Fallece el poeta chileno Gonzalo Rojas a los 93 a?os
Galardonado con el Premio Cervantes en 2003 permanec¨ªa en extrema gravedad desde hace m¨¢s de dos meses debido a un accidente cerebrovascular
El pasado 22 de febrero un infarto cerebral releg¨® a Gonzalo Rojas a un "estado de sopor", seg¨²n declar¨® entonces su familia. Despu¨¦s de pasar por el hospital de Chill¨¢n, en el sur de Chile, el poeta y premio Cervantes de 2003 fue enviado a su casa. Desde all¨ª fue trasladado a un centro asistencial de Santiago, donde ha fallecido esta ma?ana. Ten¨ªa 93 a?os y el infarto le sorprendi¨® cuando trabajaba en sus memorias a partir de los cuadernos en los que anotaba sus recuerdos. Siempre manifest¨® que no quer¨ªa que vieran la luz antes de su desaparici¨®n.
M¨¢s casi que la muerte, lo sorprendente era ese "estado de sopor" aplicado a Gonzalo Rojas, un hombre que no par¨® un minuto en sus nueve largas d¨¦cadas de vida. Nacido en Lebu, una peque?a ciudad del Chile meridional -pesquera y minera; "con mucho mito", sol¨ªa decir ¨¦l-, el futuro poeta, hu¨¦rfano de padre a los tres a?os, ingres¨® en el internado de jesuitas alemanes de Concepci¨®n antes de cumplir los 10. Fue el primero de los interminables viajes de un autor que acumul¨® m¨¢s kil¨®metros en sus piernas que versos en sus libros.
Todos esos versos quedaron reunidos en 2000 en el volumen Metamorfosis de lo mismo (Visor), un t¨ªtulo que explica bien la forma de trabajar de un autor cuya poes¨ªa fue calificada por la cr¨ªtica de "larvaria". As¨ª, muchos de sus libros son una reescritura ampliada de poemarios anteriores. "Soy un inconcluso", dijo en una entrevista meses antes de ganar el Cervantes.
Nacido como aguacero
La obra coronada por aquel premio hab¨ªa nacido con un aguacero. Gonzalo Rojas sol¨ªa contar que uno de sus hermanos pronunci¨® la palabra rel¨¢mpago en medio de una tormenta y que, aquellas cuatro s¨ªlabas produjeron en ¨¦l la revelaci¨®n del lenguaje. Tambi¨¦n contaba que, como de ni?o era tartamudo, se inventaba palabras con fonemas "suaves" para no tropezar. Aquella b¨²squeda de la suavidad fue el primer taller de poes¨ªa de un autor que publicar¨ªa su primer libro, La miseria del hombre, en 1948. Luego vendr¨ªan t¨ªtulos como Contra la muerte, Transtierro, Materia de testamento o No haya corrupci¨®n.
"?Qu¨¦ se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida / o la luz de la muerte?", dec¨ªan sus versos m¨¢s famosos. Otros menos conocidos avisaban con iron¨ªa: "No confundir las moscas con las estrellas; / oh la vieja victrola de los sofistas. / Maten, maten poetas para estudiarlos. / Coman, sigan comiendo bibliograf¨ªa".
Profesor de literatura durante a?os, Rojas ejerci¨® como diplom¨¢tico en China y Cuba con Salvador Allende hasta que el golpe militar de 1973 lo puso de nuevo en el camino. Al exilio esta vez. Seis a?os m¨¢s tarde volver¨ªa a su pa¨ªs para instalarse en Chill¨¢n.
Gonzalo Rojas consigui¨® administrar con voz personal la tel¨²rica herencia po¨¦tica -y la alargad¨ªsima sombra- de Pablo Neruda. Se convirti¨® as¨ª en uno de los dos grandes polos de la poes¨ªa chilena. El otro polo, y ahora ¨²nico, sigue siendo la ir¨®nica antipoes¨ªa de Nicanor Parra, que, tres a?os mayor que Rojas, le sobrevive.
"Los verdaderos poetas son de repente y no basta el oficio", dijo en su discurso de recepci¨®n del premio Cervantes. "Te dan la palabra que no mereces y te pones a balbucear el mundo, imantado como en el amor por el encantamiento y el desollamiento". Aquel d¨ªa, en Alcal¨¢ de Henares, se despidi¨® citando en su propia traducci¨®n al "gran Horacio": "Jugaste bastante, comiste romanamente, y bebiste: ?tiempo de que te vayas!". Gonzalo Rojas ha seguido jugando, comiendo y bebiendo ocho a?os m¨¢s. Ahora acaba de irse. Justo dos d¨ªas antes de que Ana Mar¨ªa Matute reciba el Cervantes. "Es uno de esos gestos po¨¦ticos que solo cuadran en la ficci¨®n", ha dicho esta ma?ana la ministra de Cultura, ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde durante un coloquio con la escritora barcelonesa.
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