'El escritor', de Roman Polanski, arrasa en los Premios del Cine Europeo 2010
Se lleva seis premios de los siete a los que aspiraba, entre ellos al mejor gui¨®n, a la mejor direcci¨®n y a la mejor pel¨ªcula
Sobre un escenario glacial que parec¨ªa m¨¢s una resbaladiza pista de hielo que unas tablas para expresar emociones, el Nokia Concert Hall de Tall¨ªn (Estonia) acogi¨® anoche los 23? Premios del Cine Europeo, es decir los (eso dicen) Oscar del viejo continente. Unos premios organizados por la Academia del Cine Europeo (sufragada principalmente por la Loteria Nacional de Alemania) que pretenden cada a?o hacer autobombo del cine que se produce con dinero europeo. Una ambici¨®n, como se pudo comprobar anoche, nada sencilla.
En una gala que roz¨® lo insoportable, presentada por una pareja de humoristas sin gracia, con un coro casi diab¨®lico de peque?as cantoras acompa?adas por una banda musical de magazine matinal, El escritor, de Roman Polanski, se impuso con seis premios de los siete a los que aspiraba. Fue la pel¨ªcula m¨¢s celebrada en una noche marcada m¨¢s por las ausencias que por las presencias. La primera, la del propio Polanski, que se conect¨® tres veces a Skype para los agradecimientos, al mejor gui¨®n, a la mejor direcci¨®n y a la mejor pel¨ªcula.
El cineasta polaco no viaj¨® a Tall¨ªn por el acuerdo de extradici¨®n que mantiene Estonia con Estados Unidos, donde sigue pendiente un juicio contra ¨¦l por la violaci¨®n a finales de los a?os setenta de una menor. "Muchas gracias a todos mis compa?eros y gracias a mi equipo, que era genuinamente europeo", se?al¨® en la videoconferencia, sentado frente a un ordenador, desde lo que parec¨ªa un despacho, en camiseta y con esa infantil sonrisa que a¨²n mantiene a los 77 a?os.
Su pel¨ªcula sobre un escritor contratado como negro por un presidente de Gobierno encierra muchas de las obsesiones de este hombre sobre el que pesa un pasado de verdugo por un suceso terrible pero que tambi¨¦n es v¨ªctima de las peores atrocidades de nuestro tiempo: sobrevivi¨® al gueto de Varsovia y, a?os despu¨¦s, a una de las matanzas m¨¢s atroces de la, hasta entonces, feliz era de Acuario. El escritor es una pel¨ªcula sobre la doble moral, la corrupci¨®n pol¨ªtica, la conspiraci¨®n y la condici¨®n de t¨ªtere de muchos de nuestros dirigentes. Y el pulso de Polanski para contarlo fue reconocido ayer en su vieja Europa.
Tambi¨¦n por v¨ªdeo, aunque no en directo, el protagonista de la pel¨ªcula, el escoc¨¦s Ewan McGregor, celebr¨® su premio al mejor actor. McGregor se comunic¨® desde Tailandia, donde est¨¢ rodando The impossible, la pel¨ªcula espa?ola sobre el tsunami de 2004. Y esa fue, por desgracia, la ¨²nica nota espa?ola de la noche. Ni el gui¨®n de Celda 211, de Daniel Monz¨®n y Jorge Gerricaechevarr¨ªa, ni la interpretaci¨®n de Luis Tosar en este mismo drama carcelario, ni los decorados de Paola Bizarri y Luis Ram¨ªrez para Don Giovanni, de Carlos Saura, se llevaron nada. S¨ª lo hizo el chileno Patricio Guzman, mejor documental por Nostalgia de la luz. Se lo dedic¨® a las mujeres chilenas, "que todav¨ªa son v¨ªctimas de la dictadura de Pinochet", dijo. Sin embargo, la ausencia espa?ola m¨¢s grave fue la de Luis Garc¨ªa Berlanga. En la gala se recordaron las recientes p¨¦rdidas del italiano Mario Monicelli y el franc¨¦s Claude Chabrol, pero se omiti¨® de forma inexplicable y vergonzante al director de Pl¨¢cido. Lo mismo pas¨® con Eric Rohmer.
El temporal de nieve que ha sobrevolado el norte de Europa convirti¨® las primeras horas de los premios en un ajetreado listado de nombres que pend¨ªa de las comunicaciones a¨¦reas. Algunos anunciados -como Ken Loach, que viajaba desde Londres- no llegaron y otros sin anunciar, como Juliette Binoche, fueron una agradable sorpresa. Pese a todo, el ambiente festivo, prenavide?o y opulento, se mantuvo caliente durante esta curiosa cita tur¨ªstico-cultural que el padre de la criatura -y presidente-, el cineasta Wim Wenders, organiza desde los despachos de la EFA, en Berl¨ªn. Pese a las inclemencias, los premios lograron reunir a todo tipo de "trabajadores" del cine, creyentes de una industria que, a pesar de las dificultades (y las a veces insalvables diferencias nacionales), a¨²n respira y mantiene la fe en este arte del siglo XX obligado a renacer en el XXI.
Un tr¨¢nsito hacia un futuro incierto por el que Bruno Ganz, que recibi¨® ayer el homenaje a toda su carrera, no expres¨® demasiado inter¨¦s. En una charla que el actor alem¨¢n mantuvo en el cine Solaris (no, no se trata de una sala de arte y ensayo sino de un centro comercial con los ¨²ltimos estrenos de Hollywood), Ganz confes¨® su falta de inter¨¦s por el cine como industria econ¨®mica y, por otro lado, su dr¨¢stica despedida del teatro ("despu¨¦s de 20 a?os he decido que no me interesa lo m¨¢s m¨ªnimo el rumbo ligero que el teatro ha tomado en Alemania", dijo). El protagonista de El hundimiento explic¨® que vive su pasado en la pantalla con desapego: "Yo no soy de esos que ven sus pel¨ªculas, muchas ni las tengo en DVD. Cuando las veo me pongo nervioso porque el tiempo destruye muchas de ellas. He hecho pel¨ªculas por dinero, otras porque me gustaban las personas que trabajan en ellas o los lugares donde se rodaban. Dos tercios de lo que he hecho no me averg¨¹enza como actor. Suficiente". De ese lote de buen cine, Ganz cit¨® El cielo sobre Berl¨ªn, filme que calific¨® de documento de un lugar ya inexistente. "Sencillamente el Berl¨ªn de esa ciudad ha desaparecido, as¨ª que yo hoy la veo como un documental m¨¢s que como una pel¨ªcula". Una afirmaci¨®n a la que Wim Wenders, director de la pel¨ªcula, apostill¨®: "S¨ª, el ¨²nico documental con ¨¢ngeles de la historia".

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