Los conciertos que no acabaron (bien)
La interrupci¨®n sufrida por la Filarm¨®nica neoyorquina es la ¨²ltima de una larga lista de actuaciones con desafortunados accidentes
Por primera vez en sus 170 a?os de historia, la Orquesta Filarm¨®nica de Nueva York tuvo que interrumpir un concierto el pasado 10 de enero. Otra melod¨ªa, la del m¨®vil de uno de los 2750 asistentes que acudieron esa noche al Lincoln Center, oblig¨® al director, Alan Gilbert, a bajar al patio de butacas para pedir al molesto espectador que apagara su tel¨¦fono. Pero no fue, en cualquier caso, la ¨²nica actuaci¨®n que debi¨® ser detenida entre compases.
El pasado mes de septiembre, un hombre se subi¨® al escenario del Concertgebouw de ?msterdam, entre cuyo p¨²blico se encontraba la reina Beatriz de Holanda, para predicar sobre el Islam. Al cabo de unos minutos el equipo de seguridad sac¨® de la sala al espectador.
Tambi¨¦n en septiembre de 2011, durante los Proms londinenses, un concierto de la Filarm¨®nica de Israel en el Royal Albert Hall fue boicoteado por un grupo de manifestantes propalestinos, que abuchearon a los m¨²sicos en se?al de protesta. Esta no era la primera interrupci¨®n en la carrera del director, Zubin Mehta. En octubre de 1981 tuvo que acallar la m¨²sica en un concierto en Tel Aviv por los gritos de varios miembros del p¨²blico, que le recriminaban tocar una pieza de Richard Wagner, que consideraban un s¨ªmbolo del antisemitismo.
No siempre la causa de la interrupci¨®n llega desde las butacas. Durante el Festival de M¨²sica de Canarias de 1988, el director Walter Weller, invitado entonces por la Orquesta Nacional, cay¨® desplomado sobre el escenario y tuvo que ser llevado al hospital.
El tradicional concierto de A?o Nuevo de la Filarm¨®nica de Viena se interrumpe en cada edici¨®n, aunque en este caso de manera programada y positiva. Durante la introducci¨®n de la segunda pieza, El Danubio Azul de Strauss, los m¨²sicos aplauden y felicitan al p¨²blico por el cambio de a?o.
M¨¢s all¨¢ de la m¨²sica cl¨¢sica, donde la etiqueta es m¨¢s r¨ªgida, las pausas imprevistas se multiplican. En 1976, por ejemplo, tanto Johnny Cash como el p¨²blico tuvieron que abandonar el recinto del London Palladium por un aviso de bomba del IRA. Aunque aquella amenaza no se cumpli¨®, otros artistas s¨ª han sufrido agresiones inopinadas: los rockeros Guns'n'Roses estuvieron a punto de dejar el espect¨¢culo a medias cuando alguien les lanz¨® una botella mientras entonaban el sencillo de su ¨²ltimo ¨¢lbum, Chinese Democracy, en Sao Paulo (Brasil) en 2010.
M¨¢s accidentada fue la an¨¦cdota que vivi¨® Rihanna, cuando el fuego que se desat¨® en unos focos sobre el escenario le oblig¨® a interrumpir un concierto en 2009 en Texas (EE UU). Y una madre muy acalorada se las arregl¨® para atraer la atenci¨®n del cantante Michael Bubl¨¦ en pleno concierto en Inglaterra en 2010. La mujer quer¨ªa pedirle que su hijo de 15 a?os subiera a cantar al escenario, algo que finalmente consigui¨®.
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