La televisi¨®n entra como un hierro candente en la pol¨ªtica de EE UU
Los presentadores Stephen Colbert y Jon Stewart intervienen desde su programas sat¨ªricos en la campa?a electoral estadounidense
![Stephen Colbert y Jon Stewart durante un acto en Washington en 2010](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/K5LPL764OQ3O4W7VHEDU3WEEGE.jpg?auth=6456691799ace9ef8d10ced19d3dcc5b8f8be4903c996e4acd35e27d2e46e180&width=414)
En una campa?a de primarias republicanas en la que cada propuesta es m¨¢s dr¨¢stica que la anterior, la voz de la cordura procede, inesperadamente, de la televisi¨®n. Hay dos presentadores norteamericanos, c¨®micos de profesi¨®n, que han decidido romper todas las barreras conocidas hasta la fecha. Han hecho que sus programas trasciendan los plat¨®s de televisi¨®n; han convocado manifestaciones multitudinarias; han creado comit¨¦s de acci¨®n pol¨ªtica; han recaudado fondos, y se han presentado como candidatos. Todo, con un objetivo: demostrar que, en pol¨ªtica, la ficci¨®n puede ser m¨¢s razonable que la realidad.
El presentador m¨¢s arriesgado en sus campa?as pol¨ªticas es Stephen Colbert (Washington, 1964) que en su programa nocturno (The Colbert Report) encarna a un republicano recalcitrante. Su ¨¦xito radica en que domina como nadie algo tan americano como el sarcasmo. Aparenta ser m¨¢s conservador que nadie. Tanto, que en realidad deja en vergonzosa evidencia al prototipo de radical derechista. Una de sus frases mas famosas las dio en un discurso en la cena de corresponsales de la Casa Blanca en 2006, junto al mism¨ªsmo George W. Bush: ¡°?Las encuestas? No importan. Son s¨®lo una recolecci¨®n de estad¨ªsticas que reflejan lo que la gente piensa en realidad. Y esa realidad, todos lo sabemos, tiene tendencias izquierdistas¡±.
Jon Stewart
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/YGKVTHGL5GZ5MR7ZZVY5XC52TI.jpg?auth=c0ed5d5a390884faded56b977fd4709137bbdecc98f5fb77ea5aeed894ed10a0&width=414&height=233&smart=true)
Su programa, The Daily Show, es un informativo cuya finalidad es entretener, no informar. Con esa excusa, es capaz de hacer afirmaciones que ning¨²n espacio informativo serio ser¨ªa capaz de emitir. A pesar de que sus mensajes son marcadamente progresistas, mantiene una equidistante independencia en sus cr¨ªticas: es azote tanto de republicanos como de dem¨®cratas. Formado como monologuista, present¨® algunos programas en el canal MTV antes de tomar las riendas de The Daily Show en 1999. Los a?os de presidencia de George W. Bush le dieron munici¨®n para la cr¨ªtica, y con un avezado equipo de guionistas logr¨® llevar el programa a cotas muy altas de popularidad y de audiencia. Ahora, seg¨²n la revista especializada Forbes, cobra 14 millones de d¨®lares al a?o.
Desde entonces, Colbert ha mezclado activismo y televisi¨®n, convirti¨¦ndose en una fuerza formidable no en el horario de m¨¢xima audiencia, sino en la campa?a electoral. En 2008 quiso presentarse por primera vez a las elecciones primarias. Las autoridades electorales no se le permitieron. En mayo de 2011 cre¨® un Comit¨¦ de Acci¨®n Pol¨ªtica (PAC, por sus siglas en ingl¨¦s), un resorte para amasar cantidades ilimitadas de dinero para apoyar a candidatos. Lo bautiz¨® con el nombre absurdo de ¡®Americanos por un ma?ana mejor, ma?ana¡¯, y se dedic¨® a avanzar ideas incongruentes y radicales en estados decisivos como Iowa.
El 12 de enero, sin embargo, anunci¨® que hab¨ªa decidido volver a presentarse como candidato a las primarias republicanas en Carolina del Sur, un Estado en el que se cri¨®. El motivo: una encuesta le otorgaba un 5% de los votos, m¨¢s de los que recibir¨ªa el candidato y exembajador ante Pek¨ªn Jon Huntsman (ya retirado). Pero hab¨ªa un problema: seg¨²n las leyes electorales de EE UU, un candidato no puede dirigir un PAC. Tampoco puede coordinar sus estrategias pol¨ªticas con ¨¦l. En aquel mismo episodio, le transfiri¨® la direcci¨®n de ese comit¨¦, y su dinero, a su amigo y compa?ero de cadena, Jon Stewart.
