¨¢ en gallego". El ladr¨®n respondi¨®. "?Anda...!". Y lo volvi¨® a poner en su sitio.
Robando 'tochos'
En la caseta de Contexto, lo que vuelan son las biograf¨ªas musicales de Global Rhythm Press, comenta Lola Barroso. Ella tiene buena experiencia con los ladrones por haber trabajado a?os en la Casa del Libro. "Los pasaban por encima de las barras magn¨¦ticas. Robaban tochos de medicina y ciencia y muchos CD de 130 euros". Alguno era habitual: "Hab¨ªa un se?or al que llam¨¢bamos el de la camisa granate. Un d¨ªa se la cambi¨® de color y le pillamos".
Ninguno de los conocidos es bienvenido. Su presencia provoca tensi¨®n. Alerta. Los guardias de seguridad que este a?o se pasean por la feria est¨¢n m¨¢s pendientes de los tirones. Son los libreros quienes deben andar m¨¢s atentos. Aunque todav¨ªa no han hecho los recuentos totales, sospechan que vuelven a estar en boga los m¨¢s vendidos de las listas.
Pero quedan los fetiches tambi¨¦n: "Cualquier cosa de El Acantilado. Luego los puedes encontrar en un puesto callejero que hay en la calle G¨¦nova. Y entre los del sello catal¨¢n del editor Jaume Vallcorba destacan los t¨ªtulos del vien¨¦s Stefan Zweig. Con un protagonismo especial para el cl¨¢sico 24 horas en la vida de una mujer, comentan en la caseta de la editorial.
Tambi¨¦n Tusquets y Anagrama quedan entre los m¨¢s robados. Este a?o se ha notado alg¨²n agujero de m¨¢s en el ¨²ltimo de Murakami, 'De qu¨¦ hablo cuando hablo de correr'. En cuanto al sello de Jorge Herralde, seg¨²n dicen ellos mismos: "En cualquier feria solemos sufrir un saqueo general".
Babelia
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