De La Habana a Barcelona
Ron, zumo de lim¨®n natural, az¨²car l¨ªquido y Maraschino. El daiquiri, el c¨®ctel favorito de Ernest Hemingway, preparado en la cocteler¨ªa m¨¢s antigua de la ciudad
Miguel Boadas naci¨® en La Habana en 1895, hijo de emigrantes catalanes de Lloret de Mar. Aprendi¨® a hacer daiquiris en la famosa cocteler¨ªa La Floridita y en 1933 abri¨® el m¨ªtico Boadas, en el n¨²mero 1 de la calle Tallers, esquina con La Rambla. La cocteler¨ªa m¨¢s antigua de Barcelona es un local peque?o, con barra de madera y taburetes a juego que conserva la decoraci¨®n original. Fuera, el sol de las seis de la tarde calienta a los turistas en pantal¨®n corto y chanclas de colores. Dentro, estamos en los a?os 40 y los daiquiris tienen el mismo sabor que en Cuba.
El daiquiri, cuyo nombre viene de una playa de Cuba, lleva tres partes de ron, una de zumo de lim¨®n natural, un chorrito de az¨²car l¨ªquido y dos o tres golpes de Maraschino, que se sirve con tintero. Jer¨®nimo Vaquero tiene 54 a?os lleva 39 a?os tras la barra del Boadas. "Como dice la canci¨®n de Mach¨ªn, toda una vida", bromea sin olvidarse de recordar, que le sirvi¨® un whisky en el local al rey del bolero. Llena un vaso de c¨®ctel con hielo picado y una cereza al marrasquino. "El error m¨¢s frecuente es pasarse con el lim¨®n", explica mientras agita la mezcla en¨¦rgicamente en la coctelera. Diez segundos y listo: el ex¨®tico daiquiri -o el Hemingway, como tambi¨¦n se le llama por ser el que beb¨ªa el escritor norteamericano cuando viv¨ªa en La Habana- est¨¢ servido.
"Ahora vamos a por el que se hace en La Floridita, el daiquiri frozen [en sorbete]", explica. Tiene los mismos ingredientes pero se mezclan -unos treinta segundos- en la una batidora y es mucho m¨¢s refrescante. Cuchara en mano, Jer¨®nimo vierte la mezcla cremosa y consistente sobre la copa. "?Cuidado que est¨¢ muy fr¨ªo!", advierte.
Por la puerta, bast¨®n en mano, entra Maria Dolors, de 75 a?os, hija del fundador y actual propietaria. "Mi padre vino a Catalu?a para conocer sus ra¨ªces y se enamor¨® de mi madre", explica se?alando una fotograf¨ªa en blanco y negro enmarcada en la pared en la que aparece Miguel Boadas. Y dej¨® en herencia a Barcelona el daiquiri perfecto.
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