Aquella era una burla a las leyes electorales norteamericanas. El PAC del candidato Mitt Romney lo dirige su propio abogado. El de Newt Gingrich lo encabeza un exempleado. Y el del gobernador de Tejas Rick Perry lo gestionaba su anterior jefe de gabinete. Tras cederle el PAC a Stewart, Colbert dijo, solemnemente: ¡°La ciudadan¨ªa de Carolina del Sur est¨¢ desesperada por alguien que le otorgue la grandeza pret¨¦rita de nuestra naci¨®n a su perfecci¨®n actual (sic). Am¨¦rica: ese momento ha llegado. Estoy orgulloso de anunciar que formar¨¦ un comit¨¦ de exploraci¨®n para sentar las bases para una posible candidatura a presidente de los Estados Unidos de Carolina del Sur¡±.
Dado que ya era tarde para registrarse, Colbert reclut¨® a un c¨¦lebre excandidato, cuyo nombre s¨ª estaba en las papeletas, pero que tuvo que abandonar la contienda por sus esc¨¢ndalos sexuales: el empresario afroamericano Herman Cain. ¡°?Un voto para Cain es un voto para Colbert!¡±, dijo en su programa y en un mitin celebrado el 20 de enero. Poni¨¦ndose en la piel del pol¨ªtico radical, Colbert les dedic¨® un mensaje a los indignados de Ocupa Wall Street: ¡°Somos el 1%. Acostumbraos¡±. En las elecciones, Cain obtuvo 6.234 votos. Previamente, en Iowa s¨®lo hab¨ªa conseguido 45. Tal fue la magnitud del efecto Colbert.
Stephen Colbert
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/6FCBSCG2NFFVKHJIBARPHBFDU4.jpg?auth=e78632699deeb7f6a7941110d4e5c130bf10068dcd339b14f1010a81b67c925b&width=414&height=233&smart=true)
A pesar de que parece un pol¨ªtico a la derecha del Tea Party, Colbert es en realidad un actor formado en el complejo mundo de la improvisaci¨®n. Fue aprendiz de Steve Carell (The Office) en la m¨ªtica compa?¨ªa Second City de Chicago, de la que han emanado talentos de la talla de Tina Fey y Amy Poehler. En 1997 comenz¨® a aparecer en The Daily Show como corresponsal, y all¨ª trabajaba cuando Jon Stewart tom¨® las riendas del programa. Desde entonces su papel fue creciendo progresivamente: primero encarn¨® a un periodista que nunca sab¨ªa exactamente de qu¨¦ estaba hablando, totalmente desinformado. Poco a poco fue desarrollando la personalidad de un contertulio de la derecha m¨¢s rancia. En 2005 obtuvo su propio espacio. Seg¨²n la revista Forbes, gana cuatro millones de d¨®lares al a?o. Este a?o renegociar¨¢ su contrato.
Ahora, Stewart (Nueva York, 1962) mantiene el control del famoso PAC. En realidad, ¨¦l era inicialmente el jefe de Colbert. Como presentador de un programa sat¨ªrico, en antena desde 1996, le daba paso a este diariamente, hasta que Colbert se hizo tan popular que en 2005 recibi¨® su propio espacio. Stewart es coproductor ejecutivo en su programa y en el de Colbert. Ambos espacios tienen una estructura casi id¨¦ntica: abren con extensos mon¨®logos, seguidos de breves entrevistas a famosos y expertos. En EE UU se emiten ambos en el canal Comedy Central. Seg¨²n la consultora Nielsen, The Daily Show obtuvo la semana pasada unos dos millones de espectadores por programa, con un 1,0% de cuota de pantalla en los canales de cable y entre televidentes de 18 a 49 a?os. The Colbert Report logr¨® cerca de 1¡¯5 millones, un 0,7% de cuota.
Menos recalcitrante que Colbert, Stewart no cae tanto en la parodia. Conduce un programa de corte liberal y de tono humor¨ªstico, pero con reflexiones m¨¢s cabales. Hasta la fecha ha ganado 16 premios Emmy, entrevistando a todo tipo de personalidades, incluido el actual presidente norteamericano, Barack Obama. Eso no quiere decir que Stewart se mantenga al margen del activismo pol¨ªtico. Suele ser m¨¢s cr¨ªtico con republicanos que con dem¨®cratas. Y antes de las elecciones legislativas de 2010, durante el ascenso pol¨ªtico del movimiento radical del Tea Party, convoc¨® aqu¨ª en Washington una marcha ¡°para restaurar la cordura¡±. Acudieron unas 250.000 personas, en una muestra de su poder entre las masas de televidentes.
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