'La Gioconda' renace en El Prado
La copia restaurada del retrato m¨¢s famoso del mundo ser¨¢ expuesta en el Louvre. Un disc¨ªpulo de Leonardo pint¨® la r¨¦plica mientras el maestro ejecutaba el original
Contemplada de cerca, la Gioconda del Prado provoca de golpe sensaciones relacionadas con cosas como la serenidad, la ambig¨¹edad, el misterio, casi lo et¨¦reo. En otras palabras: un apacible cat¨¢logo de emoci¨®n y placer situado en las ant¨ªpodas del revuelo informativo que su descubrimiento caus¨® ayer en todo el mundo. "Descubrimiento" es mucho decir: esta r¨¦plica del retrato m¨¢s famoso de la Historia del arte llevaba en Espa?a toda una vida (su primera referencia es un inventario de las Colecciones Reales fechado en 1666) y hab¨ªa colgado de las paredes del Prado de forma recurrente. Pero era otra Gioconda: triste, banal, oscura¡ desde luego que oscura: en vez del paisaje toscano pintado por Leonardo, en su fondo no hab¨ªa m¨¢s que un antip¨¢tico color negro, seg¨²n los expertos a?adido en el siglo XVIII v¨¢yase a saber por qu¨¦, a buen seguro gustos de la ¨¦poca. Con la espectacular restauraci¨®n de esta copia la obra inmortal de Leonardo da Vinci vuelve a nacer. Y eso, en cierta forma, es un descubrimiento, un hallazgo que proyectar¨¢ nueva luz sobre el original del museo del Louvre y sobre la obra de su autor, el m¨¢s genial de los pintores del renacimiento italiano.
La r¨¦plica, ya no hay duda de ello, fue pintada por uno de los pupilos favoritos del genio
Los talleres de restauraci¨®n del Museo del Prado fueron el germen de la noticia planetaria. La petici¨®n de una cesi¨®n temporal por parte del Museo del Louvre para una exposici¨®n en torno a la obra de Da Vinci ocasion¨® la puesta en marcha, primero, de un estudio t¨¦cnico, y despu¨¦s de una compleja y laboriosa limpieza que acab¨® con el fondo negro y llen¨® de luz la pintura. La r¨¦plica, ya no hay duda de ello, fue pintada por uno de los pupilos favoritos del genio. Los expertos barajan dos nombres: Andrea Salai (que a la postre se convertir¨ªa en uno de los amantes del maestro) y Francesco Melzi. Ayer, el conservador jefe de Pintura italiana y del Renaciminto en El Prado, Miguel Falomir, se decant¨® por el segundo de ellos. Tambi¨¦n explic¨®, en declaraciones a este diario, que no exist¨ªan dudas acerca de la simultaneidad entre la ejecuci¨®n de la r¨¦plica y la del original. Los arrepentimientos presentes en ambas coinciden: cuando Leonardo da Vinci correg¨ªa el rumbo y retocaba algo, el pupilo hacia lo propio, en lo que supone una especie de fotocopia simult¨¢nea, un work in progress paralelo a la voluntad del maestro. ?Por qu¨¦ Leonardo dese¨® y permiti¨® que Melzi o Salai (o quien fuera) se sentaran a su vera y pintaran a la vez que ¨¦l el mismo tema? Misterio.
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Mueve el rat¨®n sobre la imagen lateralmente para comparar el original y la copia. Movi¨¦ndolo a la derecha podr¨¢s ver la Gioconda original, y hacia la izquierda la copia restaurada
Los expertos del Prado lo tienen claro: el universo de los descubrimientos art¨ªsticos no est¨¢ ante una mera copia de Da Vinci de las muchas que pululan por el mundo. Primero, se trata de una obra que proporcionar¨¢ nueva informaci¨®n sobre la propia Monna Lisa del Louvre, ya que esta sobrevive medio sepultada bajo capas de oscuro barniz y eso oculta bastante de la informaci¨®n que Da Vinci quiso procesar en esta obra maestra, supuestamente un retrato de la joven llamada Lisa Gherardini, esposa de un rico comerciante florentino llamado Francesco del Giocondo. Una "joven" no tan joven en el Louvre (nadie le echar¨ªa menos de 30 o 35 a?os), pero que vuelve a serlo en El Prado. La chica de moda en el mundo del arte, la de la r¨¦plica, la Gioconda del Prado, no tiene m¨¢s de 20. Una podr¨ªa ser hija de la otra.
