"No queremos reprimir nuestra felicidad"
Coldplay elige la Plaza de las Ventas para la presentaci¨®n de su quinto trabajo, 'Mylo xyloto', el m¨¢s luminoso de su trayectoria
Sonrientes, dicharacheros, educados, encantadores. Dispuestos a aceptar de buen grado las "cr¨ªticas positivas" y a loar la "qu¨ªmica" que, 12 a?os despu¨¦s, sigue garantizando su pervivencia como grupo de rock. As¨ª se han querido mostrar al mundo Chris Martin, Guy Berryman, Will Champion y Jon Buckland, los cuatro integrantes de Coldplay, apenas cinco horas antes del concierto en la madrile?a Plaza de las Ventas que servir¨¢ para el estreno mundial de su esperad¨ªsimo quinto disco, Mylo xyloto, publicado esta misma semana. Un ¨¢lbum controvertido, como todo lo que pasa por sus manos, pero inequ¨ªvocamente radiante. "Parece que los brit¨¢nicos tuvi¨¦ramos que ser siempre unos tipos taciturnos, pero esta vez no hemos querido reprimir nuestra felicidad", resumi¨® Buckland, el guitarrista que confiere a la banda su caracter¨ªstico sonido ¨¦pico.
Los cuatro Coldplay comparecen al alim¨®n, saludan por su nombre a sus interlocutores y se someten sin pesta?ear a las preguntas de m¨¢s de 120 periodistas acreditados para el concierto madrile?o, que se retransmite en directo para todo el mundo por YouTube bajo la direcci¨®n de Anton Corbijn. Pero nadie como Martin, su cantante, encarna esa imagen del ingl¨¦s guapo e irreprochable que tiene una palabra cort¨¦s para todo el mundo y no se altera por (casi) nada. Esta vez solo renunci¨® a su blanqu¨ªsima sonrisa, fugazmente, en dos ocasiones: cuando le preguntaron por los plagios y al escuchar el nombre de su se?ora esposa, la actriz Gwyneth Patrow.
"Que hablen de que cometemos plagios es una mierda que nos irrita", enunci¨® Martin sin elevar la voz, pero con semblante muy serio. "Es muy leg¨ªtimo que no te guste Coldplay, pero las acusaciones falsas nos sublevan. Y, supongo, la mala hostia de algunos termina motiv¨¢ndote...". Menos furibundo, pero elocuentemente lac¨®nico, se mostr¨® cuando una periodista le sugiri¨® que invitase a su mujer a cantar en los discos de la banda. "?Qu¨¦ clase de pregunta es esa? Gwyneth es una mujer maravillosa, pero no, no va a cantar con nosotros. Hasta ah¨ª contestar¨¦".
Por lo dem¨¢s, bromas, buenas vibraciones, talante positivo. "Tal y como est¨¢n las cosas hoy en d¨ªa, nos seguimos afortunados de seguir dedic¨¢ndonos a lo que m¨¢s nos gusta", corrobor¨® Martin. El bater¨ªa Will Champion hab¨ªa mencionado antes "la complicidad entre los cuatro" como el principal activo del grupo. "Todas las notas y acordes que utilizamos ya se han empleado con anterioridad. Lo ¨²nico crucial y distintivo es la qu¨ªmica, ese pegamento que nos une. Las diferencias entre nosotros las limamos en los primeros tiempos y ahora trabajamos muy a gusto juntos", asegur¨®.
Mylo xyloto, de hecho, se ha fraguado a lo largo de dos intensos a?os de enclaustramiento en sus estudios, al norte de Londres. "Despu¨¦s de cara gira siempre pensamos en tomarnos un descanso", prosigui¨® Champion, "pero a la semana nos aburrimos de estar tirados en casa y nos ponemos a trabajar de nuevo. No habremos tenido m¨¢s de cuatro semanas de vacaciones desde 1998. Es mejor as¨ª: mientras seamos j¨®venes, queremos disfrutar intensamente de lo que hacemos".
Ese vitalismo es evidente en muchos de los temas que sonar¨¢n esta noche en la arena madrile?a, desde Paradise a Charlie Brown, Every teardrop is a waterfall, Charlie Brown o Princess of China, su inesperada colaboraci¨®n con Rihanna. "Ella ha aportado la mejor pista de voz que puede escucharse en un disco de Coldplay", la elogi¨® Chris Martin, maestro en el arte de la diplomacia: glos¨® las "excelencias" de Madrid y la "belleza" de su plaza de toros, gui?¨® el ojo a los periodistas que le abordaban y, tras docenas de thank yous, tambi¨¦n agradeci¨® a los presentes "que sean tan pacientes y dulces".
Tambi¨¦n jug¨®, por supuesto, a tomarse poco en serio a s¨ª mismo. "No es cierto que haga letras de mierda", espet¨®, de repente. "Tambi¨¦n las hago realmente de mierda, pero Will siempre me insiste en que sean emocionalmente honestas y le hago caso. No encontrar¨¢s gran poes¨ªa en mis canciones, pero s¨ª autenticidad". Casi a la vez, por esas casualidades de la vida, a una periodista se le cay¨® un vaso con estruendo de entre las manos. "Ese era mi ego, machacado por el peso de las cr¨ªticas", se carcaje¨® Martin. Y tras fotografiarse con todo el que se le puso por delante, desapareci¨® con rumbo a Las Ventas.
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