La muerte celebra la vida
El festival Olmedo Cl¨¢sico inaugura su quinta edici¨®n con el trabajo de Nao d'Amores y Teatro de la Cornucopia en torno a las danzas macabras medievales
No se concibe un arquitecto que no conozca el rom¨¢nico. O un pintor que no haya observado hasta el ¨¦xtasis a Miguel ?ngel, Rafael, Da Vinci, Caravaggio, Vel¨¢zquez... Ni un escritor que no haya transitado por los cl¨¢sicos grecolatinos, por Petrarca, Dante, Cervantes. ?Pero qu¨¦ pasa con el teatro? Su condici¨®n de ef¨ªmero nos lleva una y otra vez a confundir la literatura dram¨¢tica de los autores cl¨¢sicos, con el teatro cl¨¢sico. Y aceptamos como incuestionable algo en lo que insisten una y otra vez muchos profesionales de la escena: el teatro cl¨¢sico no existe. El que ponga en pie esas obras hace teatro contempor¨¢neo.
Pero para ver c¨®mo hemos llegado hasta aqu¨ª, la compa?¨ªa espa?ola Nao d'Amores, liderada por Ana Zamora, lleva una d¨¦cada investigando c¨®mo era, c¨®mo se hac¨ªa y c¨®mo se dec¨ªa el teatro medieval y renacentista.
Ana Zamora: "En estas piezas hay gran influencia de lo moro, de lo jud¨ªo"
Han dado muestras en muchas ocasiones de su teatro serio, riguroso, pero nunca como en su nuevo espect¨¢culo estrenado la noche del pasado viernes en la inauguraci¨®n de la quinta edici¨®n de Olmedo Cl¨¢sico (hasta el 25 de julio www.olmedoclasico.es).
La sorpresa fue may¨²scula y gozosa gracias a Dan?a da Morte / Danca de la Muerte, coproducido entre Nao D'Amores y el lisboeta Teatro de la Cornucopia, lo que ha posibilitado contar en el escenario con su director desde hace 36 a?os, Luis Miguel Cintra, uno de los grandes actores portugueses, cuya sola presencia, cuya voz portentosa, lo llena todo, sin olvidar el buen trabajo actoral de Sof¨ªa Marques y Elena Rayos.
Desde que decidieron trabajar juntos, Ana Zamora pens¨® en esas danzas macabras medievales, un g¨¦nero literario, coreogr¨¢fico y musical del que poco se sabe, aunque acaba de descubrirse que su origen no est¨¢ solo en el norte de Europa, en Francia y Alemania, sino que tiene una ra¨ªz ib¨¦rica muy interesante: "Hay una gran influencia de lo moro, de lo jud¨ªo y aunque en Portugal no hay una Danza general, como la nuestra, est¨¢n las barcas de Gil Vicente, con la misma tem¨¢tica, por lo que investigamos qu¨¦ se pod¨ªa extraer de esa convenci¨®n de la muerte tan comunal, tan distinta a la que hoy tenemos, que es inexistente y si la hay viene del barroco. ?Es que Trento hizo mucha mella..!.", se?ala la dramaturga.
El resultado ha sido un brillante montaje que integra el trabajo actoral, el teatro de t¨ªteres y la interpretaci¨®n musical en directo con reproducciones de instrumentos de la ¨¦poca (detr¨¢s de ellos el trabajo de investigaci¨®n de Alicia L¨¢zaro), para recrear un g¨¦nero dram¨¢tico, que fue el motivo favorito de una sociedad que terminaba su existencia y que ah¨ª plasm¨® su mensaje de s¨¢tira y de esperanza.
Aunque los textos espa?oles y portugueses elegidos son del siglo XV y XVI, se sabe que estos rituales surgen en el XIV, cuando la peste acaba con un tercio de la poblaci¨®n. "Me interesaba qu¨¦ teatralidad pod¨ªa haber en ese momento, aunque no haya documentos
[los existentes surgen despu¨¦s]", y a?ade Zamora, "no me salgo de la arqueol¨®gica esc¨¦nica en cuanto a la b¨²squeda de m¨²sicas, im¨¢genes, textos, pero a partir de ah¨ª la lectura contempor¨¢nea es total". Quiz¨¢ lo que hace que parezca todo tan riguroso es el respeto a la idea final, a esa celebraci¨®n de la vida que pasa por celebrar la muerte.
Un esperado encuentro ib¨¦rico
Luis Miguel Cintra y Ana Zamora llevaban busc¨¢ndose desde hace a?os. De su feliz encuentro ha surgido Danza de la Muerte, un montaje que huele a Medioevo y Renacimiento, pero que va mucho m¨¢s all¨¢.
Ana es nieta de Alonso Zamora Vicente (del que le rezuman brillantemente los genes) y Luis Miguel es hijo de Luis Filipe Lindley Cintra, uno de los fil¨®logos portugueses m¨¢s importantes del siglo XX. Ambos acad¨¦micos se conocieron y fueron grandes amigos cuando Cintra estuvo en Espa?a en los a?os cuarenta trabajando con Men¨¦ndez Pidal. De hecho Luis Miguel naci¨® en Madrid. Zamora Vicente, fallecido en 2006, sobrevivi¨® a su amigo 15 a?os. Sus descendientes se buscaban hace a?os porque ambos han elegido el arte esc¨¦nico como forma de vida. O m¨¢s bien como forma de expresar la verdad. "Compartimos muchas cosas, el gusto por los textos cl¨¢sicos, la m¨²sica antigua y esa pasi¨®n que tenemos por lo popular", coment¨® Ana Zamora minutos despu¨¦s del estreno y euf¨®rica por los halagos recibidos.
Ambos encuentran razones para que los j¨®venes se acerquen a su trabajo. "Al espectador joven le dir¨ªa que venga porque aqu¨ª est¨¢ el origen de todo lo que viene despu¨¦s, esto est¨¢ hecho de verdad, creemos y confiamos en el origen y en el valor ritual del teatro y un espect¨¢culo as¨ª te cuenta las cosas desde otro sitio distinto", apunta Zamora como argumento para que los buscadores de montajes provocadores, impactantes y ultramodernos se pasen una hora viendo esta Danza de la Muerte, que viajar¨¢ en las pr¨®ximas semanas a Gij¨®n, Almagro, Lisboa y Segovia. Por su parte, Cintra, que reconoce que con este trabajo se ha hecho un regalo a s¨ª mismo, sostiene que hay una raz¨®n por encima de otras para que los j¨®venes vean este montaje: "Ana consigue algo extraordinario con sus espect¨¢culos y textos antiguos, que es recuperar los valores fundamentales de nuestra civilizaci¨®n en su pureza original, de nuestra filosof¨ªa; todo es producto de la tensi¨®n entre la mentalidad moderna de los creadores y los textos tan antiguos; al mismo tiempo te sientes cerrado en lenguajes y m¨²sicas ancestrales, cosas de un rigor extremo, pero tu alma, tu energ¨ªa y tu emoci¨®n act¨²an como si te hubieran descubierto un secreto".
Tras este montaje, el Festival de Olmedo contin¨²a su andadura con piezas de Shakespeare, Moli¨¨re, Bartolom¨¦ de Torres Naharro, Las huellas de la Barraca, Tirso de Molina y Lope de Vega.
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