El triunfo de lo sencillo y eficaz
Un pu?ado de colecciones poco pretenciosas desencallan la semana de la moda masculina de Par¨ªs
Mientras las firmas que persiguen a un p¨²blico maduro se encallan en el traje, las que se dirigen a los j¨®venes (sea en edad o esp¨ªritu) encuentran f¨®rmulas para aunar inventiva y resoluci¨®n comercial. En su primera colecci¨®n masculina para Kenzo, a los estadounidenses Humberto Leon y Carol Lim todo parece salirles f¨¢cil y natural. Con la naturalidad del que est¨¢ siendo ¨¦l mismo. Introducen zapatillas tornasoladas y estampados como el paisley, los cuadros o las rayas sin inmutarse. El resultado final es pr¨¢ctico y funcional, pero a la vez suficientemente original. Esta f¨®rmula, aparentemente elemental, es el sue?o de cualquier compa?¨ªa en este incierto panorama.
Leon y Lim, que no son propiamente dise?adores, fueron fichados el pasado verano para sacar del letargo a Kenzo. La casa, propiedad del grupo LVMH, llevaba ocho a?os en las manos de Antonio Marras y hab¨ªa ca¨ªdo en la irrelevancia. Los estadounidenses, de 36 a?os, abrieron en 2002 una tienda llamada Opening Ceremony en Nueva York a trav¨¦s de la que establecieron una fruct¨ªfera pol¨ªtica de colaboraci¨®n con algunos de los m¨¢s interesantes dise?adores del panorama. Le siguieron otros comercios en Los ?ngeles o Tokio y se convirtieron en una referencia en el sector. Digamos que su olfato para detectar lo que un cierto cliente espera de la moda estaba sobradamente demostrado. Ese instinto, ciertamente dif¨ªcil de encapsular, est¨¢ presente en la de hombre para oto?o/invierno 2012. Las notas hablan de ¡°un guardarropa vers¨¢til que comprenda elegancia cl¨¢sica y tambi¨¦n piense en el nombre tecnol¨®gicamente equipado¡±.
El programa cita tambi¨¦n el trabajo de los artistas Donald Judd y Dan Flavin y explica c¨®mo su est¨¦tica depurada y sus combinaciones de colores influenciaron el aspecto y las proporciones de la colecci¨®n. Es un detalle innecesario. Nadie espera de Leon y Lim que nos cuenten una historia fabulosa, ni que nos transporten a otro mundo. Lo que se les demanda es ropa apetecible y buenas ideas para introducir cambios en este. Y eso es lo que ofrecen. Muy bien envuelto, adem¨¢s. La presentaci¨®n ocup¨® un hangar donde se reparan los vagones del metro con la voluntad de escenificar el movimiento constante al que est¨¢n sometidos desde su aterrizaje en Kenzo, ya que mantienen sus actividades anteriores. Una caravana ofrec¨ªa caf¨¦ y tazas-termo para paliar la fr¨ªa ma?ana en Par¨ªs y los modelos sub¨ªan y bajaban a unas v¨ªas decoradas con arcos de ne¨®n. Se hicieron dos pases del desfile para acomodar la notable expectaci¨®n creada.
En su falta de otra pretensi¨®n que la de ofrecer ropa atractiva para una generaci¨®n con la tripa llena de est¨ªmulos, el nuevo Kenzo se parece un poco a Carven. La que fuera una antigua casa de alta costura olvidada ha revivido gracias al impulso de un dise?ador con una visi¨®n realista y a la vez original del vestir. Guillaume Henry habla de s¨ª mismo y de la gente que conoce. Una intimidad con las necesidades y los deseos que convierte su discurso en algo tan sencillo como terriblemente efectivo. Su colecci¨®n para oto?o/invierno 2012 se basa en importar un estilo campestre a la ciudad, lo que responde exactamente a su periplo vital. Si Leon y Lim incorporan en su ropa bolsillos para el iPod, Henry pone presillas para que los guantes se adquieran a los abrigos. Son peque?os detalles que dicen mucho de su concepci¨®n de la moda.
