La excepci¨®n cultural, en v¨ªas de extinci¨®n
Las Administraciones recortan las partidas para artes esc¨¦nicas, bibliotecas o asociaciones y la preocupaci¨®n social es menor que cuando los ajustes afectan a educaci¨®n o sanidad.- La crisis abre el debate: ?deben los poderes p¨²blicos financiar la cultura?
Este reportaje forma parte del proyecto final de la asignatura de Digital de los alumnos de la 25? promoci¨®n de la Escuela de Periodismo UAM / EL PA?S 2011
Los profesionales de la cultura dan la voz de alarma: la asignaci¨®n presupuestaria ha sufrido una poda severa en las tres Administraciones -estatal, auton¨®mica y local-, desde que comenz¨® la crisis, y los recortes se notan ya en las bibliotecas, los museos y las artes esc¨¦nicas. Mientras que los ajustes en sanidad o educaci¨®n han motivado protestas en¨¦rgicas, las que afectan a la cultura han provocado quejas sotto voce, expresadas casi con verg¨¹enza, casi inaudibles. Pero si se presta atenci¨®n, los lamentos se escuchan.
La industria cultural espa?ola est¨¢ fuertemente vinculada al apoyo p¨²blico, hasta el punto de labrarse en ciertos sectores un calificativo pretendidamente ofensivo: subvencionada. Mario Vargas Llosa, en un art¨ªculo publicado en EL PA?S, daba en 2004 sus razones contra la excepci¨®n cultural, ese concepto acu?ado en una de las interminables rondas de negociaciones de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio para referirse a la especial protecci¨®n que merecer¨ªan los productos culturales. Dec¨ªa el premio Nobel que la mera idea de proteger es "peligrosa", que "la cultura se defiende sola", y que la obligaci¨®n de los poderes es establecer las condiciones de est¨ªmulo de la creatividad, no fijar cupos y subsidios. Cuando el art¨ªculo fue escrito era una opini¨®n a la contra, pero el viento de la crisis sopla hoy en favor de la tesis de Vargas Llosa, y desde muchas tribunas se alzan las voces a favor de desprenderse de lo que hoy se percibe como una carga. Con un matiz: el argumento es otro. Donde el hispano-peruano escrib¨ªa "libertad", hoy se lee "crisis". Es la dictadura de los n¨²meros.
El Ministerio de Cultura prev¨¦ este a?o un gasto de 839,3 millones, un 14% menos que en 2009
Las Administraciones gastaron en cultura 7.055 millones de euros en el a?o 2009, seg¨²n el ¨²ltimo Anuario de Estad¨ªsticas Culturales, publicado por el ministerio el pasado noviembre. De esa cantidad, 1.135 millones correspondieron al Estado; 2.046 a las comunidades aut¨®nomas; y 3.874 a los Ayuntamientos. Las cuentas muestran un presente m¨¢s austero. Aun contando con que el gasto liquidado ha sido durante los ¨²ltimos a?os mayor que el estimado, la evoluci¨®n de las cuentas de la cartera de Cultura para 2011 es reveladora: este a?o se prev¨¦ un gasto de 839,3 millones, un 14% menos que en 2009, cuando se presupuestaron 974,8 millones de euros. El futuro no pinta mejor: el proceso de transformaci¨®n de las cajas de ahorros en bancos ha sembrado de incertidumbre el futuro de la obra social, que hasta ahora desempe?aba un importante papel en la promoci¨®n y difusi¨®n de actividades culturales. Antonio Mart¨ªnez, gestor cultural y director gerente de la empresa p¨²blica Murcia Cultural, advierte: "La financiaci¨®n p¨²blica de la cultura se va a reducir a¨²n m¨¢s, porque as¨ª est¨¢ ocurriendo en la UE y en el resto del mundo. Es el impacto de la crisis".
Ese impacto se nota en las cuentas de 2011. La rebaja ha sido generalizada a nivel estatal: en bibliotecas, 34 millones; archivos, 23 millones; museos, 41 millones; promoci¨®n del libro, 1,5 millones; m¨²sica y danza, 18 millones; conservaci¨®n y restauraci¨®n de bienes culturales, 16 millones; protecci¨®n del patrimonio, 3,6 millones, y cine, "clave en la defensa y promoci¨®n de la diversidad cultural", 10,8 millones. Solo se salva el teatro, que ha ganado algo m¨¢s de 1,3 millones respecto a las cifras de 2009. La crisis clausura festivales y cert¨¢menes y revela realidades inc¨®modas, como que infraestructuras a las que antes todos aspiraban sean ahora tachadas de megal¨®manas.
Por comunidades, el panorama es id¨¦ntico. Los presupuestos auton¨®micos, aun en diferentes momentos legislativos, anuncian m¨¢s recortes para 2012. En Cantabria, del 8%, en Navarra, del 16%; solo Andaluc¨ªa aguanta el tir¨®n, con una ligera reducci¨®n del 0,3%. Canarias es, hasta ahora, ejemplo de la resistencia del sector ante un recorte especialmente agudo: el anuncio de una rebaja que seg¨²n los artistas ascender¨ªa al 65% (80% si se cuenta solo la cifra destinada a programas culturales) ha provocado la movilizaci¨®n de muchos de ellos, de profesionales y de empresarios. El archipi¨¦lago, con ser el ejemplo m¨¢s claro, no es un caso ¨²nico. Varias asociaciones teatrales gallegas protestaron en Santiago de Compostela el pasado 27 de octubre por la deuda acumulada por las Administraciones auton¨®mica y local. La Escuela Navarra de Teatro afronta un posible cierre, ahogada por la reducci¨®n en 2012 del 90% de la subvenci¨®n recibida hasta ahora. La Orquesta de Extremadura ha colgado un manifiesto en Internet para protestar por la falta de "compromiso" con su mantenimiento por parte de la Junta. Y en la Comunidad Valenciana, los centros de m¨²sica asumen como mal menor un recorte del 10% para 2012, en relaci¨®n con la cifra de 2009. Todo para evitar un recorte del 34%, calificado de "brutal", y del que creen que "colapsar¨¢ la econom¨ªa y la educaci¨®n".
