Tampoco ahora se rompe Espa?a
?Se rompe Espa?a porque Catalu?a proh¨ªba las corridas de toros? Francamente, no lo creo. Viv¨ª durante cinco a?os en Washington, la capital de un pa¨ªs federal, y atravesando una carretera te pod¨ªas encontrar en otro Estado donde las leyes eran diferentes sobre cosas como los l¨ªmites de velocidad, el consumo de alcohol y drogas, el uso de armas de fuego, los criterios para el divorcio, los juegos de azar o, ni m¨¢s ni menos, la pena de muerte. O sea, cada Estado ten¨ªa amplia discreci¨®n para regular un mont¨®n de cosas sin que a ning¨²n norteamericano se le ocurriera decir que ello pon¨ªa en peligro a la Uni¨®n. ?sta, a trav¨¦s del gobierno federal, se reservaba, eso s¨ª, cuestiones cruciales como la recaudaci¨®n de los principales impuestos directos, el combate de delitos graves, la acci¨®n exterior y las Fuerzas Armadas.
Con independencia de las razones que hayan llevado a votar en una u otra direcci¨®n a los parlamentarios catalanes, es posible ser abolicionista en Espa?a sin ser separatista
As¨ª que si es verdad eso de que el Estado de las autonom¨ªas es nuestra forma particular de practicar el federalismo, no cabe montarla porque tal o cual comunidad proh¨ªba o deje de prohibir los toros. De hecho, en Canarias, por sus propias razones, no hay corridas desde hace lustros y en el mism¨ªsimo Madrid de la castiza Esperanza Aguirre decenas de miles de ciudadanos convocados por una asociaci¨®n de defensa de los animales acaban de presentar una petici¨®n para que el Parlamento regional debata una posible abolici¨®n de la llamada fiesta nacional.
Con independencia de las razones que hayan llevado a votar en una u otra direcci¨®n a los parlamentarios catalanes, es posible ser abolicionista en Espa?a sin ser separatista. No creo que lo sean los madrile?os que han firmado la citada petici¨®n y conozco mucha gente espa?ol¨ªsima que se siente molesta con la sangre y el sufrimiento de las reses en nuestras plazas. Que nuestros parlamentos -antes el canario, hoy el catal¨¢n, ma?ana tal vez el madrile?o- debatan sobre asuntos que interesan a una parte sustancial de la ciudadan¨ªa es un signo de salud democr¨¢tica que no debiera inquietar a nadie. Que los grupos den libertad de voto a sus diputados es algo que deber¨ªa generalizarse. Ello contribuir¨ªa a mejorar el prestigio de una clase pol¨ªtica identificada hoy, entre otras cosas, a la disciplina leninista de partido.
Dicho lo cual, servidor, de ser parlamentario catal¨¢n, que no lo es, se hubiera abstenido o hubiera votado en contra de la abolici¨®n. El sufrimiento de los animales en la plaza me revuelve las tripas, pero tambi¨¦n valoro el esteticismo de la fiesta, la estupenda literatura que produce (va por ti, maestro Joaqu¨ªn Vidal) y el argumento de que sin ella los toros de lidia no existir¨ªan en la Pen¨ªnsula. A¨²n m¨¢s, me estremezco al pensar que si las corridas desaparecieran las dehesas se convertir¨ªan en m¨¢s urbanizaciones, m¨¢s campos de golf, m¨¢s de lo que no necesitamos en absoluto.
Creo, como escribi¨® Mario Vargas Llosa en este peri¨®dico, que lo mejor ser¨ªa dejar que la fiesta muriera de muerte natural.
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