El final del ¡®caso Odyssey¡¯ complica el futuro de los ¡®cazatesoros¡¯
Museos de Madrid y Cartagena podr¨ªan recibir las monedas de la ¡®Mercedes¡¯
Odyssey tiene hasta el 27 de febrero para usar el ¨²ltimo cartucho en el litigio que le enfrenta a Espa?a por los derechos del tesoro que encontr¨® en mayo de 2007 frente a las costas de Portugal. Ese es la fecha l¨ªmite para que la empresa estadounidense presente un recurso ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos. ¡°En este momento no hay un fallo definitivo y ser¨ªa prematuro hacer comentarios¡±, se?al¨® ayer un portavoz de la compa?¨ªa.
A pesar de que el Tribunal Supremo a¨²n no ha tomado cartas en el asunto, lo cierto es que, seg¨²n los expertos consultados, los jueces del Supremo no suelen revisar casos en los que otros dos tribunales hayan coincidido en su resoluci¨®n. ¡°Es muy improbable¡±, explic¨® ayer el abogado de Espa?a, James Gould. ¡°Odyssey podr¨ªa solicitar una medida de emergencia que parase la entrega pero esta solo ser¨ªa concedida si el supremo decidiera revisar el caso¡±.
Desde que el litigio empez¨®, hace ya cuatro a?os y medio, los jueces de Tampa, primero, y los de la Corte de Apelaciones de Georgia, despu¨¦s, han fallado una y otra vez a favor de Espa?a. Su argumento fue siempre que el tesoro encontrado por Odyssey pertenec¨ªa a un buque de guerra espa?ol, Nuestra Se?ora de las Mercedes, hundido el 5 de octubre de 1804 tras un ataque de la flota brit¨¢nica, y que, por tanto, todos los derechos sobre la carga y el pecio pertenecen al pa¨ªs que abanderaba el buque.
La ¨²ltima orden de la Corte de Apelaciones de Georgia de este martes es simplemente una frase en la que se niega a la compa?¨ªa la solicitud de suspender una resoluci¨®n previa que le obligaba a entregar a Espa?a el tesoro. Denegada la petici¨®n, y sin que el Tribunal Supremo se haya a¨²n manifestado, el caso regresar¨¢ en los pr¨®ximos siete d¨ªas a Tampa, cuyo juez Mark Pizzo fall¨® en junio de 2009 a favor de Espa?a. A partir de ah¨ª, Odyssey tendr¨ªa 10 d¨ªas para entregar la carga bajo la supervisi¨®n del magistrado.
En estos a?os, la pugna entre la compa?¨ªa y el Gobierno espa?ol ha sido dura. Para empezar, cuando Espa?a comenz¨® el litigio ante el tribunal de Tampa, donde Odyssey hab¨ªa llevado la carga, ni siquiera ten¨ªa todav¨ªa pruebas contundentes de que el tesoro proced¨ªa de La Mercedes. Esas pruebas, cientos de documentos de los archivos hist¨®ricos de la Armada fueron aport¨¢ndose a medida que avanzaba el proceso. De all¨ª sali¨® la carta de Godoy enviada el 13 de septiembre de 1802 al ministro de Marina, Domingo de Grandallana, en la que sugiere que se env¨ªen algunos buques de guerra a recoger ¡°caudales y frutos preciosos para Espa?a¡±. Apenas dos meses despu¨¦s, el rey Carlos IV orden¨® despachar ¡°dos fragatas de guerra con el objeto de traer los caudales y efectos de la Real Hacienda que hubiese prontos en aquella Am¨¦rica¡±. Una de las fragatas era Nuestra Se?ora de las Mercedes. ¡°Tuvimos que demostrar que era una fragata del Estado en una misi¨®n oficial y no comercial, como ellos afirmaban¡±, explica el almirante Gonzalo Rodr¨ªguez Gonz¨¢lez-Aller, director del Museo Naval. Odyssey defiende que la carga pertenece a los descendientes de los mercaderes que viajaban en el buque, pero esta tesis fue contrarrestada en el proceso judicial por la administraci¨®n espa?ola al presentar los documentos hist¨®ricos que avalaban que los familiares de las v¨ªctimas hab¨ªan sido indemnizados tras el naufragio.
Uno de los hechos que han ayudado a decantar las decisiones judiciales hacia el lado espa?ol ha sido el apoyo del Gobierno de Estados Unidos. En septiembre de 2009, la Administraci¨®n de Barack Obama present¨® un escrito en Tampa con ¡°la posici¨®n oficial de Estados Unidos en apoyo de los intereses de Espa?a¡±. La raz¨®n de ese apoyo est¨¢ en el mismo escrito: ¡°Estados Unidos debe apoyar los principios que protegen los barcos hundidos, no solamente para cumplir las leyes internacionales, sino para asegurar un trato rec¨ªproco de las dem¨¢s naciones con nuestros buques¡±.
¡°Su apoyo fue important¨ªsimo¡±, explica Mariano Aznar, miembro de la comisi¨®n cient¨ªfica del Plan Nacional para la Protecci¨®n del patrimonio subacu¨¢tico. ¡°Este caso sienta un precedente que se suma a los casos del Juno y La Galga, barcos hundidos en 1802 y 1750. En aquella ocasi¨®n, los pecios se hallaban en aguas estadounidenses. Los tribunales dieron la raz¨®n a Espa?a en 2001. Ahora tambi¨¦n le han dado la raz¨®n con un pecio que estaba en aguas internacionales. Con la decisi¨®n de ahora, este tipo de empresas saben que, cuando se trata de un barco de otro estado, los tribunales estadounidenses tendr¨¢n en cuenta preferentemente el derecho del estado de pabell¨®n sobre sus buques de estado¡±.
Medio mill¨®n de monedas de plata y oro dan para muchos museos. De entrada, el tesoro de la Mercedes se repartir¨¢ previsiblemente entre el Museo Nacional de Arqueolog¨ªa Subacu¨¢tica (Arqua), ubicado en Cartagena (Murcia), y el Museo Naval de la Armada, con sede en Madrid, seg¨²n Gonzalo Rodr¨ªguez Gonz¨¢lez-Aller. El almirante ha propuesto a Cultura que se donen peque?as colecciones de monedas a museos de EE UU y tambi¨¦n ve con buenos ojos la cesi¨®n de monedas a museos de Am¨¦rica Latina.
El caso Odyssey, adem¨¢s, no solo se ha ganado en los tribunales. El almirante Gonzalo Rodr¨ªguez Gonz¨¢lez-Aller cree que ¡°ha movilizado conciencias¡± y ha obligado a tomar medidas para proteger el patrimonio hist¨®rico sumergido. ¡°Conviene aprender la lecci¨®n y pasar a la acci¨®n¡±, concluye.
Babelia
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