Pelirrojos contra el estado de bienestar (y un chino)
Sitges toma velocidad de crucero con la proyecci¨®n de otra pel¨ªcula catalana de g¨¦nero m¨¢s y dos bizarradas de Costa Gavras y Zhang Yimou
Amanece en Sitges y toca selecci¨®n natural. Hoy se proyectar¨¢n unas 20 pel¨ªculas en las distintas secciones y el periodista, aficionado o curioso, empieza la ma?ana tijera en mano para hacer una selecci¨®n, a veces a ciegas, siempre suicida, de lo que podr¨ªa ser meridianamente interesante. Esta ma?ana, se han presentados seis y hemos visto la espa?ola Agnosia de Eugenio Mira, A woman, a gun and a noodle soop de Zhang Yimou y la esperad¨ªsima Notre jour viendra de Costa Gravras.
Esta ¨²ltima es tal vez la que m¨¢s curiosidad ha despertada durante este primer fin de semana del festival. Se trata del salto al largometraje de Romain Gavras, hijo de Costa Gavras y pol¨¦mico realizador de videoclips. Notre jour viendra (Nuestro d¨ªa llegar¨¢) est¨¢ producida y protagonizada por Vincent Cassel. No cuenta nada en el sentido estricto pero s¨ª que ilustra con im¨¢genes una hip¨®tesis: ?Qu¨¦ pasar¨ªa si los oprimidos, los estigmatizados, los marginados llevaran a su propio terreno la violencia simb¨®lica que ejerce la sociedad sobre ellos?
Tal vez, un plato demasiado crudo para las ocho y media de la ma?ana pero tambi¨¦n una estimulante propuesta visual con un san¨ªsimo esp¨ªritu punk que plantea las grandes cuestiones que azotan en la actualidad la Europa social sin demasiados fuegos artificiales y sin ninguna respuesta categ¨®rica. A falta de que Gavras y Cassel lleguen ma?ana a Sitges para explicar algo m¨¢s de esta interesante obra, fuente de inspiraci¨®n para el pol¨¦mico videoclip que Gavras realiz¨® para la cantante M.I.A., primera escena para el recuerdo del festival: la micci¨®n a una pareja por parte del personaje que interpreta Cassel mientras estos disfrutan de un pl¨¢cido jacuzzi.
En el apartado cuota-de-g¨¦nero-catalana llega otra sonora decepci¨®n despu¨¦s de Los ojos de Julia. Dos pel¨ªculas que compensan su total vacuidad en lo narrativo con enormes dosis de talento en el apartado t¨¦cnico. Dos pel¨ªculas producidas en Catalu?a con indudable virtuosismo pero que derrapan estrepitosamente en su esqueleto: la historia.
En Agnosia del alicantino Eugenio Mira relata una turbia historia en la Barcelona de finales del siglo XIX en torno a una pistola con teleobjetivo, una rica heredera y unos hombres muy poco hombres. Una pel¨ªcula que se deja ver por su apabullante reconstrucci¨®n de la Barcelona de la revoluci¨®n industrial pero que transita l¨¢nguidamente por todos los tics del thriller psicol¨®gico cayendo de lleno en el referente que m¨¢s quer¨ªan evitar sus responsables: Christopher Nolan (y en particular su El ilusionista). Pues bien, Nolanada catalana exportable, all¨ª, subvencionable, aqu¨ª y, donde sea, prescindible.
Y si en Canal Street se pueden comprar los mejores Rolex que no son Rolex, en Sitges podr¨¢n ver la mejor pel¨ªcula de los Coen que no es de los Coen. El realizador chino Zhang Yimou aparca el maximalismo de sus anteriores pel¨ªculas y celebraciones ol¨ªmpicas para ofrecer en la secci¨®n oficial un ejercicio de contenci¨®n a costa de una de las mejores pel¨ªculas del cine negro de Hollywood: Sangre f¨¢cil de Joel y Ethan Coen. Con A woman, a gun and a noodle shop (Una mujer, una pistola y una tienda de tallarines) Yimou traslada hasta el Medievo chino la historia que puso en el mapa a los Hermanos Coen en la que un adulterio abre la caja de pandora entre unos personajes de poco, o nulo, talente humano.
Pero lo hace calcando la historia que no la caligraf¨ªa. Porque m¨¢s que de una pel¨ªcula nos encontramos ante un apasionante di¨¢logo entre culturas haciendo del humor y la violencia dos herramientas universales para hablar de otro componente tan planetario como el adulterio, las pistolas o los tallarines: el ego¨ªsmo. Una divertida sorpresa que no deber¨ªa trascender m¨¢s all¨¢ de la an¨¦cdota y que sonrojar¨¢ a los puristas. Pero es sin ninguna duda el certificado que la cinefilia necesitaba para seguir creyendo en el realizador de joyas de la talla de Ju Dou, La linterna roja o Vivir.
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