Rojas devuelve la alegr¨ªa al hogar de Cervantes
El poeta chileno, de 86 a?os, recibe su premio en Alcal¨¢ con un discurso burl¨®n y esperanzado
"Encima de los ochenta -ya destemporalizado y desespacializado- sigo intacto; creo que sigo intacto, nadando en el oleaje de las pubertades c¨ªclicas, de encantamiento en encantamiento y de desollamiento en desollamiento. Nada me desenga?a y el mundo me ha hechizado, sin insistir en la cuerda de Quevedo. Ni en la de Huidobro que nos hizo viej¨®venes para siempre. No paso de aprendiz y el seso no me dio para letrado, ni menos para el fulgor encandilante de estar aqu¨ª. P¨®nganse en mi caso, es que no lo merezco, ?qu¨¦ lo voy a merecer?".
Con estas palabras de resonancias cervantinas, que resumen su filosof¨ªa vital y po¨¦tica, siempre a caballo entre lo burl¨®n y lo esencial, "la ni?ez y la reni?ez", agradeci¨® ayer el poeta chileno Gonzalo Rojas el Premio Cervantes 2003, dotado con 90.151 euros.
"Ya Cervantes lo dijo todo en esta lengua de nacer y seguir naciendo"
El Rey lo defini¨® como un "prototipo de poeta buscador que quiere descifrar el mundo"
El rey Juan Carlos le impuso la medalla de oro en el paraninfo de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares y le dedic¨® un discurso en el que destac¨® "su grandeza de miras" y le describi¨® como el "prototipo del poeta buscador" que "quiere descifrar el significado del mundo". Don Juan Carlos record¨® que Rojas y Cervantes coinciden en su talante ancho, valiente y alegre.
El poeta empez¨® diciendo: "Discursos van, discursos vienen y no dicen gran cosa". Y luego insisti¨® en algunas de sus ideas b¨¢sicas con su oratoria inimitable: "Uno no la merece a la palabra. Se la dan porque se la dan. Ser¨¢ cosa de los dioses, pero tambi¨¦n del obseso de ser y m¨¢s ser que anda en el m¨ªsero alumbrado que soy yo mismo, ese otro alumbramiento m¨¢s all¨¢ de la madre, de la ni?ez a la reni?ez, del vagido al velorio, y por ah¨ª cosa m¨¢s de fisiolog¨ªa que de metaf¨ªsica, m¨¢s de animal de instante que de loco de eternidad, aunque siempre hice m¨ªas unas parcas l¨ªneas de Teresa de ?vila, a unos mil¨ªmetros de Gabriela Mistral: 'Tengo una grande y determinada determinaci¨®n de no parar hasta llegar, venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabaje lo que trabajare, murmure quien murmurare, siquiera me muera en el camino, siquiera se hunda el Mundo".
Rojas habl¨® de Borges ("lo vi en pie, bast¨®n en mano, en Yale el 81, pero ¨¦l naturalmente no me vio"), Neruda, Vallejo, Ezra Pound, Matta y, claro, del autor del Quijote: "Ya Cervantes lo dijo todo en esta lengua de nacer y seguir naciendo desde la meseta hermosa hasta los ¨²ltimos parajes insulares, de los tr¨®picos a la Ant¨¢rtida, y uno debiera entrar en el callamiento este 23 que no es de abril, sino de la respiraci¨®n del mundo".
Respondi¨® al poeta la nueva ministra de Cultura, Carmen Calvo, que hizo un ambicioso discurso en su primera comparecencia p¨²blica. De la obra de Rojas, con quien, seg¨²n cont¨® luego, ha convivido esta semana en la Residencia de Estudiantes, Calvo destac¨® que est¨¢ impregnada por "un intenso y arrebatador perfume de mujer", que la mujer es para ¨¦l "el epicentro, la fascinaci¨®n, el encantamiento animal, el eje sobre el que gira cuanto se mueve a su alrededor".
"Rojas ha sabido coger la vida como un r¨¢bano por las hojas", a?adi¨® la ministra en un estilo llano, "para hacerla cristalizar en un mosaico de versos espiritualmente apabullantes". Calvo habl¨® adem¨¢s de la paz, y de la cultura como motor de la lucha contra el choque de civilizaciones; prometi¨® un nuevo impulso a la pluralidad del Instituto Cervantes (all¨ª estaba el actual director, Jon Juaristi) y anunci¨® que su mandato tendr¨¢ uno de sus "ejes fundamentales" en el IV Centenario de la primera edici¨®n del Quijote, en 2005. La ministra termin¨® con un recuerdo a Mar¨ªa Zambrano, la primera mujer que obtuvo el Cervantes (1988).
