HBO: humor bueno original
Los escritores Jonathan Ames, Sam Lipsyte, Michael Chabon, Jennifer Egan y Jonathan Safran Foer han pasado a formar parte de la galaxia de la cadena televisiva HBO para escribir sus series
De los creadores de ¡°Pues a m¨ª me gusta m¨¢s el libro que la pel¨ªcula¡±, lleg¨® el ¡°El mejor cine actual se hace en la televisi¨®n¡± y, su secuela, ¡°Las mejores novelas son las series¡±. Amparados en esa coartada, era f¨¢cil no sentir el impulso de abrir un libro: se dec¨ªa que Los Soprano y Boss eran el mejor Shakespeare, Lost ten¨ªa las mejores virtudes del follet¨ªn con m¨¢s cafe¨ªna y no hab¨ªa thriller pol¨ªtico alguno que, incluso basado en el mejor reportaje de denuncia del Nuevo Periodismo, pudiera superar a The wire. Quiz¨¢s el apag¨®n Megaupload marque un regreso prudente a las bibliotecas para encontrar tema de charla en las cenas de amigos y en las primeras citas.
Las series humor¨ªsticas, como siempre, eran consideradas las hermanas tontas. Porque la comedia siempre es inteligente en retrospectiva y jam¨¢s en el momento en que se hace. Pero sobre el cad¨¢ver muy vivo de Seinfeild, esa sitcom que dos genios vendieron en un ¨¢tico de la NBC con el dudoso reclamo de "Ser¨¢ una serie donde no pasar¨¢ absolutamente nada nunca¡±, la cadena por cable HBO apost¨® en su d¨ªa por uno de sus creadores, Larry David, que cre¨® Curb your enthusiasm. En sus primeros stand ups en peque?os clubes, David sol¨ªa insultar al p¨²blico que no se re¨ªa porque no entend¨ªa sus chistes. En la nueva era, el creador de The wire recogi¨® ese testigo, cuando admiti¨® que su m¨¢xima cuando escrib¨ªa un gui¨®n era: ¡°Que se joda el espectador medio¡±. La multitud de pantallas y la fragmentaci¨®n del p¨²blico permiten apuestas m¨¢s mimadas y arriesgadas. Y la comedia es la avanzadilla para testar hasta d¨®nde se puede tensar lo pol¨ªticamente correcto.
Despu¨¦s de triunfar con apuestas aparentemente cafres (y violentamente influidas por el omnipresente Woody Allen) como la de Larry David o la de Louis CK (Louie), HBO se ha empecinado en agenciarse a todos los novelistas gal¨¢cticos con una dimensi¨®n c¨®mica m¨¢s o menos acusada. El equipo no puede ser mejor. Su ¨²ltimo fichaje, hace unos d¨ªas, del aplaudid¨ªsimo Jonathan Safran Foer, engrosa las filas de un equipazo en el que destacan las vivencias autobiogr¨¢ficas, la religi¨®n jud¨ªa, la histeria urbana y las chanzas sexuales cada vez m¨¢s atrevidas. En su d¨ªa, Hollywood reclut¨® a Thomas Mann, Francis Scott Fitzgerald, William Faulkner o Truman Capote. Muchos no se adaptaron y Ernest Hemingway dej¨® un consejo a los novelistas que sientan la tentaci¨®n de trabajar en guiones: ¡°Cobra y vete¡±. Ahora la meca est¨¢ en la tele, concretamente en HBO. He aqu¨ª qu¨¦ est¨¢n preparando sus principales cerebros.
Jonathan Ames. Ex boxeador, cr¨¢pula y hombre-espect¨¢culo, este cronista de la noche neoyorquina tanto reparte un mandoble como mezcla como nadie las bromas sexuales, la ternura de los marginados y los argumentos m¨¢s extremos (muchos de ellos reales y protagonizados por ¨¦l mismo). Habitual en shows televisivos y en otros m¨¢s ¨ªntimos como las presentaciones de las novelas (en una de ellas se dej¨® lanzar cuchillos por un tal Throwdini), Ames logr¨® convencer a la HBO para filmar sus cuitas m¨¢s delirantes en las tres temporadas que ha durado la serie Bored to death. Su alter ego, interpretado por Jason Schwartzman, es un escritor bloqueado que, ante la dif¨ªcil segunda novela y con una sobredosis de lecturas de Chandler y Hammet encima, decide anunciarse como detective privado en Craigslist. El vino blanco tomado en taza de desayuno, la marihuana, Zach Galifianakis (dibujante de c¨®mics sobre un superh¨¦roe con unos genitales de tama?o subsahariano) y Ted Danson (sofisticado editor de una reputada revista) ser¨¢n sus escuderos. En la escena inicial, Ames ha roto con su novia y unos encargados de la mudanza est¨¢n desvalijando su piso. Cuando suben su catre al cami¨®n, les dice: ¡°Cuidado. Esa es nuestra cama. Ah¨ª dorm¨ªamos y nos quer¨ªamos¡±. Ellos le responden: ¡°?Qu¨¦ eres? ?Otro jud¨ªo t¨ªpico de Nueva York que siente pena por s¨ª mismo?¡±. Y tanto el protagonista como el espectador asienten (y ah¨ª est¨¢ la clave toda esta ola de comedia televisiva). En Espa?a, se ha editado su tebeo El alcoh¨®lico (Planeta DeAgostini) y, en primavera, ?tico de los Libros traducir¨¢ su desternillante Wake up, sir! Una mezcla perfecta de Don Quijote y Wodehouse, sus favoritos.
