Los asesinos son los dem¨¢s
Mostly Other People Do the Killing puso fin a una intensa jornada de festival
Y luego dicen que esto es f¨¢cil. A la 1 de la madrugada y aqu¨ª me tienen, tratando de discernir entre la mara?a de sonidos que propone el grupo de moda en los ambientes m¨¢s "cool", Mostly Other People Do the Killing (algo as¨ª como "Mayormente son Otros los que Asesinan"). Con ellos puso t¨¦rmino servidor a una intensa jornada de festival, la del pasado viernes, que arranc¨® a eso de las 7 de la tarde en las terrazas del Kursaal, con la banda de "dixieland" de los abogados de Wiesbadener, y continu¨® en la Trini -la Plaza de la Trinidad, para los no iniciados- con un doble programa incontestablemente jazz¨ªstico. ?Qui¨¦n dijo que no hay jazz en los festivales de jazz?. Pues eso.
De primeras, 3 trompetistas, Dave Douglas, Avishai Cohen y Enrico Rava, en un remedo de las "trumpet summits" que organizaban anta?o los festivales de jazz para que los maestros falleros del instrumento pudieran lucirse ante el sector femenino de la audiencia. Ahora, sus herederos, no compiten entre s¨ª por ganarse los favores de ninguna "fan", y a¨²n guardan el orden y la compostura sobre las tablas. Lo que cambian los tiempos. Douglas, Cohen y Rava -"Tea for 3"- protagonizaron un hermoso concierto dedicado al t¨¦ en todas su variantes, incluyendo la consiguiente versi¨®n sical¨ªptica de "T¨¦ para 2", la canci¨®n de Vincent Youmans con letra de Irving Caesar, que m¨¢s bien pareci¨® "Gin Tonic para Todos". Si en alg¨²n momento, pudo alguien pensar que estaban tocando "T¨¦ para 2" una y otra vez fue porque, en realidad, estaban tocando "T¨¦ para 2" -con diferentes nombres- una y otra vez. El resultado: un derroche de imaginaci¨®n y musicalidad, tanto por lo que toca a los protagonistas, cada uno con su propia forma de decir, como a sus acompa?antes (descomunal Uri Caine, al piano).
Otro que toca siempre lo mismo. Abdullah Ibrahim, el antiguamente conocido como Dollad Brand, lleva exprimiendo las mismas melod¨ªas desde hace medio siglo, y lo que le queda. Que si otros lo hacen, ¨¦l tiene el mismo derecho, Luego, que el pianista sudafricano es un tipo peculiar. De primeras, mand¨® a los ingenieros de sonido de vuelta a su casa, cualquier cosa antes de que aquello terminara sonando como un concierto rock. Pero as¨ª es ¨¦l. Ya puede estar tocando en una sala sinf¨®nica como al aire libre y con el vecindario asomando por entre la ropa tendida, ¨¦l va a lo suyo. Bajito, bajito. M¨¦rito del artista fue el conseguir acallar la sinfon¨ªa de m¨®viles que suele acompa?ar los conciertos de la Trini y a los que piensan que no hay mejor sitio que un festival de jazz para contar a los amigos las recientes vacaciones en Santo Domingo. Todos callaron ante la m¨²sica serena y remota, algo cansina, del cuasi-octogenario jazzista nacido en Ciudad del Cabo. Un jazz con denominaci¨®n de origen: la de su tierra natal, de d¨®nde Ibrahim fue expulsado y adonde ha retornado para tocar su m¨²sica y difundir las virtudes de las energ¨ªas alternativas. De la actual versi¨®n de Ekaya, su grupo de acompa?amiento, poco es lo que puede decirse: ninguno de sus integrantes sobresali¨® lo suficiente como para reclamar nuestra atenci¨®n, todos cumplieron con su misi¨®n de arropar a la estrella de la jornada.
As¨ª las cosas, la larga noche termin¨®, ya se ha dicho, con la m¨²sica desaforada de "Mostly..." en el museo San Telmo de la ciudad. Otros que parecen estar tocando siempre la misma canci¨®n, o acaso fuera la hora. En MOPDTK prima el celof¨¢n sobre el caramelo, las portadas de sus discos -hilarantes- sobre la m¨²sica que contienen, excelente, pero no tanto. Para ser un grupo de jazz, resultan descacharrantes. Sus integrantes -John Irabagon, saxos; Peter Evans, trompeta; Kevin Shea, bater¨ªa; Moppa Elliott, bajo- opinan que los grupos de jazz no tienen nombres divertidos, y ese es el motivo por el que recurrieron a la frasecita de marras, que pronunci¨® el f¨ªsico y m¨²sico Le¨®n Theremin tras una estancia en las mazmorras de Stalin. Por cuanto uno pudo escuchar, la m¨²sica del joven cuarteto neoyorquino no escapa a las rutinas del jazz contempor¨¢neo post-free. Ingeniosos, a ratos; ecl¨¦cticos, siempre. En ¨²ltimo t¨¦rmino, el peso de la interpretaci¨®n descansa en la capacidad del solista para generar alg¨²n inter¨¦s en el auditorio, principio fundacional del arte jazz¨ªstico al que MOPDTK se atienen escrupulosamente. En realidad, no son tan buenos instrumentos como piensan. O ser¨ªa la hora
![Juan El bajista Belden Bullock, de la formaci¨®n Abdullah Ibrahim & Ekaya, durante su actuaci¨®n en la segunda jornada del 46 Festival de Jazz de San Sebasti¨¢n.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2224OR4YZTNF3K5TKSV3TV7G7A.jpg?auth=4aa58f5f5b1d0b846d33690ba52d467180f0d60f9ccc80c77dcf3d4653f8d652&width=414)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.