"Esta crisis es la de las hipocres¨ªas y falsos valores"
El director italiano estrena su montaje en el teatro Mar¨ªa Guerrero y abre la ¨²ltima temporada de Gerardo Vera al frente del Centro Dram¨¢tico Nacional
El joven director esc¨¦nico Francesco Saponaro fue criado por su abuelo, que hac¨ªa cola desde las cinco de la madrugada para coger una entrada y ver al autor y actor Eduardo de Filippo. Fue un mito en su familia y en todo N¨¢poles durante muchas d¨¦cadas del siglo XX. Saponaro llor¨® cuando el ¨ªdolo de su ciudad muri¨® en 1984, porque le era alguien muy cercano y el portador sano de la napolitaneidad, de la parte mejor que un napolitano puede tener. Para ¨¦l era un apuntador de la ¨¦tica y desde que este joven empez¨® a hacer teatro a mediados de los ochenta siempre le ha tenido muy presente. Pero a pesar de ser un director de teatro y ¨®pera de moda en Italia y alg¨²n que otro pa¨ªs, no hab¨ªa puesto en escena nunca a De Filippo, hasta que le ha llamado el productor y escen¨®grafo Andrea D'Odorico con la propuesta de montar Yo, el heredero, espect¨¢culo con el que el Centro Dram¨¢tico Nacional inaugura ma?ana, en el teatro Mar¨ªa Guerrero de Madrid, la ¨²ltima temporada esc¨¦nica de Gerardo Vera al frente de esta unidad de producci¨®n.
"Me siento m¨¢s madrile?o que milan¨¦s. No olvidemos que nuestra herencia cultural nos llega de Espa?a"
Actores solventes como Concha Cuetos, Ernesto Alterio, Abel Vit¨®n, Yoima Vald¨¦s, Fidel Almansa y Jos¨¦ Manuel Seda, entre otros, forman parte del reparto de esta comedia intrigante, amarga y divertida sobre la herencia y la caridad cristiana y el patrimonio de los falsos valores.
Pregunta. Esta funci¨®n toca de lleno los derechos de herencia, con la absurda pretensi¨®n de un personaje que quiere que una acaudalada familia que manten¨ªa por caridad a su padre, ahora le mantenga a ¨¦l, porque le corresponde heredar ese derecho. ?Cu¨¢l es su opini¨®n sobre esos derechos de herencia, situ¨¢ndolos al margen de los derechos de creaci¨®n que se cobran en vida?
Respuesta. Es curioso, pero esta obra me ha llevado a investigar al comedi¨®grafo y autor Scarpeta, padre de De Filippo [quien fue hijo natural no reconocido, as¨ª como sus hermanos]. ?l tuvo una aut¨¦ntica pesadilla con un juicio que dur¨® cuatro a?os, porque le acusaban de haber robado los derechos a otro autor, del que se supone se inspir¨® para escribir una obra. Aunque s¨¦ que es peligroso decirlo, los grandes de la tierra, los genios, no son de uno, son de la humanidad, despu¨¦s de unos a?os la genialidad de la gente es patrimonio del p¨²blico, as¨ª debe ser con la pintura, la arquitectura...
P. ?Y los derechos de los creadores vivitos y coleando?
R. En lo que se refiere al tema de los derechos legales, no olvidemos que la referencia que tenemos en todo esto son las sociedades de gesti¨®n, que est¨¢n regidas para controlar todo, en realidad son un lobby que decide c¨®mo se tiene que hacer. Lo que tendr¨ªamos que tener presente m¨¢s que los derechos legales, son los humanos y en el caso del teatro los derechos de calidad. A fin de cuentas, si yo tuviera el derecho de una obra, me gustar¨ªa d¨¢rselo a quien se lo merece, y como eso es imposible saberlo, pues resulta que todo pasa a los herederos y estos terminan aprovechando m¨¢s el patrimonio que el propio autor, y la verdad, eso es un poco rarito. ?D¨®nde termina la libertad y d¨®nde la herencia? Sin un acto de libertad no se consigue que crezca la cultura. Me gustar¨ªa resolver este tema humanamente, poder escribir a una persona y explicar por qu¨¦ necesito hacer una obra, y en cualquier caso no parece justo sacar la idea de otra persona, sin hablar con ella.
P. De Filippo escribi¨® una versi¨®n de Yo, el heredero en napolitano, en 1942, y otra en italiano en 1972. ?Por cu¨¢l se ha inclinado?
R. Hay parte de las dos, De Filippo desarrolla constantemente sus libretos con ambas versiones y en la ¨²ltima hay contantes referencias a la primera y est¨¢ mucho m¨¢s cercana a lo que es el trabajo con los actores. En cualquier caso no hay que olvidar que ¨¦l desarrollaba la escritura en escena, escuchaba a los actores... Es muy atractivo ver que en la puesta en escena que hizo en los cincuenta se ve obligado a hablar de una burgues¨ªa que ha sobrevivido a la guerra, pero que sigue aprovechando su patrimonio y su poder porque ha salido de esa guerra sin problemas y de nuevo se ha conectado con todo el poder.
