Rufus y sus divas predilectas

Uno de los secretos mejor guardados de Nueva York es el programa Works and Process del Museo Guggenheim. Todas las semanas se dan cita all¨ª algunos de los mejores artistas del planeta, presentando en la intimidad de un peque?o auditorio, escondido en las entra?as del edificio de Frank Lloyd Wright, los proyectos en los que est¨¢n trabajando. El pasado domingo fue el turno de Rufus Wainwright, ese compositor canadiense de 38 a?os que se convirti¨® en m¨²sico de culto primero entre el colectivo indie con su disco hom¨®nimo y despu¨¦s comenz¨® a ser admirado por otras estrellas de la m¨²sica, desde Elton John a Antony Hegarty. Superadas sus adicciones y su tumultuosa vida al l¨ªmite, y con nueve discos en el bolsillo, hace ya varios a?os que Wainwright, (hermano de la tambi¨¦n m¨²sico Martha Wainwright y reto?o de los cantantes de folk Loudon Wainwright y Kate McGarrigle) experimenta con diversos g¨¦neros. Y siendo un fan declarado de la ¨®pera desde los 13 a?os, era cuesti¨®n de tiempo que se atreviera con ella.

A esa pasi¨®n se ha unido su conocida debilidad por las divas ¨Cuno de sus mayores ¨¦xitos fue recrear el concierto grabado por Judy Garland en 1961 en el Carnegie Hall- y el resultado es una ¨®pera titulada Prima Donna de la que el domingo se pudieron escuchar algunas arias comentadas?in situ por el propio Wainwright. La producci¨®n se estrenar¨¢ en Estados Unidos el 19 de febrero en el auditorio BAM de Nueva York aunque originalmente fue un encargo de la Metropolitan Opera. "Pero ellos quer¨ªan que fuera en ingl¨¦s y yo en franc¨¦s. Adem¨¢s, a mi madre le acababan de diagnosticar un c¨¢ncer terminal y yo quer¨ªa que ella pudiera asistir al estreno y en el Met. Las cosas iban muy lentas, as¨ª que?rompimos", coment¨® el m¨²sico, no sin aprovechar el momento para lanzarle un dardo a su director, Peter Gelb. "Espero que venga al estreno para que vea lo que se pierde" dijo entre risas.

La obra se present¨® por primera vez en el Festival Internacional de Manchester en 2009 (su madre, fallecida hace un a?o, alcanz¨® a verla) y pas¨® brevemente por Londres en 2010. "Es un homenaje a la ¨®pera en su tradici¨®n m¨¢s rom¨¢ntica, con un toque algo Hitchcock sobre una soprano que se enfrenta al reto de volver a interpretar la ¨®pera que la catapult¨® a la fama" explic¨® Wainwright. Acompa?ado tambi¨¦n por el director de la pieza Tim Albery y por el conductor Jayce Ogren, Wainwright confes¨® que m¨¢s all¨¢ de su pasi¨®n de adolescente por las ¨®peras "en especial por las menos intelectuales, soy m¨¢s de Rossini y de Verdi que de otros m¨¢s serios" su exploraci¨®n del g¨¦nero lo ha propiciado su trabajo en el mundo del pop. "Hoy en la m¨²sica todo est¨¢ muy producido y adem¨¢s est¨¢ tu imagen como artista, que tambi¨¦n se vende y se promociona. La idea de embarcarme en una ¨®pera significaba volver a la m¨²sica en su esencia. Sin promoci¨®n, sin producci¨®n, los cantantes, los m¨²sicos y el escenario". Sobre el de Guggenheim los cuatro protagonistas de la ¨®pera interpretaron cuatro arias, la ¨²ltima acompa?ados al piano por el propio Wainwright, que se equivoc¨® y grit¨®: "Mierda, la he cagado, volvemos a empezar", para deleite de un p¨²blico muy heterog¨¦neo que acude a los Works & Process precisamente para poder decir: "Yo v¨ª como evolucion¨® esta pieza".

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