La apisonadora
Todos los editores veteranos recuerdan perfectamente que las profundas transformaciones experimentadas en el mundo del libro se iniciaron en los a?os ochenta, cuando las grandes corporaciones emprendieron un vasto movimiento de concentraci¨®n empresarial que, una vez completado, cre¨® un escenario en el que todo se hab¨ªa trastocado: desde la "tradicional" relaci¨®n (siempre desigual y, a menudo, abusiva) entre editor y autor, hasta las rentabilidades que se le exig¨ªan al libro, y que losm¨¢nagers sobrevenidos deseaban aproximar a las de los otros productos de la industria del entretenimiento. De aquellas transformaciones, nadie, ni siquiera los independientes, sali¨® indemne.
Vistos desde la perspectiva de hoy, aquellos sobresaltos que parec¨ªan s¨ªsmicos, quedan casi como an¨¦cdotas en el proceso que est¨¢ conduciendo muy r¨¢pidamente al m¨¢s brutal cambio de paradigma de la edici¨®n, con la indeseable, pero conjeturable, desaparici¨®n de algunos de sus actores tradicionales y la transformaci¨®n radical del libro como objeto de cultura, as¨ª como del negocio que lo sustenta. Por supuesto, las "nuevas" (?hasta cuando?) tecnolog¨ªas se encuentran en la base de esta "revoluci¨®n neol¨ªtica" del libro, pero su morfolog¨ªa y ritmos vienen, una vez m¨¢s, marcados por los intereses y la feroz competencia entre nuevas megacorporaciones con culturas y h¨¢bitos diferentes a las de las seis o siete que (todav¨ªa) controlan la parte m¨¢s mollar de la edici¨®n mundial.
En la ¨²ltima entrega de?Bloomsberg Businessweek se publica un bien documentado art¨ªculo de Brad Stone, en el que se analizan, contextualiz¨¢ndolos, los ¨²ltimos movimientos efectuados por Amazon, la mayor librer¨ªa del planeta, para redondear su negocio y convertirse tambi¨¦n en uno de los grandes trasatl¨¢nticos (hay quien se teme que el ¨²nico) de la edici¨®n mundial. A partir de la contrataci¨®n (mayo de 2011) como responsable de su divisi¨®n editorial de Laurence Kirshbaum, antiguo presidente de Warner Books, se ha acelerado un proceso que se inici¨® con el lanzamiento del primer Kindle, la c¨¦lebre tableta lectora que permite bajarse a precios muy convenientes los e-books que comercializa la compa?¨ªa, que ya vende 105 libros electr¨®nicos por cada 100 impresos. A pesar de su "patol¨®gico secretismo", se calcula que en este momento funcionan bajo el paraguas de Amazon al menos seis sellos editoriales que cubren desde la novela de g¨¦nero hasta ensayo de "ceja baja", adem¨¢s de libros autoeditados. Los editores "tradicionales", que ya hab¨ªan iniciado alg¨²n movimiento de protesta (pactando la comercializaci¨®n de algunos de sus e-books con Apple, por ejemplo) contra las draconianas condiciones econ¨®micas impuestas por la compa?¨ªa de Bezos, contemplan con espanto la incongruente perspectiva de tener que competir como editores con quien tambi¨¦n es, con mucho, su principal librero.
Y, adem¨¢s, en inferioridad de condiciones. Amazon se dirige directamente a los autores (o a sus agentes, quiz¨¢s las siguientes v¨ªctimas) para ofrecerles mejores anticipos y regal¨ªas que los que reciben de los editores tradicionales: seg¨²n diversas estimaciones, Amazon estar¨ªa pagando a los autores entre el 45% y el 50% del precio de venta de los libros que contrata con ellos. Y anticipos que en alg¨²n caso llegan a las seis cifras. Todo ello manteniendo precios muy convenientes para el lector, la baza m¨¢s atractiva de su estrategia. Del librero tradicional no se dice nada: el ¨²nico intermediario que precisa Amazon se llama Amazon.
Su estrategia no es para ma?ana, pero ya est¨¢ en marcha. Sabe que en cada pa¨ªs tendr¨¢ que enfrentarse no s¨®lo a diferentes normas de comercializaci¨®n y difusi¨®n del libro, sino a tejidos libreros de diferente fortaleza. Pero la historia ense?a que los muros m¨¢s s¨®lidos pueden derrumbarse. Claro que tampoco est¨¢ escrito que los procesos sean imparables. El mayor peligro, como afirma Joe Konrath, uno de los autores voluntariamente abducidos por Amazon Publishing, es que los editores "sigan tomando copas en el Titanic: est¨¢n tan ocupados protegiendo su industria de papel que descuidan las necesidades de sus clientes y tratan mal a los autores".
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