Durante mucho tiempo, los expertos del museo madrile?o creyeron que la obra hab¨ªa sido pintada por un artista flamenco u holand¨¦s
En estos momentos, el equipo de restauraci¨®n de la pinacoteca madrile?a contin¨²a adelante con su trabajo, retirando las sucesivas capas de barniz que durante m¨¢s de 500 a?os han ido tapando el rostro de la joven del cuadro. Con toda l¨®gica la obra objeto del hallazgo goza, tras ser convenientemente saneada, de un estado de conservaci¨®n muy superior al de la Monna Lisa del Louvre. Hay que subrayar, adem¨¢s, que el tama?o de original y r¨¦plica es pr¨¢cticamente el mismo: 77 X 53 cent¨ªmetros para el primero, y 76 X 57 para la segunda.
Durante mucho tiempo, los expertos del museo madrile?o creyeron que la obra hab¨ªa sido pintada por un artista flamenco u holand¨¦s. La raz¨®n: el soporte, que en un principio fue catalogado como tabla de roble, no era utilizado por los artistas florentinos, que prefer¨ªan el uso de otros soportes¡ como el nogal. S¨ª por los flamencos, lo que en un primer momento (y as¨ª consta en un informe t¨¦cnico firmado por Jos¨¦ Ruiz Manero) llev¨® a los conservadores del Prado a considerar la pintura como obra flamenca. Pero estudios posteriores arrojaron nuevos resultados: la copia de la Gioconda no estaba hecha sobre roble sino sobre¡ nogal. Ese fue, quiz¨¢, el momento clave de toda esta historia.
El equipo directivo de El Prado, con su director Miguel Zugaza a la cabeza, ten¨ªa previsto presentar en sociedad este descubrimiento el d¨ªa 23 de este mes (acto que se mantiene en la agenda del museo), pero una ponencia presentada hace dos semanas en un congreso celebrado en Londres precipit¨® las cosas. En dicha reuni¨®n de expertos en pintura del Renacimiento se lleg¨® a mostrar una fotograf¨ªa que mostraba el proceso de limpieza: el antes y el despu¨¦s de la copia, con el fondo negro, y sin ¨¦l. Tambi¨¦n se habl¨® en el congreso londinense (celebrado de forma paralela a la exposici¨®n de la National Gallery Leonardo da Vinci, pintor de la corte de Mil¨¢n) de las pruebas de reflectograf¨ªa por infrarrojos efectuadas en la tabla; dichas pruebas fueron comparadas con las que en 2004 se aplicaron al original del Louvre, arrojando sorprendentes resultados en cuanto a la similitud con el original.
A partir de marzo, la 'Gioconda del Prado' ser¨¢ expuesta en el Louvre
Ana Gonz¨¢lez Mozo, una de las especialistas de la pinacoteca madrile?a, present¨® aquel d¨ªa una ponencia en la que establec¨ªa la evidencia de que la copia sali¨® del estudio de Leonardo. El equipo de Miguel Zugaza no pod¨ªa sospechar que en aquella conferencia internacional de expertos en la obra de Leonardo se hab¨ªa colado un periodista: Martin Bailey, colaborador habitual del prestigioso mensual brit¨¢nico The Art Newspaper. Ayer, desde Londres, explicaba a este diario la peripecia personal que le vali¨® una exclusiva mundial: "Era una conferencia solo para expertos, pero yo tengo buenos contactos en la National Gallery, as¨ª que hice una gesti¨®n y me dejaron estar presente. No creo que en El Prado sospecharan que all¨ª hab¨ªa un periodista. De hecho, era el ¨²nico, y cuando Ana Gonz¨¢lez Mozo cont¨® lo que cont¨®, decid¨ª publicarlo".
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Mueve el rat¨®n sobre la imagen lateralmente para comparar el original y la copia. Movi¨¦ndolo a la derecha podr¨¢s ver la Gioconda original, y hacia la izquierda la copia restaurada
A partir de marzo, la Gioconda del Prado ser¨¢ expuesta en el Louvre. No en cualquier lugar, no en una zona destinada a las copias ilustres de obras maestras, sino al lado de una se?ora que podr¨ªa ser su hermana mayor: ni m¨¢s ni menos que La Gioconda¡ de Leonardo da Vinci. Ah¨ª se ver¨¢n las concomitancias y las diferencias, y ah¨ª se abrir¨¢, muy posiblemente, un nuevo debate sobre los l¨ªmites y fronteras de la restauraci¨®n de las grandes obras de la Historia del arte.
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