Terremoto en el negocio musical
Universal y Sony compran las joyas discogr¨¢ficas y editoriales de EMI
Conmoci¨®n en (lo que queda de) la industria musical. La rama discogr¨¢fica de EMI ha sido adquirida por Universal Music Group (UMG) por 1.382 millones de euros. La editorial de EMI ha sido adjudicada a Sony/ATV por 1.600 millones. Ambas cantidades superan las previsiones o la oferta de Warner Music Group, que hace quince d¨ªas parec¨ªa a punto de engullir la hist¨®rica marca que cobij¨® a The Beatles, Pink Floyd o Mar¨ªa Callas.
EMI abarca las distintas variedades de pop, jazz y cl¨¢sica. Por orden alfab¨¦tico, sus principales sellos vivos son Angel, Astralwerks, Blue Note, Capitol, Capitol Latin, Capitol Nashville, EMI Classics, EMI CMG, EMI Records, EMI Nashville, Manhattan, Parlophone, Virgin Classics y Virgin Records. El actual propietario de EMI es Citigroup, banco que asumi¨® el control en febrero, tras estrellarse sus anteriores due?os, Terra Firma, grupo de inversiones encabezado por Guy Hands que no pudo hacer frente a sus compromisos financieros. La etapa de Hands fue una comedia de errores, marcada por la marcha de Radiohead, Paul McCartney, Rolling Stones, o Queen, aparte de torpes intentos de acoplar la disciplina econ¨®mica convencional a un negocio tan peculiar como el de la m¨²sica.
UMG, considerada la mayor discogr¨¢fica del mundo, se distancia as¨ª de sus competidores, Warner y Sony Music. Para las independientes europeas, agrupadas en Impala, es intolerable que el grueso de la industria se concentre en tres multinacionales, con UMG copando el 40 % del mercado: han anunciado que acudir¨¢n a las instancias de la UE que regulan la libre competencia. UMG es subsidiaria del conglomerado franc¨¦s Vivendi SA.
Citigroup ansiaba deshacerse de EMI, asustada por demandas que planean sobre los tribunales: muchos artistas discuten la aplicaci¨®n de sus contratos al universo digital. Al mismo tiempo, hay mucha ansiedad sobre esa ley de EEUU que permite que algunos creadores veteranos recuperen los masters de sus discos.
Han confirmado que mantendr¨¢n abiertos los estudios de Abbey Road
Son cuestiones complejas que, cara a los posibles compradores de EMI, disminu¨ªan el valor de sus activos. Otros puntos calientes en las negociaciones han sido el plan de pensiones, que afecta a 20.000 antiguos trabajadores de la discogr¨¢fica. M¨¢s peliaguda es la situaci¨®n de los actuales empleados de EMI: las fusiones sirven como excusa para despidos masivos. No les tranquiliza la nota oficial de Jean-Bern¨¢rd L¨¦vy, m¨¢ximo directivo de Vivendi: "Respetamos todos los sellos dentro de EMI al igual que a los artistas y empleados que contribuyen a su ¨¦xito. Encontrar¨¢n en la familia Vivendi un hogar seguro, a largo plazo".
UMG ha confirmado que mantendr¨¢ abiertos los estudios de Abbey Road, un s¨ªmbolo que Guy Hands parec¨ªa dispuesto a convertir en pisos de lujo. En Hands seguramente piensa Mick Jagger, que se congratula de que "EMI vuelva a ser propiedad de gente que realmente tiene la m¨²sica en su sangre". M¨¢s inc¨®modas estar¨¢n algunas figuras actuales de EMI. Coldplay pretend¨ªa competir con U2 por el puesto de gran grupo de rock para estadios; a partir de hoy, se incorpora precisamente a UMG, la casa de los irlandeses.
El grueso de la industria se concentra en tres multinacionales
Merece destacarse el hecho de que un intangible, los derechos editoriales de las canciones controladas por EMI Publishing -que incluyen el cat¨¢logo de Motown- haya conseguido mejor precio que el fabuloso archivo fonogr¨¢fico de EMI Music. Resulta obvio que los compradores tienen m¨¢s fe en los derechos de autor, mejor protegidos que las grabaciones, depreciadas por la revoluci¨®n digital. Y abundan los artistas que han perdido la confianza en la habilidad de las empresas gigantes para realizar el marketing y la distribuci¨®n de su m¨²sica. En tiempos recientes, Amaral y Enrique Bunbury saltaron de EMI a la autoedici¨®n.
Babelia
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