[El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, que no acudi¨® al acto, obsequi¨® ayer a sus ministros con dos libros: La reni?ez, de Rojas, y Los bienaventurados, de Mar¨ªa Zambrano, para conmemorar el d¨ªa de las letras, informa Efe].
Rojas fue saludado por un centenar de invitados. All¨ª estaban sus dos hijos, Rodrigo y Gonzalo, sus nueras y sus seis nietos, amigos y escritores como Luis Garc¨ªa Montero o Jorge Edwards, acad¨¦micos como V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha o Carmen Iglesias, editores y libreros (Emiliano Mart¨ªnez, Chus Visor, Pancho P¨¦rez Gonz¨¢lez, Antonio Mar¨ªa de ?vila...), el ministro de Cultura chileno, Jos¨¦ Weinstein; el embajador, Enrique Krauss; la presidenta de la Comunidad madrile?a, Esperanza Aguirre, y la viuda de Roberto Matta, Germana.
El poeta record¨® a su otro "compa?ero", Salvador Allende: "Yo soy allendero y no allendista, porque fue un animal m¨¢s po¨¦tico que pol¨ªtico, err¨® bastante", dijo al salir al patio soleado despu¨¦s de visitar con los Reyes una peque?a exposici¨®n sobre su itinerario vital y po¨¦tico.
Antes, hab¨ªa unido a Allende al nombre de su amigo surrealista: ?Ese Matta transgresor -roto y pije a la vez, fino y rajado (como se dice en Chile)-, allendero como yo, partidario de la justicia hasta las ¨²ltimas consecuencias como el ingenioso hidalgo, defensor de los humillados y ofendidos, los ametrallados y los mutilados, los desaparecidos y los muertos en el plazo pavoroso del 73!".
Los l¨ªmites de un oficio sagrado y la peque?a gorra
Como es tradici¨®n, Gonzalo Rojas esper¨® la llegada de los Reyes en la puerta del Paraninfo, buscando la sombra. Como siempre, iba tocado con su gorra nerudiana y marinera. A pesar del chaqu¨¦ y del calor, Rojas no renunci¨® a su fetiche, que se quit¨® para recibir a los monarcas: "Esta peque?a gorra es la cima de mi conciencia, el l¨ªmite m¨ªo para saber hasta d¨®nde llego", dijo luego a los periodistas.
Durante su discurso, el poeta insisti¨® en que conoce esos l¨ªmites desde hace tiempo, y para demostrarlo record¨® c¨®mo recibi¨® la cr¨ªtica su primer libro: "Alone, pontifex maximus de la cr¨ªtica oficial de Chile, cartero o no pericoloso de las honras, me ech¨® fuera del planeta el 48, cuando mi primer libro; ?cu¨¢l ser¨ªa ese domingo mercurial? 'Al paso que van', dijo, 'las letras nacionales no prometen nada bueno'. Epitafio antes de nacer, la vanidad se cura a la intemperie como las grandes heridas, ?y adem¨¢s mi libro se llamaba Miseria del hombre!".
"Escarnio pide escarnio", continu¨® el poeta entre las risas del p¨²blico, "y es bueno que a uno le digan no. No, porque lisa y llanamente no, y basta. Mucho s¨ª te encumbra y te envilece.
"Ah, y otra cosa en esto de escribir y difundir: dem¨®rate demor¨¢ndote todo lo que puedas, ritmo es ocio y sosiego (y eso lo supo Cervantes como nadie), prisa para qu¨¦, laudatio para qu¨¦, vitrina publicitaria, publicidad vergonzosa para qu¨¦".
"Este oficio es sagrado y no se llega nunca", concluy¨®. "Claro, uno cree que de repente dice el Mundo, y puede ser ?por qu¨¦ no? cada 10, cada 5, cada 3, cada nunca, ?por qu¨¦ no? Se escribe y se desescribe, Kafka, Rulfo, Vallejo incomparable. ?Y Cervantes, mi Dios!".
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