Golpe bajo para la Caravaggiomania
"Caravaggio es mucho m¨¢s elegante". Con una lapidaria consideraci¨®n - conclusi¨®n del equipo de expertos que lo ha analizado - queda zanjado el asunto del supuesto nuevo lienzo de Caravaggio, encontrado casualmente en Roma hace unos d¨ªas, cuya autenticidad quedaba por confirmar. No fue Michelangelo Merisi (1571-1610), el m¨¢s tenebroso y genial pintor del barroco italiano, qui¨¦n pint¨® la obra propiedad de los Jesuitas, que retrata a San Lorenzo en el momento de su martirio, es decir, retorci¨¦ndose encima de una parrilla.
Una peque?a decepci¨®n en el medio del devoto entusiasmo con que Italia - y sobre todo Roma, ciudad donde el artista milan¨¦s encontr¨® la fama - est¨¢ celebrando el 400 aniversario de la muerte del pintor. Actos, exposiciones monogr¨¢ficas (una en la capital, con 24 de sus obras m¨¢s sugerentes, super¨® los cinco mil visitantes diarios), conferencias y una noche en blanco con colas hasta la madrugada para entrar en iglesias y galer¨ªas que conservan sus preciosos y raros lienzos (se calcula que en su breve vida Caravaggio pint¨® unas 70 obras). Hasta se emiti¨® un sello conmemorativo. Italia parece como hechizada por una suerte de caravaggiomania, tanto que posibilidad de una nueva obra aut¨®grafa hasta entonces desconocida, desat¨® el imprudente entusiasmo de muchos cr¨ªticos de arte. El diario vaticano L'Osservatore Romano abri¨® con una foto a cuatro columnas del 'nuevo Caravaggio', hallado por casualidad entre las propiedades de la Compa?¨ªa del Jes¨²s. Sin embargo al final, fue justamente el peri¨®dico de la Santa Sede qui¨¦n desminti¨® la noticia, publicando el juicio negativo del director de la Pinacoteca Vaticana, Antonio Paolucci. Otros expertos se unen hoy al coro. "No es un Caravaggio, pero no deja de ser muy interesante y el contraste de la luz indica con toda seguridad que pertenece a su escuela", afirm¨® Mina Gregori, profesora en la Universidad de Florencia en la presentaci¨®n de la obra en Roma.
La tela, en p¨¦simo estado de conservaci¨®n, sucia y oscurecida por el tiempo, forma parte del tesoro art¨ªstico que los jesuitas acumularon en casi cinco siglos de historia, desde que San Ignacio de Loyola fund¨® la Compa?¨ªa en 1534. Ellos mismos ignoran la cantidad, la consistencia y muchas veces la autor¨ªa de las obras que conservan. El joven desnudo de la pintura, que se retuerce encima de una parrilla con la boca abierta en un grito mudo y un brazo extendido como para buscar una ¨²ltima y desesperada salvaci¨®n, recuerda pinturas aut¨®grafas de Caravaggio como la Conversi¨®n de San Pablo, el Martirio de san Mateo o Judit y Holofernes. Recuerda, pero esto no es suficiente. Michelangelo Merisi era muy famoso ya en los primeros a?os del siglo XVII y ten¨ªa imitadores y alumnos. Su escuela cuenta con un nutrido e interesante abanico de artistas, napolitanos, sicilianos y romanos. Entre ellos est¨¢ el v¨¢lido autor del San Lorenzo.
Queda desvelado entonces otro peque?o misterio en la vida art¨ªstica y personal del pintor maldito, que debi¨® huir de Italia tras ser condenado por haber matado a una persona en una trifulca callejera y que muri¨® el 18 de julio de 1610 sobre una playa de Porto Ercole, en la costa de la Toscana, volviendo hacia Roma para pedir el perd¨®n del Pont¨ªfice.
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