164 a?os y en plena forma
Entre 1910 y 1996 se han estrenado quince versiones cinematogr¨¢ficas de 'Jane Eyre', de Charlotte Bronte.- Cary Fukunaga estrena otra adaptaci¨®n, con una protagonista m¨¢s dura
Seguro que si a Charlotte Bronte le hubieran asegurado a mitad del siglo XIX que su nombre seguir¨ªa apareciendo en los carteles bien entrado el siglo XXI, la escritora se habr¨ªa echado a re¨ªr o llamado a las autoridades. Pero la cuesti¨®n es que Bronte, como Jane Austen, ha obrado el milagro y no pasa mucho tiempo entre que alguien decide que ser¨ªa interesante adaptar Jane Eyre (su novela m¨¢s c¨¦lebre) a la gran pantalla y que otro/a decide hacer lo mismo inmediatamente despu¨¦s. Los hechos son los que siguen: entre 1910 y 1996 se han estrenado quince Jane Eyre (y eso sin contar una mara?a de adaptaciones televisivas) a un intervalo de cinco a?os entre pel¨ªcula y pel¨ªcula: unas cifras solo al alcance de los elegidos.
El car¨¢cter rebelde de sus protagonistas ha ayudado a que los mandamases pongan dinero una y otra vez en la misma pel¨ªcula
Sin embargo, en los ¨²ltimos quince a?os la cosa se ha parado y, excepto dos producciones para la televisi¨®n, la d¨ªscola Eyre no hab¨ªa vuelto a visitar la gran pantalla. La espera -como era de prever- ha finalizado abruptamente con una sorprendente versi¨®n a cargo de Cary Fukunaga, que a sus 33 a?os ha convertido a la criatura de Bronte en una tipa dura y sin man¨ªas a la que es imposible doblegar. Todd McCarthy, cr¨ªtico de The Hollywood Reporter, llegaba a comparar la adaptaci¨®n de Fukunaga con Valor de ley, el w¨¦stern de los hermanos Coen. McCarthy equiparaba el car¨¢cter indomable de las hero¨ªnas de ambas pel¨ªculas y la modernidad de su planteamiento vital, superando las inclemencias de la ¨¦poca para acabar convertidas en iconos de la resistencia contra la intolerancia.
La Jane Eyre de 2011 es m¨¢s dura que las anteriores y menos dispuesta a que la sermoneen y aunque el prop¨®sito de la obra se mantiene intacto es -probablemente- la traslaci¨®n m¨¢s osada desde que en 1910 Theodore Marston la llevara al cine por primera vez. Por sus brazos han pasado desde Susannah York a Orson Welles y de Franco Zeffirelli a William Hurt, pero el p¨²blico parece demandar m¨¢s y la obra resiste el paso del tiempo con la fortaleza de un pe?¨®n.
Un cl¨¢sico
Charles McGrath afirmaba en The New York Times que el ¨²nico secreto de la longevidad (con trazos de inmortalidad) de la novela de Bronte es su condici¨®n de cl¨¢sico. Parece una obviedad pero los personajes que la escritora sac¨® de su chistera siguen siendo relevantes y sus lecciones perfectamente aplicables a la sociedad moderna. McGrath conced¨ªa ese mismo honor a Orgullo y prejuicio, la obra de Jane Austen, que se sit¨²a inmediatamente despu¨¦s de Jane Eyre en cuanto a n¨²mero de adaptaciones y que goza de la misma invulnerabilidad a la vejez que su (casi) coet¨¢nea.
El car¨¢cter de sus protagonistas femeninas y el hecho de que resulten tan sumamente atractivas en su rebeld¨ªa ha ayudado a mantener el aura de culto que convence a los mandamases a poner el dinero una y otra vez en la misma pel¨ªcula. La empat¨ªa que despiertan las desventuras de Jane y Elizabeth Bennet (protagonistas de Orgullo y prejuicio) entre el p¨²blico femenino es otra de esas cosas que hacen que la rueda siga girando y es que, aunque algunas cosas cambien con el paso del tiempo, hay otras que no cambian nunca. Parece que la Inglaterra del siglo XIX sigue resultando igual de atractiva (y extrapolable) que cuando Jane, Rochester o las hermanas Bennet se paseaban por sus -ficticios- parajes, hace una eternidad. De momento, Elton John va a producir una adaptaci¨®n de Orgullo y prejuicio llamada Pride and Predator, en la que la trama de la novela se ve complementada con la llegada al barrio de un extraterrestre con ganas de guerra (no, no es broma). En cuanto a Jane Eyre, en 2016, por aquello de seguir el patr¨®n, deber¨ªamos tener otra entrega. De momento el contador vuelve a estar a cero.
Fragmentos de algunas versiones
-1996, de Franco Zeffirelli, con Anna Paquin, Charlotte Gainsbourg.
-1944, adaptada por Robert Stevenson.
-En 1934 la llev¨® al cine Christy Cabanne.
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