Una 'masclet¨¤' neoalicantina
Las Fogueres de la crisis ironizar¨¢n sobre el 'caso G¨¹rtel', Castedo o Canal 9
La fusi¨®n fr¨ªa de las Fogueres de Sant Joan va a indultar a los alicantinos por unos d¨ªas del calvario de la crisis econ¨®mica, social y pol¨ªtica. Las Fogueres sobreviven incluso a s¨ª mismas, a sus oficiantes y a sus profetas. La esencia de la fiesta mayor de Alicante es pagana, el rito de la eterna regeneraci¨®n. Las hogueras en la playa de la noche del mar Mediterr¨¢neo ahuyentan este a?o las chispas del incendio financiero del capitalismo depredador, del intento del entierro de la Europa del bienestar. Y atraen con su luz a las sardinas y la espuma de la convivencia, la luz del futuro, invocando la nostalgia de la esperanza.
El Alicante oficial ha sacralizado la fiesta de las Hogueras deseando convertirla en una eterna misa mayor, matinal, cantada y concelebrada. Y en un botell¨®n nocturno, orientado, organizado y controlado. Una liturgia agotadora e interminable. Una pesadez anestesiante. Trabajo in¨²til. Los alicantinos son, gracias a dios, unos descre¨ªdos. Inmunes, a su aire, siguen haciendo una fiesta aut¨¦ntica y fiel a su origen, radicalmente laica y transgresora aplicando una ancestral receta: el sentido com¨²n, la sorna y la retranca. La alegr¨ªa de vivir del que sabe que solo saldr¨¢ adelante con su propio esfuerzo, ingenio y trabajo duro. Y ante todo, con la cr¨ªtica ¨¢cida y corrosiva ante los poderosos. Que, como siempre, van a lo suyo. Y que para mantenerse al mando de la millor terreta del m¨°n han reactivado el nutritivo chiringuito del Alacant a Part. Un negocio redondo. Decir poder en Alicante en el solsticio de verano del 2010 es decir Partido Popular. En este minuto, no eres nadie en Alicante si no te has sacado al menos tres veces el carn¨¦ de los PP¨¦s ind¨ªgenas. De cualquiera de los dos. El de Zaplana o el de Camps.
El neoalicantinismo es un negocio transversal de algunos se?oritos de Alicante ciudad que, a pesar de los intentos, no acaban de apoderarse de la provincia. Tiene su gobierno civil y militar, su BOE, su ej¨¦rcito, su santoral, sus intelectuales a n¨®mina y un enemigo: puta Valencia. Traducido: el campismo. El agravio frente al cap i casal o el inexistente enfrentamiento ideol¨®gico entre el catolicismo militante que sustenta a Camps y la derecha encantada de conocerse y sin complejos, no ocultan lo que es simplemente una cruda lucha, sin cuartel y sin prisioneros, por el poder. La guerra civil del PP asfixia la vida en Alicante y envenena y contamina hasta el dinero, que es lo ¨²nico sagrado. Ol¨ªmpicamente, sin despeinarse, incluso en contra del eje de la prosperidad dise?ado por G¨¦nova, han malvendido el tesoro al impedir la uni¨®n de la CAM con Bancaja. Las Hogueras son un campo de batalla m¨¢s en esta carnicer¨ªa literalmente tragic¨®mica en la que Ca¨ªn y Abel quedan como dos hermanitas de la caridad. La verdadera diversi¨®n del personal y de los periodistas en las Hogueras es seguir, pertrechados de m¨®viles, videntes y gepeeses los pasos de las dos nutridas y lujos¨ªsimas cortes itinerantes. Ni en las mascletades ni en una barraca ni en un rac¨®. Ni siquiera en el hotel ni en la ofrenda. Nunca, nunca se cruzan ni se hablan. Solo se besan ante el Canal 9. Que es la verdad verdadera.
El final de las Fogueres inaugura el verano que para los alicantinos -menos los quieren estar en las listas- durar¨¢ como muy pronto hasta el 9 d'Octubre. Para las Hogueras de 2011 ya habremos votado -lo que sea- y todo, aparentemente, para bien o para mal, cambiar¨¢. Pero para siempre El Bigotes, el juez De la R¨²a, la farmacia, los trajes, los Cotino, la doctrina Trillo, Fabra, El pare Camps levitante , los Confederados del Sur y la Sonia Castedo de Alperi ser¨¢n para siempre los ninots indultats del, por ahora, peor a?o de la crisis en el imaginario de los alicantinos, de todos los valencianos.
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