El 'Mubarak' de los tesoros egipcios vuelve a caer en desgracia
Zahi Hawass dimite como ministro de Antig¨¹edades sin un sucesor claro
El hombre es el ¨²nico animal que tropieza dos veces con la misma piedra y la del egipcio Zahi Hawass, de nuevo exministro de Antig¨¹edades, es caliza milenaria de Tura, de a tonelada. Hawass, nacido en Damieta en 1947, egipt¨®logo de formaci¨®n, exdirector de excavaciones de la meseta de Giza, exsecretario general del Consejo Superior de Antig¨¹edades, exviceministro de Cultura y exministro de Antig¨¹edades, ha dimitido por segunda vez en este ¨²ltimo cargo, que hab¨ªa ostentado brevemente, despu¨¦s de haber sido nombrado en el ¨²ltimo Gobierno-salvavidas instaurado por Mubarak en los estertores de su reinado. Entonces declar¨® que se iba para protestar por los expolios que no hab¨ªan cesado desde que empez¨® la revoluci¨®n, el 25 de enero pasado, y afirm¨® que no formar¨ªa parte del nuevo Gobierno. Pero donde dije digo, digo Diego: apenas un mes despu¨¦s de su renuncia regresaba con todo el boato abanderando la cruzada para salvar el pa¨ªs atrayendo de nuevo a los turistas que han desaparecido tras la revuelta.
Parec¨ªa que se hab¨ªa levantado de sus cenizas como un ave f¨¦nix. Ten¨ªa nuevo sombrero, derrochaba buen humor, daba la vuelta al mundo otra vez difundiendo las maravillas del Antiguo Egipto, recib¨ªa medallas y levantaba primeras piedras que daban acceso a secretos enterrados durante milenios, rodeado una vez m¨¢s por hordas de periodistas que bregaban por obtener un buen plano, una escueta y lapidaria declaraci¨®n o un permiso para acceder a tal o cual excavaci¨®n. Parec¨ªa, pero no. El nuevo corrimiento de tierras pol¨ªtico egipcio ha vuelto a llev¨¢rselo por delante. La remodelaci¨®n que el Gobierno interino del primer ministro, Essam Sharaf, acometi¨® a principios de semana ha barrido a algunas de las figuras del r¨¦gimen de Mubarak que segu¨ªan en el poder. A la cabeza de todas las listas elaboradas por los manifestantes egipcios que acampan en Tahrir desde hace dos semanas, y de muchos que no lo hacen, estaba el nombre del doctor Zahi Hawass.
El doctor ha sido blanco de las cr¨ªticas que se ciernen sobre los adeptos al clan Mubarak. Especialmente por su estrecha relaci¨®n con la esposa del rais egipcio, Suzanne Thabet. Le acusan de corrupto y de intentar buscar su beneficio y popularidad personal a costa del patrimonio egipcio. Desde hace a?os es el rostro de la egiptolog¨ªa, con su sombrero y su car¨¢cter de aventurero, y ha aparecido en decenas de documentales. Tambi¨¦n ha remozado las desvencijadas instalaciones de los yacimientos, aunque muchos son los que consideran que siempre prevaleci¨® su af¨¢n de lucro. Adem¨¢s se le consideraba un hombre del r¨¦gimen algo que ha negado con insistencia.
La semana pasada el diario The New York Times, publicaba un amplio reportaje en el que se hablaba de su relaci¨®n con la National Geographic Society y sus honorarios como explorador residente, en torno a 200.000 d¨®lares al a?o. Ya se sab¨ªa entonces que el Gobierno ser¨ªa remodelado pero nadie ten¨ªa claro qu¨¦ suceder¨ªa con Hawass, despu¨¦s de que se le hubiera restablecido en el ministerio ya en una ocasi¨®n. Incluso el domingo, cuando se produjeron las dimisiones en bloque del Ejecutivo y ¨¦l mismo anunciaba su dimisi¨®n, nadie se atrev¨ªa a dar un paso en falso. Cuando ayer se supo que Abdel Fattah Al Banna estar¨ªa al frente del ministerio de Antig¨¹edades la duda parec¨ªa resuelta, pero el trono de la arqueolog¨ªa egipcia quema y poco despu¨¦s de su nombramiento el Consejo Superior de Antig¨¹edades emit¨ªa un comunicado en el que le rechazaba. Al Banna present¨® su dimisi¨®n de inmediato. Los expertos del Consejo iban m¨¢s all¨¢, pidiendo la disoluci¨®n de un ministerio que Mubarak cre¨® para su ¨²ltimo Gobierno expresamente y que consideran que fue "un error". Al Banna hab¨ªa destacado durante la revoluci¨®n y el per¨ªodo posterior por su oposici¨®n frontal al doctor Hawass, cuya dimisi¨®n ped¨ªa junto a un plan de reformas para el sector de las Antig¨¹edades.
No se ha sabido nada del depuesto egipt¨®logo, que seg¨²n publican diversos medios egipcios fue atacado por un grupo de estudiantes de arqueolog¨ªa cuando abandonaba su oficina el pasado domingo. Tal vez se encuentre entre las patas de la Esfinge, en la meseta de Giza, su lugar preferido en todo Egipto, y al que acude casi a diario, "para meditar", como me contaba hace unas semanas durante una sesi¨®n de fotos, poco antes de partir hacia Per¨², donde le fue otorgada la medalla de la Orden del Sol. "El tesoro de Egipto est¨¢ en sus piedras, sus templos, sus edificios. No hay nada m¨¢s importante que este legado", se?alaba. Tal vez por eso el d¨ªa que estall¨® la revoluci¨®n los j¨®venes egipcios protegieron con una cadena hecha con sus cuerpos el Museo de Antig¨¹edades que atesora una gran parte. Queda ahora por ver qui¨¦n ser¨¢ el guardi¨¢n de ese legado en ausencia de su ¨²ltimo fara¨®n
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