En todos estos casos late la lucha particular de aquellos que se ganan la vida con la cultura: 508.700 personas en 2010, 36.000 menos que en 2009, seg¨²n el Anuario de Estad¨ªsticas Culturales. Pero tambi¨¦n es la batalla por el mantenimiento de un bien com¨²n, del que se sirvieron el 30,6% de los espa?oles, que en 2010 acudi¨® a alg¨²n museo, el 39,5%, que visit¨® alg¨²n monumento o el 20,5%, que consult¨® los fondos de alguna biblioteca.
Fernando Rueda, director del Observatorio de Cultura de la Fundaci¨®n Alternativas, califica la cultura de bien p¨²blico imprescindible: "Es una necesidad b¨¢sica, despu¨¦s de la salud y la educaci¨®n, y las necesidades b¨¢sicas no se pueden recortar. Gastar en cultura no es un despilfarro". "Hay que recortar, pero con un l¨ªmite, porque nuestro sistema cultural est¨¢ configurado sobre las subvenciones", matiza Antonio Mart¨ªnez.
El manifiesto de la plataforma de artistas catalanes No retalleu la cultura! (?No recort¨¦is la cultura!) pone el dedo en la llaga: "La cultura no es un gasto, es una inversi¨®n. M¨¢s all¨¢ de ser un valor en s¨ª misma, es fuente de riqueza econ¨®mica y contribuye de forma importante al PIB. Los recursos invertidos generan puestos de trabajo en ¨¢mbitos muy diversos de la sociedad, dentro y fuera del sector cultural". Aqu¨ª est¨¢n las dos vertientes del problema: recortar en cultura tendr¨¢ efectos en lo econ¨®mico pero tambi¨¦n, seg¨²n muchos, en lo social. Y eso puede tener consecuencias m¨¢s perniciosas a largo plazo. "Recortar o ahorrar en cultura es un gran error. Nos har¨¢ m¨¢s pobres", recoge el manifiesto. Lo dijo Zygmunt Bauman, premio Pr¨ªncipe de Asturias de Comunicaci¨®n y Humanidades 2010, en el Congreso Europeo de Cultura celebrado en Polonia el mes pasado: "El futuro de Europa depende de la cultura (...) Es nuestro principal recurso econ¨®mico".
El sector cultural empieza a levantar la voz por el estrangulamiento financiero que supone la p¨¦rdida de parte de los ingresos p¨²blicos y recuerda que, como dijo Unamuno, "la libertad que hay que dar al pueblo es la cultura". Y ante la falta de recursos, los profesionales de este gremio echan mano de la imaginaci¨®n para poder sacar adelante sus proyectos.
Canarias, ejemplo de lucha
Leandro Ojeda narra el desarrollo de la crisis como la extra?a historia de un desprecio ejecutado por sorpresa por el poder pol¨ªtico, en el que el desentendimiento de la sociedad tiene un papel determinante. ?l es el portavoz de la plataforma constituida ad hoc para hacer frente al recorte. "En principio pensamos que el recorte contenido en el anteproyecto era un globo sonda, una posici¨®n de m¨¢ximos". La negociaci¨®n se complic¨® cuando comprobaron que entre los ciudadanos hab¨ªa calado el discurso que acusa a los artistas de mantener "relaciones clientelares" con el poder. La importancia del sector cultural en el PIB canario (aporta el 1,7%, y recibe el 0,7%) fue uno de sus argumentos en la negociaci¨®n. El otro impregna las quejas de muchas de las personas que han puesto su voz en este monogr¨¢fico: "La educaci¨®n y la cultura son indisolubles, un bien social b¨¢sico que debe ser protegido por los poderes p¨²blicos".
Con todo, la crisis ha puesto de manifiesto las debilidades estructurales del sector, consciente de sus propios excesos. En Canarias el derroche ha servido para fomentar el "escaparatismo", espect¨¢culos de alto coste que en opini¨®n de Ojeda no necesitan apoyo p¨²blico. "Se ha abandonado el discurso de la cultura para abrazar el de la rentabilidad. Si hay crisis, y hay que ahorrar, hay que hacerlo en aquello que no sea provechoso para la econom¨ªa local", opina. Es el ejemplo canario. "Los que nos dedicamos a esto tenemos que despertar. Las ayudas p¨²blicas han tenido tambi¨¦n el efecto perverso de provocar un adormecimiento y han contribuido a crear una especie de competencia desleal para las propuestas que quedaban al margen de las subvenciones", lamenta. Pero para Ojeda, la crisis puede tener sus efectos positivos y servir de acicate: "Es el momento de que la gente de la cultura coja las riendas. Solo as¨ª, quiz¨¢, salgamos reforzados".
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