Jonathan Safran Foer. Tambi¨¦n jud¨ªo, pero de Washington, este joven novelista se gan¨® el favor de la cr¨ªtica y el p¨²blico desde su debut, Todo est¨¢ iluminado (Lumen), que ya fue adaptada al cine. Tan fuerte, tan cerca, editada aqu¨ª por la misma editorial, no hizo sino potenciar su popularidad y superpoblar sus estanter¨ªas de premios. Adaptada ya en su d¨ªa por Stephen Daldry, HBO ha anunciado esta semana que la historia de esta familia jud¨ªa que vive sus hipocondr¨ªas vitales en la capital de EE UU ser¨¢ llevada a la televisi¨®n por Ben Stiller. ¡°Pol¨ªtica, religi¨®n y sexo¡± ser¨¢n los tags para una ficci¨®n que llegar¨¢ bautizada como All talk. Foer tiene un potencial c¨®mico impagable. Seix Barral ha lanzado recientemente su libro de no-ficci¨®n sobre el vegetarianismo.
Michael Chabon. El que fue el Chico Maravilla de la narrativa estadounidense tiene dos proyectos en esta cadena televisiva. Junto a su esposa, la tambi¨¦n escritora Ayelet Waldman, se ha implicado en un proyecto titulado Hobgoblin (en honor a un personaje secundario del universo Marvel, en el que ¨¦l ha participado como guionista de Spiderman 2), que inventar¨¢ las peripecias de un grupo de ilusionistas y magos que intentar¨¢n acabar con Hitler. Darren Aronofsky (Cisne Negro) dirigir¨¢ el piloto. Chabon ya abord¨® un tema similar en el c¨®mic El escapista, incluido dentro de Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay (Mondadori), novel¨®n que podr¨ªa tener tambi¨¦n su versi¨®n cat¨®dica dirigida por Daldry.
Sam Lipsyte. Sus libros no se deben devorar en un transporte p¨²blico o en una sala de espera: es tal la carcajada que desata que uno acabar¨ªa con una camisa de fuerzas y con un capirote hecho con prensa deportiva. Criado en Nueva Jersey, emplea un humor negro y absurdo en sus di¨¢logos dignos del mejor Joseph Heller (Trampa 22). Su estilo, con fraseo fren¨¦tico a lo stand up, le ha valido ser agasajado con galardones del Ny Times y de la revista Believer. Prepara para HBO la serie People city: un joven comienza a trabajar como canguro en la casa de una pareja de lun¨¢ticos. Cuando fich¨® por la cadena, New York Mag public¨®: ¡°Es una buena noticia para la cadena y para Jonathan Ames, que tendr¨¢ con quien hablar en las cenas navide?as de empresa¡±.
Sloane Crosley. Neoyorquina y treinta?era, es una m¨¢quina expendedora de sentencias ingeniosas. Entre la autobiograf¨ªa y el ensayo superficial pero inteligente, sus piezas tienen que ver con el trabajo de David Sedaris, pero tambi¨¦n se podr¨ªan definir como la versi¨®n literaria de las neuras de Tina Fey y Sarah Silverman o como la versi¨®n l¨²cida de los diarios de Sexo en Nueva York. Tanto hace un cameo interpret¨¢ndose a s¨ª misma en Gossip girl como gana premios a pu?ados, escribe en The independent y publica best-sellers mundiales como How did you get this number. Desarrollar¨¢ junto a la cadena la adaptaci¨®n de Me dijeron que habr¨ªa pastel (Circe).
Jennifer Egan. Podr¨ªamos acabar con el rey de la nueva ficci¨®n estadounidense, Jonathan Franzen, que se ha volcado en la adaptaci¨®n para la peque?a (o mediana, ahora la menor es la de los smart phones) pantalla de su novela Las correcciones, pero Egan tiene m¨¢s tendencia a la guasa. Considerada por la revista Time como una de las personas m¨¢s influyentes de 2011 y ganadora de esa edici¨®n del Pulitzer, ha firmado la adaptaci¨®n televisiva de El tiempo es un canalla (Min¨²scula). Una obra fragmentada de relatos y vidas conectadas, con personajes como la ex estrella del punk que ingiere copos de oro para recuperar su vigor sexual y que usa t¨¦cnicas narrativas tan arriesgadas como el power point. Aunque no le gusta la televisi¨®n, estar¨¢ disponible como asesora del proyecto.
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