Las banderillas de El Fandi, lo mejor
Solo dos de los toros de Fuente Ymbro respondieron, de alguna manera, al estilo de la casa: quinto y sexto. El resto se perdi¨® entre visibles puntos de mansedumbre, escasa fuerza y una soser¨ªa impropia del hierro. Ni fu ni fa esos cuatro. Lo peor que le puede pasar a una divisa con fama de codicioso estilo. De los toreros, El Fandi fue el que mejor entendi¨® las circunstancias. A su manera, claro. Dos faenas las suyas ante todo de f¨ªsico. Siempre con el marcado recuerdo de los tercios de banderillas: espectaculares, encontrando terreno en cualquier lugar del ruedo. Al cuarteo hacia atr¨¢s, ganando terreno, a la moviola, al viol¨ªn, de mil maneras llega con los palos al toro. Clavando en lo alto; otra cosa es la ejecuci¨®n, m¨¢s vistosa y llamativa que pura y ortodoxa. Pero El Fandi tiene ganado al personal y sabe explotar sus virtudes. Variado con la capa, sus dos faenas tuvieron el cl¨¢sico acento populista. Id¨¦nticas en concepto e interpretaci¨®n. Igual de rodillas que de pie, no hay diferencia de ideas. Su primero acab¨® acobardado y el buen quinto soport¨® todos los caprichos que Fandi le propuso.
FERIA DE HOGUERAS
YMBRO / FINITO, FANDI, TALAVANTE.
Toros de Fuente Ymbro. Correctos de presentaci¨®n. Buenos quinto y sexto.
Finito: bronca y saludos tras aviso. El Fandi: oreja y oreja. Alejandro Talavante: palmas y palmas. Plaza de Alicante, 24 de junio. 7? de feria. M¨¢s de media.
Finito no quiso contradecir a su blando primero. Y ya se sabe que cuando uno no quiere dos no ri?en. No se molestaron ambos. A este toro lo mat¨® Finito con el mando a distancia: huyendo con descaro en el encuentro. Un mitin con la espada. Y bronca al canto. Se esforz¨® en el cuarto, que se derrumb¨® varias veces al comienzo de faena. Trat¨® de justificarse Finito en faena larga. De m¨¢s ruido que nueces. Aparente est¨¦tica; carente de profundidad. El toro aguant¨® como pudo y hasta salv¨® su dignidad.
Talavante y el tercer fuenteymbro hicieron tablas. Ni uno ni otro. Poca entrega en el toro, ayuno de clase. Deslavazada puesta en escena del torero. Pareci¨® algo m¨¢s centrado hacia el final de faena, cuando el pescado estaba todo vendido y no hab¨ªa marcha atr¨¢s. El sexto, serio toro de luminosa estampa, tuvo el aire propio de la casa. No fue un ejemplo, pero marc¨® cierto estilo. Talavante, mal colocado, fuera de cacho, y con limitada confianza, mostr¨® su no desconocido estilo l¨¢nguido. Se perdi¨®, en fin. Un bajonazo ech¨® el tel¨®n a la corrida.
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