Las lecciones de cine de Michael Radford
El director de '1984' o 'El cartero (y Pablo Neruda)' da una clase magistral sobre el trabajo con actores
Michael Radford (Nueva Delhi, 1946) ha dirigido El cartero (y Pablo Neruda), El mercader de Venecia, Pasiones en Kenia, B. Monkey o Dancing at the Blue Iguana. Ha lidiado con Richard Burton, Philippe Noiret, Daryl Hannah, Jeremy Irons, John Hurt, Michael Caine o Demi Moore. As¨ª que est¨¢ m¨¢s que doctorado para hablar de los actores, esos animales extra?os en ocasiones, geniales en otras, que tambi¨¦n son seres humanos, y que son los encargados al final de trasladar las historias al p¨²blico. Radford es una mina de sabidur¨ªa y an¨¦cdotas, y ahora las comparte en unas clases para profesionales organizadas por la Fundaci¨®n Autor (SGAE), hoy jueves y ma?ana en Madrid, y el lunes y el martes en Barcelona.
Radford ha hablado en su primera clase esta ma?ana de ensayos, de ne¨®fitos, de improvisaciones, de egos, de documentales. Entre otras perlas, contadas en ingl¨¦s aunque al principio lo ha intentado en castellano, asegura: "Cualquiera puede actuar. Si yo tuviera que dirigir actores no profesionales, ensayar¨ªa durante un mes con ellos. Pero no el texto, sino juegos teatrales, primero cosas rid¨ªculas, para que se suelten, y luego en conflicto con los otros, para que se asentaran en la improvisaci¨®n. Y funciona, porque no tienen orgullo previo en su trabajo. Est¨¢n contentos con su labor, y se vuelven ni?os en tus manos. Obviamente algunos ser¨¢n mejores que otros".
El cineasta, que se encuentra en plena disputa judicial por la pel¨ªcula La mula, basada en la novela de Juan Eslava Gal¨¢n, y cuyo rodaje abandon¨® a una semana de acabarse por conflictos con la productora espa?ola, est¨¢ rematando un documental sobre el pianista Michel Petrucciani, el m¨²sico que muri¨® en 1999 a los 36 a?os y med¨ªa 99 cent¨ªmetros. "En los documentales no se puede imponer nada a nadie, porque hagas lo que hagas la vida saldr¨¢ a la superficie a trav¨¦s de las personas. A lo mejor no en la l¨ªnea en que quieres. No puedes dirigirlo, no puedes pedir a los entrevistados que te cuenten algo, porque as¨ª no sale".
La regla del 10%
Los profesionales son otra cosa, y Radford ha salpicado sus ense?anzas con an¨¦cdotas de sus rodajes o de otros: "T¨² les das se?ales, ayudarles a encontrar su camino, pero no m¨¢s. Siempre ten en cuenta la regla del 10%. El cine tiene muchas herramientas, y el director es el ¨²nico que las controla al final. Todo el mundo quiere hacer su trabajo al 100%. Y no debe de ser as¨ª, porque t¨² haces un puzle, y todo el mundo no puede dar demasiado. Con el 10% de cada uno har¨¢s tu 100% de pel¨ªcula. Si tienes una secuencia de terror, si la m¨²sica es del 100% de terror, ser¨¢ repetitivo y excesivo. Y a veces lo m¨¢s dif¨ªcil es que te entiendan los actores, porque en el teatro el actor lo comunica todo, en el cine no. Ellos son una pieza m¨¢s".
Radford, que ha ilustrado algunas de sus ense?anzas con secuencias de sus pel¨ªculas, cree que a los int¨¦rpretes "hay que darles tiempos, dejarles que creen; apoyo la improvisaci¨®n dentro de un l¨ªmite". Y sigue: "Los actores son buenos para penetrar profundamente en los personajes, pero no en la dramatizaci¨®n. A veces ni eso. Dirig¨ª a Richard Burton en 1984. No ten¨ªa ni idea de la psicolog¨ªa de los personajes. Y no importaba. Porque su presencia era magn¨¦tica. Pod¨ªa leer la gu¨ªa telef¨®nica y hacerlo fascinante e interesante. Era como un horno. Solo ten¨ªas que subir y bajar el gas, y era tan magn¨¦tico que era mejor tenerlo bajo. Recordad lo del 10%. Menos es m¨¢s en los actores, porque as¨ª se sobreentienden las cosas".
Incidiendo en los de los sobreentendidos, el brit¨¢nico comenta: "A veces pido a los actores que no se miren directamente. Burton me cont¨® que cuando trabaj¨® con Brando en Candy, este no aprend¨ªa nunca sus l¨ªneas, las ten¨ªa escritas por el plat¨®, debajo de diversas cosas. Es muy interesante, porque creaba los sobreentendidos que quedaban ah¨ª flotando. Brando escrib¨ªa su texto en la frente de Burton, y as¨ª no le miraba a los ojos. Genial". Delante de ¨¦l, medio centenar de profesionales de teatro y cine como el director Gerardo Olivares.
Preguntado sobre c¨®mo debe encarnarse a alguien conocido, Radford ha puesto como ejemplo su El cartero (y Pablo Neruda). "Di muchas vueltas sobre pablo Neruda, sobre c¨®mo deb¨ªa interpretar Philippe Noiret la dicotom¨ªa de hombre famoso / vida privada. Y Noiret solo me dijo: 'Se sienta con las piernas abiertas'. Llevaba raz¨®n, porque Neruda era generoso y con eso era suficiente para manejar todos los sobreentendidos".
No muy amante de los storyboards, pero s¨ª de las previsualizaciones, Radford comenta que ahora apoya este sistema de trabajo, de previsualizaci¨®n, "porque los CGI (las im¨¢genes generadas digitalmente) te obligan ya a ello en muchos proyectos".
?Luchas de egos en un rodaje? La receta de Radford: "Cuando los actores solo piensen en s¨ª mismos saca tu personalidad de ah¨ª. Ten paciencia, no le digas la verdad en ese momento, porque tendr¨¢s una batalla sin sentido, y cuando eres joven encima creen que saben m¨¢s que t¨². D¨¦jales hacer. Y luego diles que vas a probar algo porque es un actor fant¨¢stico, y a?ades: 'No pillo exactamente lo que sientes'. No puedo aportar m¨¢s, porque en esa situaci¨®n quieres matarles pero no puedes. S¨¦ educado, tranquilo". Para ma?ana viernes ha dejado temas como el reparto, aunque apunta: "No debes de ir con ideas prefijadas. El tipo que tienes delante no es un mu?eco, es un ser humano".
Babelia
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