En el extremo opuesto, se encuentran los creadores que conciben la moda como un ambicioso veh¨ªculo de expresi¨®n. Individual y colectivo. Tal vez, nadie encarna ese papel mejor que la japonesa Rei Kawakubo. El viernes su firma, Comme des Gar?ons, entreg¨® uno de esos enigm¨¢ticos ejercicios de reflexi¨®n que escapan a la comprensi¨®n de muchos. ?Hombres con el pelo de Joan Jett ataviados con trajes-falda que parecen uniformes de internado y zapatos rosas? Obviamente, no es un plato para todos los gustos. Qu¨¦ pretende decir exactamente Kawakubo es siempre un misterio. Ella se ahorra cualquier explicaci¨®n y, en especial, todas esas notas llenas de detalles y referencias que el resto de dise?adores se afanan en aportar al cronista. Silencio que resulta cada vez m¨¢s extraterrestre en un tiempo en el que nadie se calla nada. Desde luego, cada cual puede elegir si le apetece rascarse o no lo cabeza tratando de descifrar qu¨¦ mensaje sobre los clich¨¦s de g¨¦nero est¨¢ escondido bajo sus trajes de topos y flores. Lo que nadie puede negar a Kawakubo es la coherencia y solidez en la definici¨®n de su propio vocabulario est¨¦tico desde hace casi 40 a?os.
Que ese es un objetivo para cualquier dise?ador lo demuestran las palabras de Riccardo Tisci en su presentaci¨®n del viernes para Givenchy, la firma que lidera desde 2005. ¡°Tras siete temporadas dise?ando para hombre, este desfile se reafirma mi estilo. Ahora s¨¦ c¨®mo es el hombre que quiero para Givenchy¡±. Esa seguridad le ha permitido, al parecer, retomar su primera obsesi¨®n: su infantil fijaci¨®n con el Minotauro y la bandera estadounidense. A lo primero no solo remit¨ªan los anillos que decoraban la nariz de los modelos y los estampados de sus camisetas, sino tambi¨¦n la relativa brutalidad de la silueta. A lo segundo, las estrellas de cristal que aparec¨ªan en camisas y trajes y tambi¨¦n el uso de rayas y denim. Y ya para nota eran las referencias encapsuladas en los zapatos: versiones del calzado que llevaban los emigrantes italianos que llegaron a EEUU en los a?os cuarenta.
En una carpa que permit¨ªa vislumbrar la imponente arquitectura del Palacio de los Inv¨¢lidos, Tisci se regode¨® en el poder que hoy ostenta en Par¨ªs. Se ha convertido en uno de sus dise?adores m¨¢s respetados. El m¨²sico Kanye West, sentado en primera fila, contempl¨® las nuevas versiones de la falda de gladiador que ¨¦l mismo ya ha subido al escenario en su gira con Jay-Z. Pero esa imagen pon¨ªa sobre la mesa otra cuesti¨®n: lo dif¨ªcil que resulta determinar d¨®nde termina la coherencia y donde empieza la repetici¨®n.
En ese sentido, una de las sorpresas de esta semana de la moda la ha deparado Kris Van Assche. El director creativo de la divisi¨®n masculina de Dior desde la temporada primavera/verano 2008 aparc¨® los c¨®digos recurrentes -?tal vez ya demasiado recurrentes?- de la casa y emprendi¨® una direcci¨®n nueva. Para Dior, al menos.
El dise?ador belga aport¨® aliento propio a un tema muy manido bajo la mirada de varios de sus colegas, entre ellos, Karl Lagerfeld y Haider Ackermann. Van Assche utiliza el verde para componer una silueta controlada, de estrechos hombros y finas solapas, en la que las prendas muestran indistintamente su cara interior y exterior. Adem¨¢s de gabardinas reversibles, Van Assche ide¨® unos abrigos cuya espalda se abre sin perder su pulido aspecto frontal. El color m¨¢s caracter¨ªstico de la firma, el negro, sirve para dibujar un falso estampado de camuflaje. P¨¢jaros realizados con varias capas de tejido surcan la oscuridad en una imagen de sencilla pero eficaz po¨¦tica. Sencillez y eficacia, ?qui¨¦n necesita hoy algo m¨¢s que eso?
Babelia
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