P. ?Ve alg¨²n paralelismo entre esa especie de caridad y altruismo de esa curiosa familia que retrata De Filippo y las nuevas y contempor¨¢neas formas de solidaridad?
R. No quiero golpear ni disparar sobre organizaciones como Cruz Roja y tantas otras, que en Italia y otros pa¨ªses son muy conflictivas y adem¨¢s est¨¢n muy conectadas con el gobierno. Debajo de la beneficencia hay un mont¨®n de negocios no siempre totalmente limpios, y no quiero hablar en particular de ninguna ONG, pero s¨ª de una hipocres¨ªa generalizada. Esta obra me parece absolutamente prof¨¦tica, de lo que habla lo hemos visto hace unas semanas con la visita del Papa, y se ve en esta crisis del capitalismo burgu¨¦s, la crisis de las hipocres¨ªas, de los falsos valores... Al mismo tiempo es una funci¨®n casi m¨ªstica, pero la gran y magn¨ªfica ense?anza de De Filippo es c¨®mo afirma la fuerza y el derecho a la elecci¨®n y c¨®mo son de importantes las relaciones, la cultura, c¨®mo una familia se construye con sentimientos, con cari?o, no con palabras, y esta familia que retrata es toda palabras, es una imagen promocional de la familia, les gusta la caridad cristiana y dicen cosas casi nazis sobre los pobres. De ah¨ª emerge el conflicto humor¨ªstico y tr¨¢gico.
P. Esta obra aporta muchos datos y ofrece claves a trav¨¦s de la utilizaci¨®n del lenguaje de sus personajes y de c¨®mo estos mezclan el italiano y el napolitano. ?C¨®mo lo ha resuelto?
R. Es verdad que esta obra se distingue m¨¢s de las otras de Eduardo porque la familia burguesa habla casi siempre un italiano rotundo, sin olvidar que al mismo tiempo todo tiene un doble sentido porque esa misma familia burguesa utiliza una construcci¨®n que llega del lenguaje figurativo del dialecto. Lo que distingue a De Filippo de los otros autores es que ¨¦l habla de herej¨ªa, inventa un lenguaje del teatro, del escenario, que emerge de la influencia del actor, del hecho que cada int¨¦rprete puede investigar en cada personaje, y esta caracter¨ªstica que no se puede traducir en el idioma, pero s¨ª se puede solucionar en la actitud del actor, en una gestualidad, un ritmo que puede recordar las costumbres de los napolitanos, aunque hay dificultades especiales con personajes que mezclan el lenguaje culto y popular, pero es tan compleja la manera de hablar que entonces tiene que ver m¨¢s que con el lenguaje, con su imaginario complejo, lleno de referencias lo que plantea otra complejidad.
P. ?La traducci¨®n de Juan Plaza-Asperilla le ha ayudado en este terreno en el que se retrata a los personajes seg¨²n utilicen un dialecto o no?
R.La traducci¨®n est¨¢ tan bien hecha que he podido invitar y empujar a los actores a que consigan una construcci¨®n, que pod¨ªa haber estado cerrada, pero que se ha resulto cambiando una palabra o eligiendo referencias cercanas o similares al italiano.
P. ?Cree que uno de los problemas por los que De Filippo es conocid¨ªsimo en Europa y parte de Am¨¦rica, pero no en Espa?a, es precisamente que aqu¨ª no es est¨¢ tan acostumbrado a aceptar la profunda complejidad del idioma, tal y como la emplea este autor?
R. El caso espa?ol tiene que ver con eso, sin lugar a dudas, porque estamos ante un autor que no es local, es internacional, algo que pasa despu¨¦s de Pasolini y tambi¨¦n a ra¨ªz de toda la herencia proveniente del teatro de tradici¨®n napolitana.
P. Una tradici¨®n que est¨¢ mucho m¨¢s cercana al teatro y a la sensibilidad del p¨²blico madrile?o, espa?ol, que a la de la escena y los espectadores milaneses o genoveses.
R. Desde luego me siento m¨¢s madrile?o que milan¨¦s. No olvidemos que nuestra herencia cultural nos llega de Espa?a, la calle principal de N¨¢poles se llama Toledo y otros aspectos culturales son muy comunes, como por ejemplo el hecho de que son ciudades que est¨¢n acostumbradas a ganarse la vida y sacarse las casta?as del fuego a s¨ª mismas.
P. ?De ah¨ª que el N¨¢poles de su montaje sea muy simb¨®lico?
R. He jugado con la libertad que De Filippo dio al teatro, la de aceptar que en un escenario se puede hablar un idioma coloquial, que llega del imaginario popular, algo que en Italia se ha conseguido, as¨ª que lo que he hecho es trabajar con los acentos, y m¨¢s a¨²n, hemos trabajado con la actitud y hemos elegido situar la obra en un N¨¢poles muy mediterr¨¢neo, efectivamente simb¨®lico, ir¨®nico, algo que en Espa?a es entendible e incluso aplicable a una ciudad como Madrid.
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